OO6. claramente ii

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La vida comenzó cuando mayo murió

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La vida comenzó cuando mayo murió.

Mi enamoramiento por Enzo persistió un tiempo.

A pesar de que no respondia sus mensajes ni llamadas, veía sus historias en Instagram, las fotos que subía, viajando hacia Sierra Nevada o con sus nuevos compañeros de trabajo. Me alegraba por él, realmente lo hacía, porque después de todo Enzo era importante para mí y sabía que se merecía todo lo que le estaba ocurriendo.

No lo culpaba por no amarme, la culpa era mía por imaginar cosas donde no las había.

Quizá había sido inmadura al alejarme de él, pero había elegido ponerme como prioridad, y si tomar espacio me ayudaba a superarlo, entonces iba a hacerlo.

Y, entonces, lentamente esos sentimientos comenzaron a volverse un simple recuerdo.

Al principio no lo notaba, pero cada vez pensaba menos en él. Antes, solía relacionar todo con Enzo, como si todo me recordara a él. Esta película le hubiese gustado a Enzo, Enzo amaría esta canción, a Enzo le encanta el chocolate. Ahora ya no pensaba en nadie más que en mi.

Los intentos de Enzo por contactar conmigo se terminaron un año después de esa última conversación en su apartamento. Había acumulado más de quinientos mensajes suyos y ni hablar de las llamadas que eran diarias y constantes. Enzo se había cansado de intentar.

Durante esos trescientos sesenta y cinco días alejada de Enzo había conocido a alguien. Al principio todo comenzó como una amistad de la facultad, luego se volvió mi compañero de estudios, y una tarde que me invitó a su departamentos, justo cuando pensé que la historia se repetiría, él me besó.

No me había enamorado de Mateo de la manera en la que me había enamorado de Enzo, porque ahora sabía amarlo y amarme a mi también. Eso es algo que yo no comprendía hasta que él apareció.

Comencé a olvidarme de Enzo.

Solía saberme sus manías, la forma en la que suspiraba de manera profunda mientras pensaba en algo, o como se concentraba cuando algo le gustaba. Olvidé el pequeño lunar en su frente, o la manera en la que sus ojos se achinaban cuando sonreía.

Ahora sólo tenía ojos y corazón para Mateo.

Y aquel capítulo de mi vida titulado Enzo acabó por cerrarse dos años después, cuando Mateo me pidió una noche, bajo la luz de la luna que se veia más brillante que nunca, si quería ser su esposa. No dude antes de aceptar y tirarme a sus brazos, los cuales sabía que siempre me iban a atrapar.

Enzo ahora solo era un vago recuerdo.

Nunca imaginé que, mientras yo besaba a Mateo entre sonrisas y lágrimas emocionadas, del otro lado del mundo, en un hotel cercano a las montañas nevadas, Enzo fumaba su cigarrillo observando la luna y pensando.

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞ ENZO VOGRINCIC Where stories live. Discover now