OCHO

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Sahyun



—¿Cómo estás tan seguro de eso? Puede que estuvieras muy dormido aún —Me detengo y me giro hacia Miloo, el cual se choca contra mi pecho cuando quedo frente a él. Entrelazo los brazos sobre mi pecho y le dedico una mirada seria, casi enojada. Él se encoge de hombros y parece arrepentido —Lo siento —Dice haciendo un puchero, y solo Dios sabe lo mucho que estoy aguantando de jalar ese puchero con mis dientes —Te creo, pero es que es todo es muy extraño—

—Que sea extraño, no significa que esté mintiendo. Sé lo que escuché —Mi actitud seria continúa y él se rinde poniendo las manos en alto, en señal de paz.

—Está bien, te creo. Lo siento —Dice mientras hace una reverencia en disculpa —Ahora lo que necesitamos, es saber de quien hablan y como planean que no volvamos a la secundaria —Asiento a eso, y antes de que pueda decir o aportar algo, mi celular vibra en mi bolsillo. Es mi madre.

—Hablando del rey de Roma —Le muestro la pantalla, antes de contestar —Hola, mamá —Saludo, la voz me sale más seria de lo que quiero y Miloo me hace una mueca con la cara

Hola, mi amor. ¿Cómo estás? —Su voz suena calmada y serena. No parece nerviosa, lo cual baja totalmente mis defensas

—Bien, mamá. Ha sido un día tranquilo, estoy con Miloo y vamos a buscar algo para comer —

Está bien, mi amor. ¿Me tienes en altavoz?

—No, pero ya mismo te pongo en —Volteo el celular y presiono la tecla de speaker —Ahora lo estás—

Hola, Miloo cariño —Miloo sonríe por la voz tierna de mi mamá y se acerca al teléfono

—Hola, mamá. ¿Cómo estás? —

Bien, mi niño, estoy organizando unas maletas —Dice con cierto tono de emoción. Miloo y yo nos miramos extrañados y él decide indagar

—¿A dónde planeas ir? —Parece realmente curioso y no puedo negar que yo también lo estoy

A donde planeo que vayamos, porque quiero que ustedes dos y Ae-Cha vengan también —Miloo hace una seña levantando los brazos en signo de pregunta, yo solo me encojo de hombros sin saber la respuesta

—¿Y a dónde quieres que vayamos? —Esta vez pregunto yo

Ya verán, es una sorpresa —Dice emocionada, la incógnita solo crece en mi mente —Vengan a casa, yo llamaré a la secundaria e informaré de esto —Dice ella antes que alguno de los dos pueda replicar algo.

Nos despedimos, y ella termina la llamada.

—¿Me crees ahora? —Él suspira volteando los ojos

—Sí, pero en mi defensa siempre te he creído, solo que quería asegurarme de las cosas —

—Eso me suena a que no me creíste —Suspira exasperado y yo me río. De mis actividades favoritas, es hacer que Miloo se moleste. La cara que pone cuando está molesta solo me da cuerda y me encanta cuando se pone en ese plan.

—Ahora te creo más, ¿está bien? —Me río y lo abrazo pegándolo a mi pecho.

Igual que siempre cada vez que nos montamos en el auto, Miloo se monta en el asiento del copiloto y parece que su pasatiempo favorito es mirarme mientras conduzco, y no puedo negar que recibir esta atención de su parte me encanta. Estoy acostumbrado a que otras personas me miren siempre, en la calle, en la secundaria, pero esas miradas no valen nada para mí, la que lo hace, está dándome una de esas miradas que me derriten.

Sin Darme Cuenta ©Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum