03

58 16 0
                                    

—Me llevo.. este, este y este..—Tomó aire, apartando a Sana de un empujón para luego arrebatarle la bolsa de snacks de su mano izquierda. —Este también. —Le hizo una mueca.

Chilló.—¡No es justo! Momo quiere llevarse todos los paquetes de gomitas y los snacks más ricos para ella sola, ¡Mina dile algo!

La azabache blanqueó los ojos y dejó salir un resoplido. ¿Es en serio?

Eran amigas de su hermana. No suyas.

Cabía aclarar.

—No van a ocupar nuestro equipaje con sus tonterías. —Aclaró.—Debemos cerciorarnos de reunir todos los suministros que podamos. Esos snacks sólo ocuparán espacio valioso.—Gruñó.—Son calorías vacías, concéntresen y dejen de estar lloriqueando.—Detuvo su mirada severa en Sana, quién contuvo otro chillido de irritación cuando Momo le sacó la lengua.

Mina las ignoró y continuó revisando los productos de higiene. Tomando sólo los más necesarios.

Le echó un vistazo por el reflejo del vidrio al pasillo que acababa de dejar atrás, vigilando a Momo y a Sana, quiénes continuaban discutiendo. Negó con la cabeza, soltando una profunda exhalación y relajando los hombros.

Sólo esperaba que ese par no les causará problemas más adelante.

Parecían ni siquiera saber a lo que estaban enfrentándose.

Aunque ella tampoco.

De la noche a la mañana sus mundos habían cambiado.

Ahora se enfrentaban a esta realidad, con infectados, la mayoría de sus conocidos habían muerto ahora la ciudad estaba hecha un desastre, y sus poderes, quizás eran sus únicas herramientas de defensa.

O ella lo veía así. Intentaba mantenerse serena.

Debía estar un paso más adelante.

O eso creía, tener un truco bajo la manga, luego de que unos días atrás descubrió que sus poderes de hipnósis tenían efecto sobre los infectados, había experimentado con uno de ellos que se había infiltrado en su mansión.

Por supuesto su hermana mayor no sabía. Ni debía enterarse de esa gran irresponsabilidad de su parte.

En cuanto se encargó de él, procuro deshacer cualquier rastro. Aunque sólo Momo y Sana, poseían habilidades, pero de sobra sabría que eran pésimas guardando secretos.

Su hermana mayor, Nayeon, en cambio, era totalmente ordinaria como cualquier otra chica, quizás el gen solamente había afectado a Mina, ya que a pesar de ser hermanas, hasta el momento Mina era la única en la que se habían manifestado signo de poderes. O eso era hasta el momento toda la información que tenía.

No hay secretos que ocultar en su familia.

Después de todo, eran Myoui, un apellido de gran prestigio en la sociedad actual de Seúl, con muchos convenios y negocios con el gobierno, tenían una enorme fortuna, que nadie se atrevería a acusar a alguno de ellos de poseer el gen mutante.

Quizás por aquella familiaridad fue que a Nayeon no le costó mucho hacerse amiga de Momo y Sana, quiénes a pesar de tener poderes y que pasaran desapercibidos, lo encontraban como una maldición.

A excepción de Mina.

Ella pensaba que quizás no era del todo malo.

No bajo las circunstancias actuales al menos.

Aunque fuese malo decirlo en voz alta pero, quizás fuese de las pocas mutantes que encontraba sus habilidades como una bendición, aunque tuviese que guardarse esa opinión sagradamente.

OBVILION / 2YEON & MICHAENGWo Geschichten leben. Entdecke jetzt