Invisible String

El parto

No hubo rodeos, Gregory murió ahorcado, después de eso regresamos a casa, donde Lisa nos esperaba.

Había pasado una semana, algo pesada para algunos, habían comenzado la reparación del puente de uno de los caminos que facilitaban para cortar camino y poder llegar de día sin tener que viajar de noche.

Carl algunas veces iba a ayudar, Lisa iba a la escuela mientras yo me quedaba en casa, terminando de acomodar todo. Toda la gente de Alexandria se preocupaba por mí y los bebés, por lo que solía recibir mucha ropa y cosas para bebé.
Mamá y Judy se quedaban conmigo para que no estuviera sola.

—Lex te tengo un chiste—me dijo Judy la cual estaba sentada en la barra de la cocina mientras yo picaba manzanas para comer un poco con crema de maní.

—Cuéntamelo—le mientras sonreí.

—¿Qué dice una cereza viéndose en el espejo?—me preguntó y pensé unos segundos.

—No tengo idea Judy—me rendí y la pequeña se tapó la boca con sus manitas tratando de no reír.

—Dice: "¿Seré esa?"—rio y yo tampoco pude evitar reír, pues era un mal chiste pero desde el embarazo la cosa más absurda me parecía graciosa.

Reí como loca junto a mi pequeña hermanita, hasta que de pronto sentí como si me hubiera echo pipí.

—¡Te hiciste pipí!—se burló y comenzó a reír aún más pero yo entré en pánico.

—¡Mamá!—grite y escuché como bajaba las escaleras.

—¿Qué sucede?—preguntó alarmada.

—Se me rompió la fuente—comencé a llorar.

—¡Mierda! Faltaban tres semanas, vamos a que te acuestes, le hablaré a Siddiq tú dile a Carl por la radio—dijo mientras me ayudaba a subir a mi habitación. Tome el radio que Judy traía en la mano y sintiendo contracciones le hablé a mi novio.

—¡Carl!—hablé tratando de no gritar, pero era imposible con la contracción que me estaba dando.

—¿Qué pasa cariño?—escuche su voz del otro lado del radio.

—Ya vienen—le dije y se quedó en silencio.

—¿Quienes vienen?—preguntó confundido.

—Se me rompió la fuente—le dije perdiendo la paciencia.

—¿Qué fuente?—sonaba muy perdido.

—¡Estoy apunto de parir, idiota!—le grité sintiendo otra contracción.

—¡Voy para allá!—dijo apurado.

Contuve la respiración algo sentir otra contracción, justo cuando se fue, mamá y Siddiq entraron por la puerta.

—Desesperados igual que su madre ¿eh?—se burló un poco.

—Ni me lo digas—me quejé alzando mi vestido; descubriendo mi vientre.

—Muy bien déjame examinarte—dijo y bajo mis bragas—Tienes cinco de dilatación, supongo que le da tiempo a Carl para llegar—me dijo y me puso una intravenosa con suero.

Los minutos pasaban y las contracciones eran más fuertes, cada vez tenía más centímetros de dilatación pero yo quería esperar a Carl.

—Ya tienes ocho Lex, si Carl no llega pronto tendrás que empezar a pujar—dijo Siddiq después de examinarme.

—Va a llegar—dije limpiando el sudor de mi frente.

Más minutos pasaron y Carl no llegaba, cada vez dolía más, sentía como lentamente me partía en dos.