El peso de la sangre condena...a un amor.
En donde el famoso vampiro original se reencuentra con alguien que no creyó volver a ver jamás, el rostro de su primer amor. A quien consideraba su alma gemela. A quien perdió de forma trágica por culpa de...
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Recuerdo cuando era niña. Aveces mi memoria es vaga, pero mis momentos favoritos siempre los mantengo presente. Si no mantienes algo de luz en tu vida, bueno. Habrá oscuridad. Cuando tenía ocho mis abuelos me llevaron de viaje a una vieja cabaña que tenían en Francia. Estuvimos ahí todo un verano y fue el mejor que haya tenido. Algo que viene a mi mente en aquel verano es que de niña me llamaban Zanahoria por era pelirroja. Lo teñí a los doce por la etapa de los niños de secundaria. Ellos eran crueles y aún más las niñas. Se burlaban de mi y me ponían toda clase de apodos. Las pelirrojas en América son algo escasas y a las pocas las acosan. Aunque aún conservo los reflejos. La mejor parte de ese recuerdo era la felicidad que me daba. Corría por esos enormes bosques en una tarde cálida, rodeada de flores con colores vividos y aroma fresco a verano. En ese sitio podía ser quien yo quisiera. Podía correr con libertad y nadie me retenía. Ahí solo era una niña sin problemas. Una niña feliz a la que nadie había lastimado. Aveces me imaginaba que era una mariposa y podía ir a donde quisiera. Por eso el bosque es una parte importante para mi. Lo considero un símbolo de liberación. Me da una paz que no he logrado sentir en mucho tiempo y por eso casi siempre intento conectar con el. Mi lado licántropo me ayuda con eso y desde que aprendí a controlar mi transformación siento que aun hay partes de mi que aun no conozco y me encantaría entenderlas.
- No es competencia, Boston- me dice Tyler mientras corremos por el bosque. Lo había invitado para calmar la frustración y empezar de buena forma al día.
- No seas un llorón, Lockwood - nos frenamos - El día es hermoso. Aprende a disfrutar el momento-comienzo estiramientos y sonríe bebiendo agua
- Tendría más entusiasmo si no me hubieras levantado a las siete de la mañana y me haces venir a correr - me detengo - ¿Qué pasa contigo? - frunzo el ceño
- ¿De que hablas?- pregunto con confusión y tomo mi botella de agua
- No lo se, actúas distinto. Como si algo te tuviera consternada - niego y bebo
- No es nada. Solo quiero salir a correr con mi amigo- cierro la botella y bufea
- Te he conocido durante tres meses y se que cuando estás bajo estrés solo vienes aquí. A alejarte de todo- suspiro
- Me gusta la tranquilidad que te brinda el bosque. No por eso estoy en un crisis existencial- expreso incrédula
- Claro, claro. Damon te hizo algo por que yo puedo...- lo interrumpo
- Deja de inventar teorías y sigamos. Aun faltan algunos kilómetros para llegar a las cascadas - voy alejándome
-Soy más rápido que tú. Soy atleta - alzo una ceja y se me acerca
- Era porrista en mi primer año de preparatoria. Tienes que darme algo mejor - sonríe y vamos incorporándonos al bosque.
