Capítulo 41

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Por siempre
Cap 41 = ¿El final?
Kara Danvers y Steve Rogers.

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Las horas pasaron y ya todos estaban en aquel hospital esperando por novedades del capitán.
Kara ya estaba en ropa de civil al igual que
Natasha, Sam у María.

Steve estaba inconsciente en un cuarto siendo revisado por doctores mientras que por fuera de este habían dos guardias custodiando la habitación.

Kara y Mari estaban sentadas juntas a unos cuantos pasillos de distancia de la habitación del capitán.

— Aún no me cuentas que está pasando entre...— Intentó hablar Maria pero rápidamente su hermana la interrumpió.

— Tendrás que esperarte hasta la noche.— Respondió Kara con una sonrisa.

— Eres mala.— Dijo su hermana.

— Para que sientas lo que yo cuando no sé nada sobre ti.— Se defendió la rubia.

— Son cosas distintas.— Afirmó María.

— No iniciaré una discusión ahora, pero sabes que no.— Respondió Kara cons clara mirada de sagrado.

— Malas noticias.— Habló Natasha acercándose a amabas hermanas.

— ¿Qué pasó? ¿Te dijieron algo?— Preguntó rápidamente Kara preocupada.

— Nada sobre Steve, tranquila.— Respondió Natasha notando la preocupación de la chica.

— ¿Entonces qué?— Preguntó esta vez Maria.

— Causamos destrucción masiva en al ciudad, como siempre el concejo busca culpables, además mi historial está al alcance de todos, soy un blanco ahora..— Explicó la rusa con una sonrisa desgastada.

— ¿Hydra no es culpable suficiente?— Cuestionó Kara fastidiada.

— No para ellos. Nos quieren a mi, a ti y a Steve tras las rejas.— Respondió Natasha.

— Dime algo nuevo.— Se quejó la rubia.

— Habrá un juicio público por la tarde en el que tengo que estar presente.— Habló nuevamente Natasha.

— ¿Podrás hacerlo sola?— Preguntó Hill. Natasha rio.

— ¿Con quién crees que estás hablando, Hill? Los dejaré con la boca cerrada.

— Ya lo creo.— Aseguró Maria, de pronto una melodía comenzó a sonar.

— ¿Ese es mi teléfono?— Preguntó Kara viendo como Natasha sacaba un dispositivo de su bolsillo.

— Sam me lo dio, lo habías dejado en su casa.— Explicó Natasha mientras le daba el teléfono a Kara, la rubia lo recibió, se colocó de pie y se alejó un poco de ambas para poder contestar.

— ¿Winn?— Preguntó Kara al contestar la llamada.

¡Kara! Dios, al fin contestas.— La voz de Winn se escuchó calmada.

Por siempre | Steve Rogers y Kara DanversWhere stories live. Discover now