CAPÍTULO 9

776 105 32
                                    


Hange estaba realmente irritada mientras limpiaba la saliva de la comisura de su boca, caminando hacia la puerta de entrada. Mientras, Erwin fruncía los labios, subiendo la bragueta de su pantalón.

Era su primer jodido día de vacaciones y realmente quería tener algo de tiempo con su pareja, ¿por qué mierda los interrumpían en ese instante?

―¡Ya voy! ―chilló Hange cuando tocaron otra vez la puerta con fuerza―. Imbécil...

Su queja se vio cortada cuando abrió y, de pronto, un deplorable Eren la tomó de los brazos, empujándola contra la pared.

―Levi ―murmuró en un gruñido―, ¿dónde mierda está Levi?

Hange parpadeó tanto por la sorpresa como por la confusión, su cabeza doliendo levemente por el golpe que se dio contra la pared. Sin embargo, terminó por hacer una mueca de molestia.

―¿Qué voy a saber yo, idiota? ―preguntó con brusquedad, queriendo soltarse.

Sin embargo, Eren la tomó con más fuerza, el castaño realmente podía ponerse agresivo y salvaje si estaba molesto o desesperado.

Eren la soltó, empujándola, y sin decir otra cosa se metió al interior de la casa.

―¡¿Qué mierda, Eren?! ―escuchó el grito de Erwin.

―¡Levi! ―gritó Eren, ignorándolo―. ¡¿Cariño, dónde estás?!

No hubo respuesta.

Hange volvió a entrar al comedor, irritada, enojada y disgustada por la situación, sin comprender realmente qué estaba haciendo Eren en su casa, buscando a Levi. ¿Acaso pelearon?

Qué jodida novedad.

Hange realmente no encontraba nada nuevo al hecho de que pelearan, porque esos últimos meses se acostumbró a verlos discutir por cualquier nimiedad, se acostumbró a ser el hombro donde Levi sollozaba porque su matrimonio se estaba arruinando y no sabía cómo rescatarlo.

A Hange nunca le gustó por completo Eren para Levi. No llegó a odiarlo como ese último tiempo, simplemente, no le terminaba de convencer para pasar el resto de su vida con su mejor amigo. Quizás se debía a que, como mejor amiga de Levi durante toda su vida, no consideraba a nadie demasiado bueno para que estuviera junto a alguien que siempre le sonreía a todas las cosas de la vida, fueran buenas o malas.

No, y Eren se alejaba por completo de lo que consideraba el prospecto ideal para Levi.

Eren era... Era alguien demasiado... Bueno, ¿cómo decirlo?

Eren complementaba a Levi. Eren siempre parecía activarse cuando Levi estaba a su lado. Eren parecía comprender de una extraña forma a Levi cuando el resto no lo hacía.

Sin embargo, había algo en lo que Eren no percibía de Levi, algo que Hange consideraba mucho más fundamental que nada en la vida, y era que Levi amaba de una forma tan profunda, tan dolorosa, que si uno no estaba dispuesto a dar todo por Levi, entonces no lo merecía tampoco. Esa forma de amar provocaba también que Levi se esforzara el doble, el triple, el cuádruple, el quíntuple, lo necesario, para salvar algo que consideraba fundamental en su vida.

En cambio, para Eren, si las cosas no funcionaban, simplemente se tenía que acabar con ello para evitar el daño.

Frunciendo el ceño, Hange sacó su móvil mientras Erwin le miraba como pidiendo una explicación, pero ignorando a su novio, marcó el número de su mejor amigo.

Apego - EreriWhere stories live. Discover now