M.I.A - Alastor [Hazbin Hotel][+21]

M.I.A [4]

Solo faltaba un mes para que comenzara la primavera, pero la brisa que golpeaba mi cara, me hacía recordar que todavía era invierno. En mis adentros, estaba maldiciendo como nadie lo haría, pero al mismo tiempo disfrutaba de esta sensación escalofriante. Años en ese pozo infernal, me acostumbré a las temperaturas altas, por lo cual es un deleite sentir este frío golpear mi piel y erizarla.

Tenía que pensar en lo que haría ahora en adelante, el hombre que había intentado atacarme, simplemente murió. Su nivel de alcohol junto con el golpe no sirvieron mucho para mantenerlo con vida, pero lo peor, es que debido a sus acciones que mayormente eran "buenas" fue directo al purgatorio para ser juzgado y ver si su entrada al cielo será permitida.

—Maldita sea, solo es otra mierda que debe recibir su castigo.

Estaba inmersa en mis pensamientos hasta que sentí una mano en mi hombro.

—Disculpa, ¿ya podemos cumplir con nuestro trato? —eran ellos, estaban juntos esperando una respuesta de mi parte. No sabía que debía hacer, el trato ya está sellado, una vez muertos vendrán directo al infierno como almas esclavas. Podría usarlos como mensajeros para mejor acceso de rastreo, así obtener más almas y tener cerca a las bestias que caerán—. Somos todos tuyos, así que pidenos lo que quieras.

—No lo sé, todavía estoy dudando de si pedir lo que estoy pensando —realmente me sentía cansada y frustrada. Solo necesito usar un poco mis poderes, con eso, lograré sacarmelos de encima.

—No tengas miedo lindura —aquel de anteojos se acercó muy peligrosamente a mi rostro, de todos, era el más joven. Tenia su gracia, pero no estaba buscando sexo, solo necesito controlarlos un poco—. Vamos a divertirnos juntos.

Su mano empezó a rodear mi cintura mientras me empujaba para poder chocar contra la pared. Tenía que apresurarme.

Lo miré directamente, tape su boca con mi mano y deje que mis ojos se volvieran completamente negros para poder controlar un poco su pensar.

—Escuchame querido, a partir de ahora, debes obedecerme y ayudarme.

—Como lo ordene.

Se acercó al trío que esperaba por la respuesta de la joven, cuando vieron a su compañero simplemente esperaron a que hablará.

—La joven dijo que seré yo con quien conviva esta noche.

—Eso no es justo, se supone que todos debemos cumplir.

—Recuerda que nos ganó, y deliberadamente ella exige las reglas, entonces decidió que solo sería yo por que tuve el juego más alto luego del suyo.

Sus caras eran fascinantes, estaban molestos o enojados, no sabría decir que emociones estaban presentando. Comenzaron a mostrar furor, se movían con reproche, no quería que el problema fuera más grande por que sería un contratiempo así que debía buscar una salida cuanto antes.

—Bueno caballeros, me retiraré con él, adiós.

Tomé su brazo para poder escapar de ahí, seré alguien importante en el infierno pero aquí, debia tener cuidado.

Mi cabeza estaba jugando conmigo, ¿Dolor? ¿Desde cuando sufría por cosas así? Ese pequeño inconveniente solo me trajo más desastre en esta situación.

—Esperen no se iran de aquí, deben cumplir el trato.

El hombre salió del trance, vio la escena de mí sosteniendo su brazo, aprovecho eso y me colocó atrás de él para hablar con soberbia.

—Larguense, ella ya tomó su decisión, así que déjenme disfrutar de este exquisito manjar.

Comenzaron a pelear y solo volví a recordar lo mismo que siempre he pensado.

"Son realmente repugnantes, como pudiste dar tu vida en el cielo por estas escorias que solo sirven para demostrar que eres un tonto, un idiota Samael. Lo peor de todo es que aunque quiera asesinarte, odiarte, solo puedo sentir lastima y cariño".

Ninguna puta idea llegaba a mi cabeza para salir de este lugar, necesitaba una estrategia, pero mi luz se prendió cuando vi a un hombre que parecía un loco contento acercarse a la calle.

—Bueno, bueno, bueno, ¿Qué tenemos aquí? ¿Ocurre algo cariño? —era Alastor, "¿Con que eres bueno rastreando hijo de puta? Llegaste en el momento justo".

—Cariño, que bueno que llegaste —me acerqué para quedar lejos de estos tipos intentando verme alterada—. Estos hombres solo son mal perdedores que no saben cumplir un trato.

—¿Es así? —su mirada paso de verme a mi a observarlos directamente—. Entonces querida, ¿Qué debería hacer con ellos?

—Puedes hacer lo que quieras —me acerqué a su oido susurrandole—. Tómalo como un regalo por sacarmelos de encima.

Toqué su hombro, se estremeció por el tacto, no es de mucho contacto parece ser. Dejé un poco de mi en su alma, realmente es interesante, me vio de reojo algo asombrado diría yo y su sonrisa se ensanchó.

—Bueno como ya escucharon, esta lindura me dio total libertad de hacer lo que quiera, así que, ¿Por dónde comenzamos?

"Creo que esto será divertido"