Parte sin título 9

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Kagome al final cayó sin fuerzas al suelo, y Shipo corrió todo lo que sus piernitas le daban por tratar de buscar ayuda.

Shipo corría y corría, pero no encontraba a nadie, tampoco era demasiado extraño, ellos se dirigían a ver al maestro Totosai, era muy fácil saber que por aquel lugar muy poca gente iba.

Al final cansado de correr, se tuvo que parar a descansar. Entonces como si una de sus plegarias que hacía mientras corría para intentar salvar a su querida Kagome vio a Kirara, con su magnifico pelaje por el cielo, y encima de su lomo, Sango.

Con las únicas fuerzas que le quedaban Shipo se transformo en una bola y subió hasta donde estaban Sango y Kirara.

Cuando estuvo a la misma altura que ellas, se tiro a los brazos de Sango.

Shipo: Kagome....veneno...ayúdala.- Y nuestro pequeño héroe se quedo sin fuerzas y se desmayo.

Entro lugar mucho mas alejado, estaban un gran yokay con un porte magnifico, una niña y un yokay sapo. Iban caminando en silencio, pero desde hacía rato Sesshoumaru, tenia una sensación, pero como siempre todo lo que decía su corazón no lo escuchaba, y era posible que esta vez si no lo escuchaba perdería muchas cosas.

Pero nosotras ya conocemos a este yokay, frío indiferente, y con mucho orgullo, así que el nunca escucharía un corazón que él pienso que no tiene.

Pero de repente su espada, Tenseiga comenzó a palpitar, pero el calló su protestas y las de su corazón, en cambio, por unos segundos olió el olor de veneno de Naraku, pero aun que pareció que solo havia sido una mala pasada de su mente, él es fiaba de sus instintos así que sin decir nada se fue y dejó a Jaken y a Rin en un lugar seguro, y al maldito sapo vale más que esta vez cuidará bien a Rin o lo resucitaría y lo mataría él con sus propias manos.

Mientras tanto Sango estaba con Shipo en los brazos, pero intentaba ver desesperadamente a Inuyasha para ir en busca de Kagome.

Solo localizó el monje Miroku, estaba en el campamento que hicieron ayer en la noche. Inuyasha no estaba en ninguna parte. Bajó rápidamente a tierra firme y fue corriendo hasta Miroku.

Sango: Miroku, es Kagome, me ha dicho Shipo que esta herida, en manos de alguien...- y entonces todas las lagrimas que intento guardar des de que le dijeran lo de Kagome, corrieron por sus mejillas.- Miroku...no quiero que le pase nad....

Miroku: no le pasara nada, tienes que pensar que ahora es yokay, es mucho más fuerte- Miroku abrazó a Sango y dejo que se desaogara, aunque no tardo en parar de llorar.

Sango: lo siento, ¿Dónde esta Inuyasha?- preguntó Sango mirando a su alrededor.

Miroku: Se fue con la señorita Kikio.- Dijo Miroku apartándose cada vez mas de su lado, ya que la cara de Sango parecía una bomba sin explotar.

Sango: QUUUUUUUUUUUUUUUEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!- la bomba exploto- ese imbécil, me sentirá cuando vuelva, mientras Kagome esta entre la vida o la muerte este solo piensa con las piernas. Todos sois iguales, ni que seáis humanos, hanyous o yakays, solo pensáis como satisfacer vuestras necesidades.

Miroku estaba muy lejos de Sango, cuando estaba de esa manera no le gustaba ser al lado de Sango. Pero lo que preocupaba ahora era la Señorita Kagome pensó Miroku. Entonces Miroku se trago sus miedos y se acercó un poquito y grito.

Miroku: Vamos a buscar a la Señorita Kagome- entonces como por arte de magia Sango se calmó. Cogió a Shipo monto en Kirara, y ayudo al monje a subir. Y se fueron en camino haber si veían a Kagome.

En un lugar no muy lejos de ay estaba una pareja muy extraña, un
con orejas de perro, y una sacerdotisa de pelo negro largo, ojos fríos y aunque no lo quería aceptar muy preocupada.

Kikio estaba preocupada ya que sabia que su hermana estaba en peligro, el poder de la familia podía hacer milagros, pero también enseñarte la desgracia que no querías ver,

Ella sabia que si mataban ahora a kagome los dioses estarían corruptos durante toda la eternidad. La única salida que les quedaba era confiar en kagome,

Entonces que ya era hora de que Inuyasha sabes la verdad.

