Cuéntanos Un Poco Sobre Ti

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Narra Ethan:

Adam se va, dejándonos en nuestros nuevos escritorios. 

Durante unos segundos, Mia y yo solo nos miramos. Me pregunto si está tan cansada como yo.

Sea lo que sea que hicimos anoche, dormir no fue gran parte de ello. No tomo café, pero estoy tentado a encender la enorme máquina sobre el mostrador e inyectarme un poco de café exprés. 

—¿Deberíamos empezar? —pregunta con un tono demasiado alegre. No le alegra competir por algo que se suponía era algo seguro.

Tengo un deseo salvaje de retirarme de la carrera y dejarla tener la maldita práctica. Entonces recuerdo la caja en mi armario llena de facturas de servicios públicos, préstamos estudiantiles y las aplicaciones de la facultad de derecho. Retirarse sería jodidamente estúpido. Apenas conozco a esta chica. 

Pero al parecer, eso está por cambiar.

Mia da golpecitos en el teclado que está frente a ella. —¿Quieres que nos turnemos o vamos al mismo tiempo?

—Al mismo tiempo. Por lo general eso es más divertido. 

Sus ojos se fijan en mí. Supongo que no soy el único que tiene una mente sucia.

—Empiezo yo. —Abro el ordenador portátil frente a mí y al encontrar el icono de perfil Boomerang, hago clic para abrirlo—. ¿Apellido? 

—Galliano. Dos L. Una N.

—¿Eres italiana? —Toda la mañana había estado pensando que es griega o brasileña.

 —Mitad italiana, mitad judía —dice—. La culpa es mi kriptonita.

 Sus ojos permanecen en la pantalla, pero noto que está luchando contra una sonrisa. 

—El mío es Vance. Así como suena. ¿Edad? 

—Veintiuno —responde—. Tuve desarrollo precoz.

Tengo la sensación de que su sentido del humor no puede ser contenido. Eso es un problema. Esto sería mucho más fácil si ella fuera más como Alison, quien tenía cambios emocionales durante semanas por razones que nunca entendí. Mia no puede ser tan relajada. 

—También tengo veintiuno.

Seguimos adelante, metiéndonos en cosas básicas, por lo que supe que nació en Little Silver, Nueva Jersey, y es hija única. Su libro favorito de la infancia es La caseta mágica, y su postre favorito es algo que se llama "halvah".

Le cuento que nací en Colorado, en realidad, en la bolera de mis padres; que mi color favorito puede ser el marrón —o tal vez el rojo o el naranja—, pero que trágicamente nunca lo sabré ya que tienden a verse iguales, gracias a mi leve daltonismo; y que mis comidas favoritas son todas menos lo chino. 

Entonces llegamos a las preguntas más difíciles.

—¿Duración y final de la última relación? —pregunto. 

—Puf. —Hace una mueca y lleva sus dedos a su cabello rizado—. ¿La gente de verdad tiene que responder a esto? 

—Este servicio es para las personas despechadas. 

—Supongo. Pero el tipo de pregunta es deprimente, ¿no? De todos modos, mi última relación duró un año, y terminó hace aproximadamente un año. ¿Tú?

Me quedo mirando el cursor titilante en la pantalla. ¿Hace un año? ¿Nadie más desde entonces? No sé por qué, pero eso me sorprende.

 —¿Ethan? 

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