Invisible String

Codigo Wildfire

—Lex vamos acompáñame—entró papá y me pidió que fuera con él.

Salimos y nos subimos a la camioneta para subir los cuerpos de la gente del campamento. Jugaba con las plumas de una flecha.

—¿Nos iremos?—pregunté rompiendo el silencio.

—No, no es seguro que estemos los dos solos. Grimes cree que podemos ir a un lugar donde podamos estar seguros—me dijo mi padre.

—Papá, ¿y si algo nos pasa?—pregunté con miedo.

—Renacuajo, eres lo único que me queda, daría mi vida por ti. Estaremos bien, es hora de que aprendas a usar armas, de que aprendas a defenderte—me dijo en un tono de apoyo.

Llegamos a la colina y pronto los que quedaban subieron para hacerles un funeral rápido a las personas que habían muerto. Luego de eso mi papá se fue en la camioneta pues le dije que bajaría con Lori y Carl.

—Vamos a estar bien niños—nos dijo Lori mientras bajábamos la colina.

—Lexie ¿puedes ir con Carl? tenemos que hablar cosas de adultos—Rick se acercó a nosotros.

—Claro, vamos Carl, el último en bajar es un perdedor—dije y comencé a correr.

Como siempre Carl perdió, estuvimos sentados sin hablar por un buen rato. Era un silencio cómodo. Antes del atardecer todos se acercaron a la fogata y se tomó la decisión de ir al CDC.

Todos recogimos nuestras cosas y nos cambiamos de ropa. Estábamos poniéndonos de acuerdo para ver en qué canal estaríamos en comunicación. Mi padre y yo iríamos en la camioneta donde estaba la moto del tío Merle.

Fueron unas cuantas horas hasta que la caravana de Dale sé descompuso. Jim se quedaría en un árbol, se había rendido. Todos se despedían de él, cuando fue mi turno me dijo algo que me dejó pensando.

—Lexie eres una niña valiente, serás una gran sobreviviente. Eres igual de ruda que tu padre, pero escucha algo, no ocultes nunca tus sentimientos—dijo algo débil, me alejé de ahí pensando en aquello que había dicho.

Subí a la camioneta, me puse mis audífonos y miré a la ventana, no me di cuenta cuando empecé a recordar como había iniciado todo.

El timbre acababa de sonar, era hora de ir a casa. Recogí mis cosas y me apresuré a salir pues hoy era viernes y eso significa que iría a casa de papá.

Fui a mi casillero a dejar mis libros, acomodaba mi carpeta en mi mochila cuando un chico unos cuantos años mayor que yo me empujó haciendo que se me cayera mi carpeta con mis trabajos. Muchos me miraron y se burlaron. Recogí las hojas que se habían salido y azote mi casillero molesta.

—Púdrete Wilson—le grité y este volteo a verme y se acercó de nuevo a mi.

—¿Qué dijiste nerd?—era notablemente más alto que yo, por lo que tenía que alzar la cabeza para verlo bien.

—Dije púdrete Wilson—dije con voz fuerte y clara.

—Mira niña, vuelve a decirme eso y te voy a dar tu merecido—me amenazo, todos en el pasillo estaban atentos.

—¿Y si no quiero?—lo rete.

—Esto es lo que va a pasar—tomó mi brazo con fuerza pero hice lo que el tío Merle me había enseñado.

Le di una patada en la rodilla y cuando se agachó le di un golpe en el estómago.

—No vuelvas a tocarme o la próxima vez te castraré—me agaché y hablé en su oreja.