Capítulo 3

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Emma

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Emma

Las horas pasaron y en realidad Sean no llegó antes como dijo que haría, en estos momentos la punzada de la parte lateral de mi cabeza se ha desvanecido casi por completo y no he tenido más nauseas, solo ansiedad al ver que son casi las diez de la noche y sigo en la soledad que me ofrece la mansión. Ni siquiera he hablado con mis padres.

Me encuentro recostada en uno de los sofás revisando las redes sociales, es cierto que lo busqué varias veces, aunque sin éxito, así que intento una última vez, siendo el nombre de su conglomerado lo que anoto.

@GoldenLegacies

Con más de quince millones de seguidores y casi dos mil seguidos empiezo a rebuscar entre las publicaciones, hasta que después de casi veinte fotos encuentro una de él dándole la mano a quien sabe que vieja vestida de un traje rosado. Le pico a su lado y creo que podría saltar ya que su usuario está etiquetado.

@SM._.DaviesXXX

Una cuenta privada me aparece, tiene diez millones de seguidores y la descripción es su nombre junto con un par de detalles que llevan a su empresa. La foto que tiene es básicamente él de espaldas en un yate y el precioso paisaje. Por supuesto que no le mando la solicitud, no vaya a pensar que soy una acosadora.

Vuelvo a ver videos, pero sigo sin evitar preguntarme qué estará haciendo el cara de mujeriego ese.

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido del timbre, salto del sofá pensando que puede ser él, así que me apresuro a la puerta que abro de inmediato, aunque mi emoción decae un poco no puedo evitar sonreírle a la persona de pie frente a mí que me observa sorprendida.

— ¡Oh, my god, bitch! ¡Estás demacrada! ¿Quién cuidó de ti? ¿Cómo no vas a llamar a la tía Megan? —ataca con preguntas que me marean.

Mi mejor amiga de hace años mantiene los ojos más abiertos que he contemplado, junto con las manos a cada lado y una expresión de reproche que luego de unos segundos se desvanece. Le abro el paso sin creer que luzco tan mal y apenas da un paso se quita el abrigo que deja ver su atuendo. Un par de cargo color verde junto con un top negro, y teniendo en cuenta que en invierno no cambia sus pijamas seguramente estaba en una cita.

— La versión corta es que mi hermano se hizo cargo de mí. —contesto a sus preguntas iniciales, rascándome la nuca.

— ¿Y la versión larga? Sabes que vivo del chsime, muchacha. —ordena entre la emoción y no me queda de otra más que seguirla hasta la sala.

Terminamos en el sofá y con una película de fondo mientras hablábamos.

— Y creo que bebí algo alterado... —concluyo luego de un largo rato.

Ella empieza a reír como si le hubiera contado un chiste, me le quedo viendo hasta que se calma y supongo que el que yo no ría la hace tomar una postura seria.

Placeres InmoralesWhere stories live. Discover now