Kikio- inuyasha te voy a contar mi historia. Te he engañado muchas veces, pero no era mi intención solo intentaba guardar el secreto de una persona muy importante para mi.- Kikio izó un largo suspiro y continuo- mi familia, se marchó de estas tierras porque estaban en peligro, en cambió yo con solo tres años de vida me quede con la familia de kaede. Los padres de Kaede no podían tener hijos, por eso, cuando mi familia me entregó les concedió el deseo, con ayuda de la perla.

Inuyasha- ¿Qué la perla puede conceder un deseo si desaparecer?- Inuyasha estaba en schok pero al ver la cara de Kikio supo que las preguntas irían luego.

Kikio- Entonces con tan solo tres años de edad, empecé a formarme para proteger la perla. Mientras la perla estaba en manos de un sacerdote. Cuando mi formación espiritual hubo terminado la perla pasó bajo mi protección, pero no por mucho tiempo, hasta que la guardiana verdadera volviese. Pero por los pequeños cambios del destino, yo morí, y al quemar la perla ella misma se fue al corazón de su verdadera guardiana.- Kikio izo una pausa, estaba muy preocupada por Kagome pero tenia que explicarle toda la verdad a Inuyasha antes de que Kagome empezara a recordar, si no ella no sabría toda la verdad sobre la perla y solo sabría lo que otros le convenía.- La perla se dice que la creo Midoriko, pero eso no es verdad, yo soy descendiente de Midoriko, y ella antes de morir dejo escrito en un pergamino la verdad de la perla.

Una ráfaga de viento movió el cabello de Kikio, entonces ella comprendió que se tenia que dar prisa, dentro de nada se convertiría en cenizas, su misión había terminado, lo sentía por Kagome pero sobre todo por Inuyasha.

Kikio- Ella no creo la perla simplemente fue un arreglo entre los dioses y ella. Se dice que la hija de la diosa de la luna, debes saber que los dioses son mitad yokays y mitad sacerdotes, pues la hija de la diosa lunar era la mas bella de todas las diosas, hija de Apolo el dios del sol, y Serenity, diosa de la luna, sus cabellos negras como la noche, sus ojos alegres que en verte en ellos parecía que estabas mirando el sol. Un cuerpo que hacia suspirar a mortales i a inmortal, pero era tan amable e ingenua que no veia la envidia que provocaba en todas las otras diosas, y los celos de otros hombres.

Inuyasha- Kikio te sales del tema- inuyasha estaba cansado de sentir hablar de cosas sin importancia, pero lo único que vio cuando miro a kikio era preocupación, y entendió que si le contaba aquello era por alguna cosa.

Kikio- Un día la diosa bajó a la tierra, se encontró con un lugar realmente hermoso, y con un hombre que le robo el corazón con solo mas verlo, era el ser mas bello que hubiera visto, pelo plateado, cuerpo escultural, pero su mirada gélida y fría, aunque si mirabas en el fondo encontrabas tristeza y soledad. La diosa capaz de ver los sentimientos de las personas le abrió el corazón, aunque ella lo negara y decía que le odiaba ella sabia que en el fondo lo amaba, por eso él al ver la sinceridad y el buen corazón que tenia le decidió contar su historia. Él era un antiguo dios, desterrado de su planeta por hacerse con los mortales, entonces des de ese día odió a cada uno de ellos, mortal o dios, excepto ella. Entonces los dos se enamoraron, y tuvieron un romance pero no todo fue bonito, Zeus celoso porque le robo a una belleza mató al dios desterrado y nuestra pobre joven de la tristeza y de la soledad izo una espada, Salkaga, capaz de matar a todo ser viviente si se lo propones, capaz de construir un mundo, una espada enigmática, con la espada que se suicido en el momento que la creo, pero de su corazón salio una perla, una perla que alberga dentro de ella, el amor, la tristeza, el odio, la valentía, la discordia y la amistad. Sabían que esa piedra no podía estar entre los dioses, por eso se la ofrecieron a Midoriko, y entonces paso de generación en generación, asta que la guardiana llegara.- Kikio se acercó a Inuyasha y suavemente lo beso- Utiliza esta leyenda cuando tu corazón te lo dicte, salva a mi hermana, avisando a...-Kikio se convirtió en ceniza antes de poder acabar la frase, e Inuyasha mientras veía las cenizas de su amor, lloro una lágrima, pero como muchas veces dicen un lágrima vale mas que cien.

El pasado que esconde kagomeOnde as histórias ganham vida. Descobre agora