☔Capitulo IX: Apariencias☔

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FEDERICO

― ¡Auxilio!

Que llorona.

― ¿No crees que deberíamos rescatarla? ―inquirió Zahid desde nuestro escondite observábamos como Brenda era víctima de un artículo de exfoliación.

No me mal interpreten, esta escapada no fue un maquiavélico plan en venganza de sus burlas y su excesiva negativa con respecto a todo lo que involucre nuestra instancia aquí, además sabiendo que todos los médicos prefieren que los estilistas acudan a sus adineradas habitaciones, probarse distintos vestuarios hasta dar con el indicado, subirse a una camioneta oscura que posiblemente sea Cyrus la única persona que debe conocer la concesionaria, para luego encerrarse en la recepción del Hotel Sheraton de Times Square, venir a un centro estilista era una pausa temporaria al pandemónium que se avecina en una horas.

Sin mencionar el descuento que se recibe cuando conoces al personal.

― Pensé que su peor tortura sería pasar el día entero con el jefe.

― En este caso. creo que la exfoliación facial se llevará el primer puesto.

― ¿Superando a la comedias románticas? ―inquirió en mi dirección con las cejas levantadas.

Brenda odia las comedias románticas y nada en el mundo podría superar su rechazo de pasar una hora y media viendo como dos personas con un planteo banal se enamoren de la noche a la mañana.

― Así parece.

Antes de que nos descubra husmeando su tortura de belleza, volvimos al sector de peluquería donde Jennifer nos esperaba con su kit de barbería junto con una muchacha con rasgos asiáticos pero con el cabello rubio platinado y una espeluznante palidez.

Y eso que tú también eres pálido.

Nos escrudiñaba con su ojo de diseñadora de indumentaria, analizando tu tono de piel, tu cabello, tu postura y tu posible potencial para encontrar el atuendo perfecto dentro de su catálogo desconocido para el modelo. Giró su cuello en dirección a su compañera para que guie a Zahid a la silla, mientras ella se corre hacia la derecha, imitando la acción para que me siente y confié en su criterio.

Y en sus tijeras...

― Si Anna Wintour te viera, se tiraría de la estatua de la libertad.

En otras palabras, necesitas una transformación de emergencia.

A veces en la vida de un hombre, cuando no entiendes a qué se refiere una mujer, simplemente tienes que asentir y seguir que explaye para entender una parte de lo que esté hablando.

O para vivir un día más...

Prosiguió a que tendría que hacer grandes modificaciones de mi vestuario en general, donde se verá obligada a trabajar a contrarreloj para que, en sus palabras, el Príncipe de Nueva York no luciera como un vagabundo viviendo en el puerto. Escuche a Zahid reírse por la comparación, pero en consecuencia, recibió un golpe seco de la compañera de Jennifer en el hombro con un abanico.

― Karma.

Murmuró algo que no llegue a escuchar por el nuevo golpe en la cabeza que recibió, dejando a un Zahid mudo y sumiso de la muchacha de rasgos asiáticos. Mientras tanto, Jennifer le daba instrucciones a su compañera del corte como el estilo que preparó y llevárselo en dirección al sector de limpieza en donde se encontraba Brenda.

― Espero que no les moleste estar a solas con Woo.

― No es de Zahid de quien deberías preocuparte.

El Karma Duele [Padecientes #2]Where stories live. Discover now