11- cruda realidad

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Habían pasado diez horas desde que Joao me ha informado de su viaje.

Desde ese momento supe que tenía que estar con el todo el tiempo restante. Pasamos la noche juntos como de costumbre y cuando me desperté, supuse que se había ido y me había dejado una nota o algo así.

Pero recordé que está es su casa. Cuando estire mi mano no solo me encontré con su cuerpo, si no con su pecho totalmente desnudo.

Abro mis ojos de golpe y lo veo, allí está. Acostado al lado mío, con su brazo encima de mi cabeza y su otra mano en su abdomen.

Sus mechones estaban revueltos y su respiración estaba acompasada. Su rostro estaba cerca del mío, más de lo usual.

Por primera vez desde que duermo con Joao, me despierto a su lado.

—¿Por qué me miras tanto?

—Te quedaste.

—Lo hice.

Sonrió y no evito el beso que le dejo en las comisuras de sus labios. El me deja otro y otro hasta que terminamos con Joao encima de mi y...

Eso.

Cuando volvimos a despertarnos, o mas bien yo sola, Joao no estaba. Toque el lugar vacío a mi lado y supe que estaba aquí, la cama seguía caliente.

Al cabo de unos segundos el entra con una bandeja llena de cosas y me las deja en mi regazo.

—Supuse que tendrías hambre.

Sonrió y le agradezco.

Comienzo a comer mientras veo algunos programas en la televisión de Joao, estoy tan distraída que no me doy cuenta que me estaba robando parte de mi desayuno.

Hasta que lo pillo.

—¡Hey! - rio, apartando su mano de mi bandeja. El gruñe y se ríe conmigo.

—No te preocupes, come tranquila - me deja un beso en mi coronilla.

No he Sido lo totalmente consciente de lo despeinada que estaba hasta que me veo en el espejo.

Joao ríe cuando mi cara de horror se presenta.

¡Dios mío!

Las horas pasan como si nada, paso todo el día con el, literalmente.

No sé si ha tenido más planes aparte de estar conmigo como un koala, pero cuando acabamos cenando en un restaurante de lujo con el vestido celeste que me compre el otro día, supe que este chico fue lo mejor que me pasó en la vida.

—Te ves hermosa.

—Gracias, tu igual - me sonrojo de la vergüenza.

Al salir del restaurante me coloca su chaqueta encima de mis hombros y entramos a su coche.

Mi móvil vibra en mi bolso y lo agarro, era una llamada de Pablo.

—¡Hola! - Joao se voltea a verme, confuso.

—¡Hola Liv! - contesta Pablo.

—¿Que sucede?

—¿Podrías decirle al portero que me deje entrar a tu habitación? Me dice que no has llegado.

—Ah... Si, es que estoy en medio de una salida con Joao. Espero que no te moleste esperar un poco hasta que llegue.

—Oh, no te preocupes. ¡Todo bien!

—Vale, voy en camino quédate allí. Y dile que tienes mi permiso.

—¡Oíste eso, James!

—¡Me llamo Jaime!

Me río y termino la llamada. Joao deja una de sus manos en mis rodillas hasta que me deja afuera de mi apartamento.

Estoy a punto de sacarme su chaqueta pero el me detiene.

—Te la presto hasta que nos volvamos a ver, presiento que será pronto - Guiña su ojo y cuando ve que llegó sana y salva al interior del edificio junto a Pablo —Quien lo saluda a lo lejos— se retira.

No nos despedimos con besos o nada de eso, solamente un guiño de ojo y una que otra prenda más de el que creo que jamás le devolveré.

—Asi que... Se va a ir.

Asiento. He dicho a Pablo lo que ha sucedido con Joao la otra noche.

—Siento oír eso, Liv.

—No te preocupes ambos sabíamos que esto no iba a ser para siempre... Que se desmoronaría en algún momento.








Los días transcurren más rápido de lo esperado y el vuelo de Joao ya ha llegado.

En este momento estamos en el aeropuerto, esperando su vuelo de vuelta a Inglaterra.

—No quiero que te vayas.

—Yo tampoco quiero irme, Olivia. - murmura. Sus dedos recorren mi rostro hasta llegar a un mechón rebelde que se me escapa, me lo recoge y lo deja tras mi oreja.

Normalmente me dejaría nerviosa pero ahora mismo no. Estoy deprimida por qué sabía que en algún momento llegaría este momento pero aún así no quería que sucediese.

Pero supongo que el tiempo sucede muy rápido ¿No?

Ya estamos a finales de enero y ya se cumpliran dos meses desde que interactúe por primera vez con este chico que cambio mi vida.

No sé si lo volveré a ver en algún momento pero se que siempre lo recordaré.

—Liv...

—¿Si?

—Te quiero. Y mucho.

—Yo igual.

Y por primera vez, nos despedimos de un beso.

Aún que la situación lo amerita, me siento extraña con el sabor de sus labios.

Joao aborda el avión y veo desde el cristal como este despega y cada vez más, se va alejando poco a poco.

Los brazos de Pablo me abrazan. Es el quien siempre esta allí.

Y lo aprecio.

Pero de la nada, siento una oleada de sentimientos extraños recorrerme.

Tenía un mal presentimiento con esta despedida, tenía un presentimiento de que algo malo pasaría.

Pero no sabía que. Y tampoco quería.

¿forever?//João FélixWhere stories live. Discover now