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Nami se levantó del piso con ayuda de Luffy y se dejó guiar hasta la cama, contando mentalmente las muchas razones que habían para detenerse en ese instante y decidiendo que la única que tenía para proseguir con aquella locura era mucho mejor

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Nami se levantó del piso con ayuda de Luffy y se dejó guiar hasta la cama, contando mentalmente las muchas razones que habían para detenerse en ese instante y decidiendo que la única que tenía para proseguir con aquella locura era mucho mejor.

Es que estar caliente por Luffy valía más que sus pandas y sus flores y era algo estúpido seguir negándolo; y quería tanto sentir todo de aquel idiota, que era sobrecogedora la sensación de necesidad que la embargó.

Si preguntaran ahora, Nami tenía claro que alzaría su mano igual que Katniss y se ofrecería como tributo para este chico que la hacía dar vuelta su mundo sin siquiera pensarlo dos veces; se lanzaría a ojos cerrados hacia el pelinegro que removía su piso.

Sí, eso era precisamente Luffy...

Un terremoto; sacudía todo y por mucho que odiara admitirlo, algo en su interior gustaba de aquella rebeldía... Quizá aquel contraste con su propia forma de ser, no estaba segura; pero sí tenía claro que, sin demasiado esfuerzo, Luffy lograba que sus límites parecieran burdos juegos.

Ya en la cama y con algo de torpeza, enredó sus piernas alrededor de la cintura de Luffy y tiró de él, acercándolo con sus ojos fijos en los del pelinegro, mordiendo su labio con ansiedad mientras esperaba que el idiota la besara de una vez y dejara de sonreír como si fuese necesario recordarle que estaba cediendo, otra vez.

Pero ahí estaba Luffy, con la mejor erección bajo sus pantalones y que dejaba pequeña la katana de Shusui; presionando sus caderas contra la pequeña, tierna y casi virginal pelinaranja, haciendo que Nami escuchara música de lo caliente que se encontraba y deseando que...

¿Espera... Música?

Miró a Luffy y frunció el ceño, confundida por aquello.

¿Realmente el muy subnormal estaba tarareando Earned it?

Se había tomado demasiado en serio lo de cincuenta sombras...

—Luffy...

—¿Huh?

—¿Estás... Cantando?

Luffy rió. —Le doy el OST a tu primera follada. Pensé que querrías que fuera memorable...

—Pues... Pues así no me dan ganas.

Luffy embistió nuevamente, arrancando un gemido por parte de Nami, cambiando el ritmo con Eye of the Tiger. —Luffy sabe lo que quieres, Presidenta.

—Espera... Por qué hablas de ti en tercera persona—. Nami preguntó mientras sentía la lengua de Luffy recorrer su cuello, succionando y robándole más gemidos con cada roce del infierno.

—No hablo de mí —dijo succionando su lóbulo y volviendo a su cuello segundos después.

—¿No? Ahí... Me gusta eso...

—¿Aquí? —dijo repitiendo la succión.

—Dios, sí...

Luffy se deshacía de la ropa con más facilidad que Clark Kent, al mismo tiempo que se dedicaba a descubrir el cuerpo de Nami para seguir con su exploración de Indiana Jones en un estado de fascinación que lo sorprendía incluso a él.

Baby Boy!Where stories live. Discover now