Final

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"Aburrido era la palabra que podría describirme, pues estar en mi cama no eran mis planes favoritos, así que sin pensarlo mucho llamé a Bankotsu, esperando que me respondiera

-¿Dónde estás?

-Acabo de despertar de mi sueño rejuvenecedor. ¿Por qué? ¿No me encontrabas divagando por tu casa?

-Iré a tu casa.

A pesar de haberle avisado, colgué antes de escuchar su respuesta, me despedí de mis padres y caminé tranquilamente entre las calles. Las personas caminaban apuradas, siempre supuse que su vida era más interesante que la mía.

Llegué y la ama de llaves de Bankotsu me atendió, dejándome pasar con una sonrisa amable y unas galletas calientes.

Caminé unos pasos hasta chocar con algo, o más bien algo, solo que su rostro estaba cubierto por una cantidad de cabello.

-¡Lo siento Seshh!

Kagome se encontraba despeinada, sus cabellos ocultaban algunas partes de su rostro, sus rizos sobresalían por los costados. A pesar de estar de esa manera, ante mis ojos seguía siendo la chica más hermosa que vi.

La admiraba y mucho, me gustaría ser el hombre que la haga sentir como el ser vivo más sublime de la Tierra, que solamente ella sería capaz de pelear contra el sol por ver cual de los dos era más brillante.

-No te preocupes.

-Bankotsu está en la sala, puedes ir allí. Creo que te estaba esperando.

Asentí sin mirarla mucho, sentía que mi mirada la estaba incomodando. Avancé y encontré a Bankotsu sentado en el suelo, parecía estar meditando.

-Ven, Sesshomaru.

Palmeó su costado, indicando que me sentara a su lado. Lo hice sin refutar, mirándolo con una ceja levantada, quería que me diera una explicación, pues él no era del tipo de persona que hiciera yoga o meditación.

-Eliminaremos nuestras malas vibras...Amm...Amm...

Sonreí, a veces me preguntaba el porqué seguíamos siendo amigos, cerré los ojos para seguirle la corriente.

Hasta que escuché un pequeño sonido, no tan discreto, pero con un olor demasiado fuerte que fácilmente podría ser utilizado como sedante.

-Supongo que a eso te referías con eliminar malas vibras.

-¡No molestes!

-Necesitas lavarte el alma, amigo.

Empecé a mover mi mano, tratando de quitar el olor que persistía en mi rostro, al menos yo lo sentí así.

A pesar del olor, reímos. Olvidamos lo que pasó hace poco para enfocarnos al frente, una azabache curiosa nos miraba.

-¿Qué significa que te siga hablando, sabiendo lo que sientes por esa persona?

Kagome nos preguntó de la nada, Bankotsu y yo nos miramos, nos tomó de sorpresa, Bankotsu sabía la respuesta, aunque yo también.

Diario de un adolescente enamorado Where stories live. Discover now