Kakashi, mi maestro, ¿mi padre?

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- ¡Se ha quedado dormida! - Aplaudió Kushina, encantada por las habilidades de Kakashi. - No sabía que tenías un encanto con los bebés también.

- No lo tengo. - Escupió él, intentando darle el infante a Rin, para ser devuelta a sus manos y con una amenaza a sus bolas. - ¿No se supone que debe ir a un orfanato o algo? - Hasta Fugaku le dirigió una mirada de enfado al cascarrabias de Hatake para que cerrase su víbora lengua.

- Preferiría buscarle una opción antes de enviarla allí. - Minato sonrió, con un aire de tristeza. Acarició una de las pálidas mejillas de la bebé. - El orfanato ha estado recibiendo mi atención y aporté, pero sigue siendo un lugar lúgubre, sé de carne propia como es vivir allí. Además, la guerra nos dejo graves bajas y muchos niños han ido a parar allí, se encuentra a punto de rebasar. El protocolo es unos días de búsqueda de alguien que la cuide temporalmente o ser adoptada antes de ser llevada a parar allí.

Un silencio incómodo inundó la oficina, la idea de que aquella bebé tan plácidamente dormida, fuese a terminar en un triste lugar que la apagaría, envolvía en dolor a todos.

- ¡El clan Uchiha...! - Intento hablar Obito, pero fue interrumpido.

- El clan Uchiha no puede aceptarla, Obito. No seas estúpido. - Una mano en su hombro y una mirada bastaron para callar completamente al joven. El jefe estaba hablando, incluso los intrépidos callaban. - Únicamente a base de un matrimonio, aceptamos a forasteros de nuestra sangre. Aunque queramos, son las reglas antiguas y no vamos a cambiarlas ahora por tu capricho.

Obito arrugó su boca en un gesto en desdén y desacuerdo, pero asintió y bajo la cabeza ante su tío.

- Tan apático como siempre, Fugaku. - Crítico Kushina, sacándole la lengua. El otro frunció el ceño, tal vez no todos los intrépidos callaban.

- ¡Pero podríamos ayudar a sensei a encontrarle un hogar a Sakura, Obito! - Dijo Rin, tomándole la mano al mucachacho y compartiéndole una sonrisa encantadora para animarlo.- No te preocupes, lo haremos juntos.

El Uchiha enrojeció terriblemente, mientras comenzaba a tartamudear. - ¡E... Eres tan inteligente, Rin! - Chillo, logrando que ella riese. Sakura también río en sueños aún en brazos de un malhumorado Kakashi, a sabiendas de que terminaría arrastrado en esto.

- Eso sería de buena ayuda, niños. - Río Minato, desordenando los cabellos de todos sus alumnos como mimo. Estaba orgulloso de sus corazones.

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Rin y Obito, arrastrando a un malhumorado Kakashi, habían aparecido por la casa de Minato a altas horas de la mañana para llevarla a pasear por la aldea, aunque la intención fuese otra. Habían recorrido más de un clan para consultar sobre si había algún adulto que quiera conocerla y tal vez, adoptarla.

- ¡Te encontraremos un hogar, Sakura! - se supone que esa había sido la promesa y el grito de batalla.

La casa Nara fue una de las primeras. Shikaku Nara había mirado con horror a Sakura, antes de suspirar con cansancio y negar. - Lo siento, chicos. Un bebé es más que suficiente para mí, realmente aprecio dormir. - Y les cerró la puerta.

- No lo sé. - Tsume Inuzuka negó con su cabeza, mientras sus perros olisqueaban a Sakura a pesar del disgusto de Rin. - Le veo con más cara de gatos. - Volvieron a cerrarles la puerta.

- Le voy a consultar a mi esposa - Dijo Inoichi Yamanaka. - Mi esposa me dijo que no. - Sonrió, antes de cerrarles nuevamente la puerta en la cara.

Los Aburame sólo necesitaron ver su rostro, antes de cerrarles en las narices. - ¡Kakashi ya se disculpo por pisar esa hormiga! ¡Superalo! - bramo Obito, antes de ser perseguido por abejas.

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