4. El regalo II

158 42 8
                                    

Estoy desesperada.

Siento que voy a caerme.

¡Y otra vez tiene que ver con Blake!

¿Me sorprende? No demasiado.

Desde enero mi vida ha dado un giro brusco en todo sentido y la llegada de Blake no es algo que, a estas alturas, me resulte tan raro. ¿Qué papel está jugando?

Primero, intento identificar al autor de esta carta anónima, pero la grafía es tan neutra que me dificulta encontrar coincidencias. La letra no se parece, al menos, a la de ninguno de mis amigos o compañeros. En segundo lugar, pruebo otra vez leerla, pero estoy temblando tanto que hasta mi vista se anula y no puedo hacer nada al respecto.

Mi cabeza es un caos. Estoy tan perdida que mi sien está a punto de estallar.

Una carta, anónima o firmada, tampoco puede asegurarme que algo sea verdad. Y, si es certera, ¿cómo voy a comprobarla? ¡No hay forma de hacerlo!

Tengo presente que, una persona normal, iría corriendo a la policía a denunciar esto, pero todo es tan inverosímil que, en lugar de ayudarme, podrían encerrarme en un hospital psiquiátrico. Siempre se me viene a la mente mi madre diciéndome que necesito ir a un "especialista". ¿Quién va a creerme si le cuento que mis heridas desaparecieron casi de forma instantánea, sin dejar cicatriz alguna? De niña siempre fui rara, incluso podía adivinar lo que pasaría en un futuro, pero nada de eso se compara a lo que ahora estoy viviendo.

Luego viene a mi memoria Oliver, quien mencionó que su padre es policía, aunque tampoco tengo confianza para exponerle esto.

Oliver. Me encantaría hablar con Oliver para que me diera su opinión, pero ni siquiera está aquí... ¿Acaso hay alguien que pueda ayudarme? ¿Y por qué sigo esperando la ayuda de alguien?

Tengo que hacerme cargo yo misma de mis asuntos, medito, y, con un suspiro, convierto la carta en un bollo de papel en el que descargo todo mi malestar e ira. Cuando estoy a punto de romperlo en mil pedazos, me arrepiento y lo extiendo para guardarlo de nuevo en mi casillero, por si llegara a necesitarlo en un futuro. Pero espero que no suceda. De ningún modo deseo seguir con esto, porque quiero librarme lo antes posible de este tormento que no termino de descifrar.

Me pregunto qué me habrá ocurrido en realidad, si habré sido atacada por un animal o por un monstruo, si seré inmune a la infección o si sufriré una metamorfosis en algún momento. Me pregunto si estoy loca o, si estoy bajo la maldición de la licantropía, por qué no me he convertido antes o cuándo sucederá.

¿Soy ya una mujer lobo? ¿Soy humana o pertenezco a otra especie?

Y lo que más me preocupa: si nada de esto es obra de mi imaginación, ¿quién me mordió? Hasta ahora, los rastros de lobos siguen siendo confusos y ninguna pista tiene sentido para mí.

Además, ¿por qué habría estado siguiéndome Blake Hanson?

*****

Debo de llevar más de quince minutos parada frente a mi casillero como una trastornada, así que tengo que irme de aquí. Cierro el casillero y doy inicio a mi marcha camino a la siguiente clase, pero de pronto los sonidos se intensifican tanto que puedo oír hablar y gritar a todos, incluyendo a quienes se encuentran lejos de mí.

No puedo soportarlo.

Cuando me encuentro a punto de gritar de desesperación, una mano me toca la espalda.

—¡Alisha! ¡Por un segundo, casi te golpeo! —le digo apenas la veo, dándome un sacudón eléctrico.

—Elle, es que estás yendo por el camino contrario. —Se ríe.

Plenilunio: Luna del Lobo (Concluida)✔️ [+13]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora