☔ Capítulo I : El Presagio de Año Nuevo ☔

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Tres meses atrás...

FEDERICO

Una botella de Whisky.

Dos botellas de Gin.

Juliard....

Tres botellas de Ron.

Cuatro botellas de Vodka.

Juliard....

Cinco copas de chardonnay.

Cuatro órdenes de canapés.

Siete sangrías.

Juliard, en serio. Debes parar.

No puedo

Si puedes.

No puedo cuando tengo a una docena de clientes con índices altísimos de ahogar sus penas en alcohol o tener una excusa para realizar actos estúpidos e irracionales.

Pero tampoco quieres sacrificar tus días de limpieza, bailando con Britney Spears, Lady Gaga y Beyonce.

La víspera de año nuevo siempre eran las noches más caóticas en Fred 's. No solamente Fred y Owen ofrecían merchandising festivo y Chanpagne gratis, sino también por la inauguración del motel Owen 's, un complejo de habitaciones para viajeros y corazones en busca de olvido.

Es el eslogan de una niña de siete años.

¡Oye!

Me corrijo, es el eslogan de un niño de siete años con delirios de filosofía.

Expandirse tiene un precio y también ser el ahijado de los dueños.

― ¡Oye, bombón!― expresó eufórica una chica desde el extremo derecho de la barra.― ¡Dame otra cubeta con Champagne!

Seguramente el plan que tenían sus amigos era pasar una tranquila velada antes de irse a la fiesta de año nuevo en la Mansión Blake, pero esta muchacha (que debe tener diecinueve años como mucho) no ha parado de mirarme, pedirme cubetas y algún que otro favor con tal de tener mi atención en toda la noche.

Ni que fuera la primera vez que te acosan con tal descaro.

A veces me pregunto si antes manejaba mejor la atención de las mujeres, o si simplemente después de aquel diciembre no he podido retomar aquello que solía conocer con los mismos ojos.

Busco una cubeta en la encimera debajo de la barra, la lleno de hielo, coloco el champagne con los energizantes que suplementan el trago y se lo alcanzó mientras me encargo de llenar tres vasos con cerveza de distintas texturas.

― Gracias bombón. ― Asentí con la cabeza mientras estaba preparando otro trago con vodka, pero entonces la muchacha agregó. ― Con esas manos, debes hacer maravillas en la cama.

Casi destrozó el trago por su comentario indecente y se va moviendo las caderas de forma exagerada hacia la mesa con sus amigos.

― Yo que tú aprovecharía, amigo. ― opinó otro hombre que vio la escena con ojos curiosos. ― No todas las noches las mujeres expresan sus deseos.

Luego del trago, me dejó propina debajo de la taza de cerveza y se encaminó hacia el motel.

Suelto un bufido, quisiera que Dave me estuviera aquí y no en Oklahoma buscando a su bruja.

Contexto Julliard.

Larga historia corta, Dave cubrió mi turno en Halloween porque había pescado un virus estacional, así que mi colega estuvo en Fred's entre camioneros, mujeres desamparadas y un granjero que relataba cuentos de terror para principiantes en el escenario. Sin embargo, una de las mujeres desamparadas del corazón habría conectado con él. Entre tantas fábulas, lo hizo desaparecer del puesto en lo calculo que habrán sido unos quince minutos, dentro un auto, tener un momento fluvial con la bruja (le diremos bruja porque ese era el disfraz de la mujer desamparada en cuestión) y después cada uno siguió con su vida.

El Karma Duele [Padecientes #2]Where stories live. Discover now