Trabajo

241 33 27
                                    

No sabías quién estaba más loco, si él, o tú. Pero allí estaban, en aquel apartamento pequeño en el que no había un cuarto para tí pero sí un sofá. Intentaste ocultar la mueca de asco al ver que el lugar no sería uno en el que acostumbraras dormir, pero al fin y al cabo no es que fueras tan buena disimulando el asco.

-Lo siento, muñeca, como seguro imaginas apenas estoy en la casa y..., la ciega es la que limpia-.

-Wade- Una voz rasposa lo llamó a lo lejos, de inmediato supiste quién era, aquella anciana ciega de la que tanto él hablaba.

-¿Wade?- Cuestionas al mayor.
-¿Ese es tu nombre de pila?-.

-Si vas a vivir conmigo tampoco es como que no lo ibas a saber-. Caminó hacia la anciana a decirle un par de cosas que la joven no escuchó al estar muy metida en sus propios asuntos.

Finalmente todo resultó en la anciana mandándote al cuarto de Wade, pues según ella no quería a nadie en su sillón. Una mano se fué a tu rostro, mostrando tu decepción ante la mierda típica de película romántica.

-Bueno, bienvenida a mi humilde morada-. El antihéroe mostró su habitación con las manos en las caderas.

-Esto es un cuchitril-

-Tocó-. Da una palmada fuerte en tu espalda que te hace tambalear ligeramente.

-Imbécil-

-Me vas a amar, soy adorable lo prometo-

-No te va a quitar lo imbécil-.

-Bueno, ¿segura que no tenías nada para traerte acá?- Niegas en respuesta.

-Esta es la única ropa que me queda-.

-¡Perfecto! Ponte la mía entonces no hay problema-.

-¿Seguro?- Ella levantó la vista a él, casi preguntando por su permiso.

-Sí, chica. Es más...- Se acercó a un gabetero no tan grande, y abre las cajuelas para dispersas ciertas cosas, dejando una tanda de medias, boxers, pantalones y sudaderas en las dos cajas de abajo y otras tantas de lo mismo arriba, casi a la misma mitad.
-Toma las dos de abajo para tí-. Por la espalda sintió tu cuerpo apegarse al suyo, abrazándolo con fuerza.

Soltó una ligera risa al no haberse esperado tal gesto, cuando se puso derecho tus manos aclamaron su cuerpo, apegándolo en la posición correcta para un abrazo. Expulsó un suspiro pesado al poner la barbilla en tu coronilla y abrazarte con la fuerza suficiente para quedar pegado a tí.

-Gracias- Chillas, dejando el rostro en su amplio pecho.

-No tienes que agradecerme, llorona-.

-Me acogiste en tu apartamento, me estás dando tu ropa, me compraste de comer...- Jadeabas y sollozabas entre lágrimas.
-A veces sí que eres un héroe...- El soltó una carcajada, y una mano enguantada pasó por tu cabeza con cuidado.

-Me tengo que duchar- Irrumpió el abrazo con suavidad, asentiste, quitándote las lágrimas.
-Y más te vale que cuando salga no estés llorando-. Sonríes apartandote y tallando uno de tus ojos.

-Lo siento-.

-Tus modales me van a hacer llorar, mocosa- Te dió un bofetón juguetón, sacando otra risa de tu parte.

Cuando él desapareció de tu vista soltaste un suspiro al sentarte en el suelo frente la cama. El espacio era pequeño, oscuro, pero era un lugar donde dormir. Atrás tuyo estaba la cama, mal tendida y con sábanas amarillo mostaza y blancas. Más atrás había un pequeño pasillo que daba a un gabetero y un espejo llenos de unicornios, ropa y objetos de higiene personal. A tu derecha, una mesilla de noche y delante tuyo el baño de...¿Wade?, ¿Deadpool? No eras buena con esto de los alias y los nombres. La luz amarillisa se notaba en el espacio que dejaba la puerta con respecto a lo que es el suelo. Un poco más a la izquierda una ventana y un espacio pequeño donde yacía un puff y las katanas de Wade, ignorando el hecho de que había ropa doblada y alguna que otra estupidez. Decidiste sentarte en el puff a fin de cuentas, era cómodo aunque no tan grande como para dormir en el.

Falto de amor [DeadpoolXTnFemenina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora