7

33 5 0
                                    

Pasó toda la tarde al lado de Gin, una llamada de Akutagawa sonó en su celular, contestó y aunque no estuvo del todo de acuerdo permitió que Akutagawa volviera a cuidar a la chica.

Salió de las instalaciones, no sin antes decirle a su subordinado que aceptó solo porque en la mañana debe ir con el jefe.

Caminando por las calles miró como la ciudad comenzaba a iluminarse, sonrió, ver a las personas pasar a su lado riendo felizmente es lo que lo hace pensar que todo lo que ha hecho a válido la pena si los ciudadanos están bien.

Antes de llegar a su casa decidió pasar a un restaurante, a su hogar solo quiere llegar a dormir, así que buscó uno, pero se encontró con una cafetería a unos pasos, decidió entrar, nunca en su vida había estado en una y no está mal probar cosas nuevas.

Se sentó en la mesa del fondo, puede que no sea el lugar más lujoso, pero es un lugar muy bonito, una de las meseras se le acercó a pedirle su orden.

Ordenó y espero paciente a que le entregara lo que había pedido. Unos minutos después oyó sonar la campanilla de la entrada avisando que han ingresado más personas, no le tomó importancia y agarró su celular para marcarle a Akutagawa, cuando estaba por hacerlo la mesera llegó a entregarle lo que había ordenado.

Le agradeció, volvió a su celular y comenzó a llamar.

Chuuya-san. - saludo
del otro lado de la línea.

Hola, ¿Cómo está todo
por allá?

Gin está bien y en estos
momento se encuentra
dormida.

¿Y tú cómo estás?

¿Yo?... Ah, bien.

Sabes que si me
necesitas solo debes
llamarme.

Sí, Chuuya-san.

Bien, y recuerda que tú
también necesitas descansar,
así que duerme un poco.

Sí, Feliz noche,
Chuuya-san.

Finalizó la llamada y se dispuso a disfrutar lo que le había llevado la amable mesera.

Estaba cenando tranquilo hasta que oyó una voz que reconocería en cualquier lugar del mundo, al principio pensó que quizás se había equivocado, pero retiró ese pensamiento al volver a oír la voz que estaba siendo acompañada por otra un poco más joven.

Levantó la mirada y efectivamente, a unas mesas más al frente pudo ver al castaño junto a un chico de cabello albino.

Sintió que su corazón se estrujó al ver al hombre que a amado toda su vida sonreír le alegremente al chico que tiene al frente, intentó ignorarlos y seguir cenando, pero por más que intenta no puede hacerlo, los celos lo están comiendo vivo, sin poder soportarlo más llamó a la mesera haciendo un gesto con la mano.

- ¿Necesita algo, señor? - preguntó la chica con una sonrisa.

- Mi cuenta, por favor. - habló por lo bajo para no ser escuchado.

- Enseguida. - finalizó llendo por lo solicitado.

No puede oír exactamente lo que están hablando, lo único que logra entender son palabras cortas, la chica regresó, pago, le dió propina, a la chica se le iluminaron los ojos al ver la cantidad de dinero que le había dado el generoso hombre, por parte de Chuuya, si no quiere ser visto tiene que buscar otra salida, le volvió a hablar a la chica que estaba en un pequeño shock.

- Señorita, disculpe, ¿Tendrá otra salida? - Preguntó levantándose de su lugar.

- Ah... Claro. - respondió volviendo a la realidad. - Por aquí. - lo guío hasta dar con la puerta de atrás.

- Muchas gracias. - dijo sonriendo le.

- Gracias a usted. - habló con una sonrisa igual a la del pelirrojo.

Salió finalmente de la cafetería y a su mente volvió la imagen del castaño con ese chico, recordó que Akutagawa le habló una vez sobre que Dazai se ha vuelto mentor de un chico que su subordinado a apodado "Jinko" y que su cabello es albino...

Sí, de seguro es simplemente su protegido... ¿Y si no lo es?... Sacudió la cabeza maldiciendo se por estar pensando ese tipo de cosas, él y Dazai no son nada como para que le afecte con quien salga, después de todo ambos iniciaron una nueva vida cuando Dazai traicionó a la organización... O al menos Dazai si lo hizo...

Al día siguiente de enterarse que Dazai los había traicionado, él fue enviado a Francia a solucionar unos pequeños problemas... Unos pequeños problemas que hicieron que se quedara cuatro años en París-Francia.

No le molestó en absoluto, necesitaba estar lejos para poder olvidar... Aunque no lo logró... Conoció a muchas personas que quisieron llegar a tener una aventura de una noche con él, lo intentó, pero nunca pudo estar con alguna de ellas... Su caprichoso corazón siempre se encargaba de recordarle al castaño, así que simplemente se disculpaba y se iba...

El último día que vió al castaño quiso hablar con él, caminó en la dirección en la que se encontraba conversando con unos de sus subordinados, pero una llamada de su jefe no le permitió acercarse más.

Fue enviado a una pequeña misión, entonces se dijo mentalmente que hablaría con Dazai cuando regresara.

Finalizó la misión con éxito, se dirigió a la oficina del jefe Mori para informar, al llegar llamó a la puerta y entró cuando se lo permitieron.

En la oficina se encontraban Kouyou y Mori, la mujer se le acercó y le pidió que se sentara, él lo hizo y su jefe comenzó a hablar.

- Chuuya-kun, iré al grano. - se levantó del escritorio y se colocó enfrente de él. - Dazai-kun ha traicionado a la organización.

No supo como reaccionar y lo único que pudo decir fue lo siguiente:

- Disculpe, pero ¿Por qué me lo dice?

- Fue tu compañero y creí que debías saber lo que está pasando... - respondió volviendo a su escritorio.

- ¿Eso es todo? - preguntó queriendo salir corriendo.

- Sí, puedes retirarte.

Se levantó, realizó una reverencia a ambas personas y salió de las instalaciones.

Corrió hasta llegar a su departamento, al entrar se dirigió a la cocina y agarró uno de sus vinos más valiosos, bebió y bebió...

Unas horas más tarde estaba completamente ebrio... Tan ebrio que comenzó a alucinar al castaño frente a él...

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

¡

Gracias por leer!

¡Que tengan un feliz año nuevo y muchas bendiciones lleguen a ustedes!

¡Los quiero!

¡Bye!

Un Nuevo ComienzoWhere stories live. Discover now