Capítulo 41 ༒

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Saqué el libro de Ética, se lo di al chico y recogí mi dinero.

—Gracias —dijo al irse.

Cerré mi casillero y volví a mi aula, un minuto antes de que comenzara la siguiente clase.

Tomé asiento en mi banca.

—Oye —Ray se sentó en el pupitre de enfrente—, ¿qué pasó?

—¿Con qué?

—Darcy.

—... —me crucé de brazos y lo miré—. Ella terminó conmigo.

Enserió.

—¿Qué pasó? —cuestionó en tono más serio.

—Isabel —ella era la única respuesta que tenía—. En serio la necesita.

—¿Y tú? —Me encogí de hombros—. ¿Tú no la necesitas?

—No —dije convencida—. Me gusta, pero no la necesito. Nadie es indispensable.

—Nadia...

—Ahora vuelvo —me puse de pie y salí del aula.

Solo fui al sanitario a gastar mis últimos segundos antes de la clase.

Si empiezo a pensar que necesito Darcy, entonces no voy a poder con esto. La extraño, pero no la necesito.

Tengo que poder acostumbrarme a estar sola, igual que antes. No tiene que ser tan difícil.

Solo tuve que volver a la misma rutina que llevaba hasta hace unos meses; ir al instituto, evitar a Ray y sus amigos hasta donde podía, volver a casa a comer antes de ir a Blackjack, dar mi mejor esfuerzo ahí y regresar a hacer mis tareas y dormir.

Todo eso lo hice por meses, pero se sentía diferente. Ya no era lo mismo.

~ ⚝ ~

—Estaba equivocado —hablé, con la mano de una niña de diez años en mis manos—, nunca ha tenido en sus manos algo que no sea suyo —Miré a la madre de la chiquilla, quien se incomodó.

Solté a la niña y esta volteó a ver a su madre.

—Lo siento mucho —le dijo y le dio un beso en la cabeza.

La mujer me dio un billete de 200 y ambas se fueron.

Por lo que esa mujer había traído a su hija conmigo es porque la niña no aceptó haber tomado un collar en casa de su abuela.

Y no es que pudiera comprobar que no, sino que, es una niña, ella no ve la diferencia entre lo caro y lo barato, entonces, lo que le podría interesar son las cosas que brillan, y ya que nunca volteó a ver toda mi ornamentación con la que tengo decorado mi cubículo, no le atraen. Además, que haya venido hasta aquí significa que no tenía nada que esconder, es simple.

Me fui a mi hora de siempre y me encontré a mi mamá recolectando sus cosas para irse.

Dejé mis cosas en la entrada.

—Cariño, ¿me ayudas a llevar eso a la tintorería, mañana? —señaló al sofá. Es un vestido, junto con un saco, ambos muy elegantes—. Y lo que tú vayas a usar. Te dejo el dinero en la mesa.

Asentí.

—¿A qué hora es la cena? —pregunté.

—A las siete, ¿pediste permiso en tu trabajo?

—No, pero lo haré mañana.

—No se te olvide —me pidió.

—Estaré ahí.

Blackjack | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now