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Terminó todos los pendientes que tenía, y salió de la Agencia junto a Atsushi.

Este último le preguntó a su mentor sobre su comportamiento durante el día y si le pasaba algo, a lo que el respondió que no pasaba nada y no se preocupara.

Estuvieron caminando por varios minutos hasta que Atsushi habló con emoción.

— Dazai-san, un poco más adelante hay una cafetería muy bonita, podemos ir si quiere.

Notó la emoción y alegría que ese lugar provocó en el menor, iba a preguntar el motivo, pero decidió no hacerlo.

— Si te agrada tanto, claro. — respondió con una pequeña sonrisa caminando hacia el lugar.

Entraron al lugar oyendo la campanilla sonar anunciando su llegada, el castaño paseo su mirada en el lugar en el que han ingresado, su vista se detuvo al notar la presencia de la única persona que a logrado robar su corazón, pensó en ir a saludar comenzando a caminar hacia él, pero no siguió al ver a la mesera acercándose al pelirrojo, y sintiendo un leve dolor en el pecho al ver la sonrisa que intercambiaron.

El joven albino fue quien lo sacó del pequeño shock en el que se encontraba.

— ¿Dazai-san? ¿Se encuentra bien? — preguntó posando una mano en el hombro del castaño.

— Sí, por supuesto. Solo veía el hermoso lugar. — respondió sonriente. — Sentemos de una vez.

Se acercaron a una mesa frente una ventana, él, para seguir viendo al pelirrojo, tomo asiento en la silla que le permite observar todo lo este haga, otra mesera se acercó a ellos a tomar sus orden, y por primera vez en su vida solo ordenó sin hacerle una de sus propuestas a la bella chica que los atendió

— Dazai-san... ¿En verdad se encuentra bien? — preguntó el chico con un poco de preocupación.

— Sí, Atsushi-kun ¿Por qué lo preguntas ahora? — entrelazó sus dedos y posó su mentón en ellos.

— Bueno... No le coqueteó a la mesera... Y eso es extraño... — bajo la mirada a sus manos nervioso.

Dejó salir una pequeña risita por la respuesta que recibió. — Oh, bueno, simplemente hoy no quiero coquetear con nadie, solo deseo pasar tiempo contigo y hablar sobre la forma tan extraña que has estado comportando te últimamente. — sonrió provocando que el chico se sonrojara levemente.

— A-ah... Yo n-no... — tartamudeo haciendo reír a su contrario.

— Oh, Atsushi-kun~ — habló nuevamente con una risita provocando que el sonrojo del chico aumentara.

La mesera se acercó nuevamente entregándoles sus orden. Aprovechó ese momento para ver al hombre de la mesa del fondo, vió que se encontraba hablando por teléfono, volvió su vista al menor.

Sonrió por la conversación que estaba teniendo con Atsushi, discretamente volvió su vista a la mesa en la que está el pelirrojo, su sonrisa se borró cuando lo vió levantarse y seguir a la mesera a la parte trasera de la cafetería.

No iba a dejar que una chica bonita que el pelirrojo de seguro acaba de conocer le quite la oportunidad de conseguir el perdón del amor de su vida.

— Oh, Atsushi-kun, acabo de recordar que tengo algo que hacer. — dijo levantándose de su lugar y llamó a la mesera.

— Esta bien. — se levantó y espero que la mesera se acercara.

Dazai pago la cuenta, salieron de la cafetería, estando fuera se despidieron y cada uno tomó distintos caminos.

Caminó apresurado a la parte trasera de la cafetería.

Al llegar esperaba encontrar a la chica y al pelirrojo juntos, pero a la única persona que encontró fue a la mesera sonriendo alegremente.

Se acercó a ella para preguntarle por el pelirrojo.

— Buena noche. — saludó con una sonrisa totalmente falsa.

La chica se asustó un poco por la repentina voz dando un pequeño paso hacia atrás, pero devolvió el saludo.

— Buena noche señor. — hizo una leve reverencia y dirigió su mirada a los ojos del hombre. — ¿Se le ofrece algo? — preguntó con una sonrisa.

— Sí, quiero saber, ¿Por qué trae a sus clientes aquí? Y ¿Qué pasó con el hombre que la acompañó? — habló con voz fría comenzando a caminar en dirección a la chica.

La chica tembló en su lugar al ver al hombre acercarse cada vez más a ella.

— Lo traje aquí porque me preguntó si la cafetería cuenta con otra salida y luego se fue. — respondió sin dejarse intimidar por el hombre.

— Oh~ ¿Y por qué preguntó por otra salida? — volvió a preguntar un poco más relajado.

— Eso no lo se señor, y se me disculpa yo regresaré a mi trabajo.  — habló entrando nuevamente al lugar.

— Claro, solo un consejo. — la chica se detuvo al escucharlo hablar y volteo a verlo. — No se le vuelva a acercar. — finalizó y se retiró dejando a la chica paraliza por el tono frívolo que utilizó.

...

Sacudió la cabeza intentando mandar lejos sus recuerdos.

Siguió caminando por la ciudad, al llegar a un pequeño parque decidió descansar un poco.

Se sentó en la primer banca que vió, se quitó el sombrero, revolvió su cabello con su mano derecha y dejó salir un suspiro.

A su mente llegó el hombre que interrogó solo apenas unas horas atrás, la última pregunta que le hizo fue si sabía el lugar en donde se encuentra ese doctor, recibiendo la respuesta que en realidad nunca se mantiene en un solo lugar y esa misma tarde ya debía haberse ido a su nuevo escondite.

Volvió a dejar salir un suspiro de frustración, dirigió ambas manos a su cabeza y colocó sus codos en sus piernas.

Estuvo así unos minutos y volvió a subir la vista al frente al sentir una mirada en él.

Al ver de quien se trata volvió a suspirar cansado y habló.

— ¿Qué quieres? — preguntó parando se y volviendo a colocar el sombrero en su lugar.

Sonrió. — Dijiste que nos volveríamos a ver. — respondió y comenzó a caminar hacia él.

— Sí, sí. — dijo caminando al lado contrario. — Pero ahora no puedo.

— ¿Por qué? — preguntó siguiéndolo.

— Porque no, adiós. — intento caminar más rápido, pero fue detenido por el castaño que se colocó enfrente de él. — Quítate.

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Un Nuevo ComienzoWhere stories live. Discover now