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— ¿Así que quieres desarrollar, eh? — Burlesco me pregunto mientras jugaba con mi cabello mientras checaba mi carta de aceptación a la universidad de mis sueños.

— Bueno, ya sabes que es mi pasión. — Respondí entre risas. — Y tu quieres ser un diseñador, niño, así que no te burles. — Volteé a verle en lo que terminó de peinarme.

— Tienes razón, seria un desperdicio que me burlará después de esto. . . — Sonríe señalando una caja que se encontraba a su lado con esa preciosa sonrisa que tanto me encanta

— ¿Ah, si? — Sonreí en complicidad siguiendo sus movimientos entregándome la caja en manos. — ¿Qué es? — Miré curioso el envoltorio.

— Una sorpresa. — Ríe. — No es mucho, pero espero te guste, estuve mucho tiempo ahorrando para dártela.

— ¿En serio? — Siento la curiosidad drenarme por completo, como un niño pequeño.

— ¡Sí! ¡Ahora ábrela, me muero de ganas de ver tu reacción! — Emocionado se sienta a mi lado recargando su cabeza en mi hombro.

— Veamos.. — Susurro desenvolviendo con cuidado el envoltorio rojo con el pequeño moño dorado que decoraba con timidez dejando ver una caja blanca y un logo. — No es cierto, Bill... — Me quedó estático viendo lo que mis ojos percibían mientras que mi gemelo reía encantado.

Quito lo que resta del papel y me quedó fascinado al ver de lo que se trataba.

— No es nueva, tampoco es la mejor pero se que te podría servir para estudiar tú ingeniería. — Argumentó tímido, deje con cuidado el regalo en mi regazó y me abalancé a abrazarle.

— ¡Muchas gracias, me encanta! — Chillé de la emoción dándole un beso en la mejilla, del cuál río gustoso.

Y estuve un buen rato pasando mi información a mi nuevo aparato, mi portátil regalada por Billy. Mi corazón se sentía tan bien que era capaz de besarlo por toda la existencia mientras el me acompañaba mientras veía la televisión.

— Tommy. — Me habla llamando mi atención.

— ¿Qué pasa? — Volteé a verle mientras seguía recargado en mi hombro.

— ¿Qué vamos a hacer con la distancia? — Sus ojos se notan preocupados, hago una pequeña mueca en los labios y quito el aparato para dejarlo repasar un rato a mi lado para darle toda mi atención a mi gemelo.

— Puedo irte a visitar cada fin de semana a cambio de que cada fin de mes tú me recojas al trabajo y así estar juntos. — Acaricié de su brazo con delicadeza sin quitarle la mirada en un solo momento, de quitarle la atención a esos ojos.

— No es suficiente, estaremos a dos horas de distancia Tommy. No quiero estar tan lejos de ti. — Pegó con tranquilidad su frente hacía la mía sintiendo su respiración caer entre mis pestañas, siendo refrescado por su amor.

— Tranquilo, bebé. — Besé su nariz presenciando como cierra sus ojos disfrutando del pequeño tacto con una risa silenciosa. — Haremos llamadas todas las noches, vamos a hablar por mensaje todo el tiempo, nos vamos a estar viendo cada semana, así que tan lejos no estaremos. — Sus brazos se posaron entre mi cuello y me abrazo con fuerza.

— Tengo miedo, no quiero crecer. — Apreté el agarre, tratando de hacerle sentir seguro. — Quiero estar en tus brazos siempre, no creo soportar estar solo sin ti. — Escucho un sollozó en mi oído que me hace temblar y mi corazón quebrarse.

— Yo tampoco creo soportarlo, Billy.. — Susurró en su cuello, sintiendo como su cuerpo encaja perfectamente contra el mío.

Sintiendo nuestros corazones apresurados y asustados puedo notar que esta separación dolerá pero será en coste de nuestros sueños.

— Pero piénsalo, Billy... una vez que terminemos la universidad podremos volver a vivir juntos, estar juntos, como siempre. — Sobo su espalda con reconforte, se va despegando de mi abrazo y me mira fijamente.

— ¿Me lo prometes? — Hace una mueca triste tan adorable que mi sonrisa sale a brote y no puedo aguantar las ganas de besarlo.

Las lágrimas logran un sabor salado al beso que conjunta nuestros labios deseosos de no separarse.

— Te lo prometo, Billy. — Terminé el beso para tomar de su mano y apretarla en señal de confianza. — Haré lo que sea por que estemos juntos. — Siento su sonrisa formándose encima de mis labios.

— Bien, confío en ti. — Responde besando mi frente. — Entonces, ¿listo para irnos? — Pregunta a lo que sonriente lo tomó de la mano.

— ¡Listo! — Emocionado lo jaló de la mano, saliendo de la sala de nuestra casa. — ¿Hoy quién conduce, eh? — Tomó las llaves del carro de nuestra madre.

— Tú, no voy a aguantar dos horas de aquí a tu nuevo departamento. — Asiento y nos metemos al coche, sonando de fondo nuestra música favorita, listos para nuestro futuro.

Listos para nuestra nueva vida.

[...]

 ⟡   Computación  .ᐟ twcWhere stories live. Discover now