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"Estaba esperando a que la clase con el señor Totosai termine, era el nuevo profesor de literatura, me gustaba mucho su clase pero por alguna razón quería que la historia termine.

<<-Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!… Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos estáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.


- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.

-¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?

- ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!

-Te tomo la palabra. Llámame sólo “amor mío” y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!

- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?

- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.

-Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Motesco?

-Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.

-Y dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te descubriera.

-Con ligeras alas de amor franquee estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor; y lo que el amor puede hacer, aquello el amor se atreve a intentar. Por tanto, tus parientes no me importan.

-¡Te asesinarán si te encuentran!

-Ay! ¡Más peligro hallo en tus ojos que en veinte espadas de ellos! Mírame tan sólo con agrado, y quedo a prueba de su enemistad.>>

Luego de ese lectura miles de preguntas se formularon en mi mente, la que más llamaba mi atención fue, ¿una persona enamorada sería capaz de morir al igual que Romeo?

Mi padre siempre me repitió que estábamos en tiempos modernos en donde la mayoría de los hombres solo piensan con una cabeza y no la de arriba, no entendí a su comentario cuando lo dijo. Quería pedirle a que se refería pero mi madre lo calló con una mirada, ese día se metió otra duda en mi cabeza.

Estaba pensando en buscar si nosotros tenemos dos cabezas en verdad y para qué servía esa cabeza, la historia de Romeo y Julieta nos mostró un amor prohibido, aunque yo lo veía como un simple enamoramiento juvenil.

Diario de un adolescente enamorado Where stories live. Discover now