𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑣𝑖𝑑𝑎𝑠

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Aquel hombre con ropas más oscuras como la noche mostraba una retorcida sonrisa, algo ocultaba detrás de ella, tal vez no muy buenas intenciones.

Poco a poco se acercaba al muchacho que lo miraba desconfiado.

—Tranquilo, no muerdo—se acercó más y más pero el ojiverde no podía sucumbir ante ese tipo de intimidación, así que rápidamente saco su espada que se cubrió totalmente de un fuego consumidor.

—Vamos muchacho, solo quiero hablar—levanto sus manos al aire en son de inocencia.

—¿Que quieres?—después de esas palabras el hombre se desvaneció tal como una sombra y de ella salia arena muy negra que empezaba a formar una figura familiar, femenina.

Sin darse cuenta bajo la guardia mirando aquella femenina figura, no importaba si estaba hecha de esa arena, podía reconocerla, era ella quien estaba en su mente, en sus recuerdos más profundos.

Una mujer de cabello largo, ropas vikingas, con una hacha en su mano, al intentar extender su mano hacia ella para tocarla está se desvaneció, al mismo tiempo una pequeña risa se escuchaba de fondo.

Volteo hacia todos lados pero no encontraba el lugar de dónde provenía la risa ni hacia donde se había ido aquel hombre, aquel guardián que no conocía bien pero ya le habían advertido sobre el.

Nuevamente una figura detrás de el se formaba, a sus espaldas, tan silencioso y tan escurridizo que no lo noto, aquel hombre se acercó a su oído para susurrarle muy suavemente.

—La pregunta aquí es ... ¿Que quieres tú?—esa pregunta, esa maldita pregunta rebusco en sus más profundos deseos, provocó escalofríos en todo su cuerpo y le dio pinchazos muy cerca de su corazón y una debilidad se sintió en sus piernas.

Una vida.

Aquel pensamiento, esa palabra en su mente respondía la pregunta de ese guardián.

Volteo rápidamente encontrándose de frente al hombre, era más alto que el pero podía encararlo fácilmente.

—¿Quién eres, por qué me buscas?— sabía exactamente quién era el, el primer escogido, el más sombrío de todos los guardianes, pero lo que no sabía era ¿Por qué alguien como el fue elegido?.

El otro solo chasqueo su lengua ligeramente.

—Todos me miran con tanta desconfianza, cuando solo quiero ayudarlos—chasqueo sus dedos provocando que la figura apareciera de nuevo, Hiccup volteo y no despegó su mirada de ella.

—Astrid Hofferson, ¿Te suena familiar?—en cuento dijo ese nombre, la imagen de ella se hacía más clara en su mente, más detallada y nuevas memorias aparecían, volvían a el.

No pudo resistir y cayó de rodillas si no fuera por qué alcanzo a detenerse con sus manos también se hubiera estampado de cara hacia el suelo.

El cuerpo le temblaba, sudaba frío, ese dolor, ese pinchazo que había tenido desde hace años, tan frecuente ahora era más fuerte que antes y ya no podía soportarlo.

—Se muy bien que sabes quién soy, pero yo también se quién eres y quién... Fuiste—remarcó la última palabra alargandola un poco.

El castaño abrió sus ojos a como sus párpados le permitieron, rápidamente volteo aún tirado en el suelo apretando su pecho donde se ubicaba su corazón.

Pero el oscuro sujeto se agachó apoyándose en una de sus rodillas y extendiendo su mano hacia Hiccup.

—¿Te gustaría saber quién fuiste?—le sonrió mientras agitaba ligeramente su mano tentandolo a qué el también la ofreciera.

𝑀𝑒𝑚𝑜𝑟𝑖𝑎𝑠 ¿𝐸𝑠𝑐𝑜𝑔𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠?-𝐸𝑛 𝑃𝑟𝑜𝑐𝑒𝑠𝑜 Where stories live. Discover now