—Es que..., Circe debe estar trabajando y...

—Dame su número y la llamaré. Yo la convenzo.

Arañé la puerta.

—No, yo le llamo.

—Bien —sonrió—, las esperamos —dijo y fue hacia el departamento de Darcy.

Cerré la puerta. Me pasé una mano por el cabello, luego suspiré.

Maldición. Busqué mi teléfono.

Me tomó mucho decidirme a llamar a Circe y al final lo hice en un impulso.

Cuando atendió, primero escuché música que no es la misma que Liz suele poner en Blackjack, entonces ahí no está.

¿Qué? —preguntó.

—... —tragué saliva—. Sé que le debo lo de la última vez, pero... —miré a la puerta—, ¿puede hacerme otro favor?

Llegó veinte minutos después de que le envié la dirección. Estaba esperándola afuera del edificio.

—No me vas a poder pagar esto —habló.

—Ya sé —fui dentro y Circe vino detrás de mí. Subimos por el ascensor—. Solo vamos a estar un rato en su departamento, luego veré qué hacer para que nos vayamos.

—Eso dijiste antes.

La miré.

—Ya me hiciste el favor de venir hasta aquí, pon un poco de tu parte y veré cómo sacarte de esto.

No dijo nada.

Bajamos en el tercer piso, fui a llamar a la puerta de Darcy y me incendió que abriera Isabel, como si esta fuera su casa.

Isabel nos dijo dónde sentarnos y qué cerveza tomar. En serio esto me altera los nervios y Darcy no me ayuda teniendo en la mira a Circe, no necesito que me la espante.

No estábamos haciendo nada en realidad, solo que Isabel tenía toda su atención en nosotras, a pesar de tener a Darcy a un lado.

—¿Qué edad tienes? —le preguntó Isabel a Circe.

—Veintiséis —respondió. Eso yo tampoco lo sabía. La verdad, de ella solo sé que se llama Circe, su padre se llama Brak y que es mi jefa.

—Y, ¿estudias? —le siguió. Circe negó. Isabel expresó desagrado—. Oh, ¿cuándo dejaste la escuela?

Circe la miró.

—Cuando me titulé.

Mierda. Y yo creyendo que vivía como una vagabunda.

—¿Qué estudiaste?

—¿Por qué no...? —dejé mi cerveza en la mesa y miré a Circe—, ¿salimos? Ya que pediste permiso en tu trabajo...

—¿Van a salir estando su departamento a unos pasos? —preguntó Isabel.

Se me atoró el insulto en la tráquea.

—Nos gusta aprovechar el tiempo —le contesté.

Isabel sonrió, mirándome.

—No me digas que no lo han hecho —susurró.

—¿Qué?

—Intimidad, cariño —expresó, todavía sin dejar de mirarme, ni siquiera parpadeaba.

Enserié y tragué saliva.

—Yo... —se me fue la voz.

—Respóndele —me dijo Circe. La miré—. La niña quiere saber si lo hemos hecho —No pude decir nada, solo la seguía mirando—. Porque para mí fue la mejor noche de mi vida.

Abrí los ojos de par en par.

Tomé su muñeca, me puse de pie y tiré de ella, hasta salir del departamento.

—¡¿Qué te pasa?! —susurré en el pasillo.

—Es que Isabel no me agrada —respondió.

—No tenías que decirles eso.

—¿Prefieres no hacer enojar a la otra?

—Darcy, se llama Darcy y no... —me callé al ver que miraba detrás de mí. Volteé y vi a Ray.

Suspiré. Maldición. ¿Por qué me pasan estas cosas? Soy buena persona... Lo intento.

—¿Qué estás haciendo? —me preguntó el chico, asumiendo muchas cosas, por lo que veo.

—Una estupidez —le respondí—. Ella es Circe —se la presenté—, es mi... —iba a decir que es mi jefa—, es la que me está ayudando con Isabel.

—Oh —expresó—, mucho gusto.

—... Igual —respondió Circe, luego me miró—. ¿Ya me puedo ir?

Suspiré agotada.

—Sí, gracias por venir. Después hablamos de tu pago.

Solo asintió, sin mover mucho la cabeza y se fue.

Cuando escuché la puerta de Darcy, empujé a Ray hasta mi departamento, entramos y cerré.

Blackjack | TERMINADA | ©Where stories live. Discover now