—Ya tienes los diez, empieza a pujar—me pido Siddiq.

—Voy a esperar a Carl—dije tratando de sentarme en la cama.

—¡Ya estoy aquí!—casi atravesó la puerta el mencionado.

—Muy bien, ahora si, empieza a pujar Lex, tú puedes—me alentó el moreno.

Me preparé y comencé a pujar, lo cual dolía como mil demonios, cada que pujaba sentía que mis órganos iban a salirse.

—¡No puedo!—grité cansada.

—Hey mírame—Carl tomó mi cara entre sus manos y limpió mi sudor—Tu puedes, eres una Dixon y los Dixon son unos hijos de perra, tú lo has dicho—me dio un beso rápido y eso me dio un poco de motivación y seguí pujando mientras gritaba, odiaba no tener la epidural.

—Ya casi sale el primero, vamos una vez más—me pidió nuestro amigo. Bajo gritos y maldiciones volví a pujar.

Cuando deje de pujar escuché un llanto de bebé y sentí mi corazón derretirse al ver a mi pequeña Julie con algo de sangre.

—Esta completamente sana—nos sonrió Siddiq y se la pasó a Carl.

—Es preciosa—dije tocando su cabecita.

—Se parece a ti—me dijo Carl con un brillo tan hermoso en su ojo que jamás había visto. Pero claro no había terminado, cuando sentí otra contracción.

—Aquí viene James, vamos Lex tú puedes—me alentó de nuevo Siddiq y comencé a pujar una vez más, pero más cansada.

No fueron muchas pujadas cuando James llegó al mundo tres minutos después que Julie, lo tome en brazos exhausta.

—Son lo mejor que podría tener—Carl lloró incado a lado mío—Por eso Lexie, quiero pedirte que te cases conmigo—de su bolsillo sacó una cajita con un anillo hermoso.

—Carl, estoy sudada y recién parida—lloré—Pero claro que acepto—lloré aún más mientras me ponía el anillo y nos dábamos un beso mientras nuestros hijos descansaban en nuestros brazos.

No supe en qué momento me desmayé, pero desperté unas horas después, Carl me había despertado para darle de comer a mis bebés.

—Me toca compartir ahora—dijo falsamente decaído cuando me baje el vestido para descubrir mis pechos.

—Muy chistoso—le saqué la lengua y primero alimente a James mientras él cargaba a Julie.

—Son muy tranquilos—dijo admirando a Julie.

—Carl llevan solo cinco horas de nacidos—le dije con ironía.

—Ya sé, pero tienen cara de que no nos darán tanta molestia—sonrió seguro de sí mismo.

—Pásame a Julie y sácale el aire a James—dije acostando a mi hijo mientras Carl me pasaba a mi hija.

—Si señora Grimes—dijo con una sonrisa de oreja a oreja y rodé los ojos.

Cuando termine de alimentar a la pequeña Julie la puerta se abrió, mis padres, Lisa, Rick y Judy entraban a la habitación, que ya había limpiado Carl.

—¡Bebés!—dijo Judy feliz subiendo a la cama para mirar a Julie a la cual le sacaba el aire.

—Cuidado Judy, le están sacando el aire—le dijo Rick.

—Ya soy abuela—dijo mi mamá derramando algunas lagrimas.

—Alexa dijiste lo mismo cuando James adoptó una paloma—dijo papá mirándola.

—Si pero ahora es diferente, mis nietos son humanos, no una paloma atropellada—dijo tomando a James de los brazos de Carl.

—Felicidades Carl—papá estrechó su mano y le dio un abrazo y se acercó a mi—¿Cómo estás renacuajo?—acaricio mi cabello.

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