"Bastantes ocasiones"

186 14 0
                                    

Mire al fondo como la ojiazul jugueteaba con el lápiz entre sus llemas, se percató de mis ojos atentos en ella, así que me regaló una pequeña sonrisa, acto seguido levantó su dedo pulgar, eso me tranquilizo un poco, sin embargo, los nervios aún recorrían mi cuerpo de arriba hacia abajo, saliendo disparados de todas direcciones.

—Amelia—intervino la profesora para que pudiera ir leer el poema.

—se titula.....—baje la mirada a la hoja.

Ni siquiera podía leer con claridad porque no llevaba mis lentes conmigo y no es como si me lo hubiera aprendido de memoria, toda mi mente estaba en blanco, el calor de mi cuerpo empezaba a molestarme, mientras seguía bastante incómoda por la situación.

—carajo, ¿Algún día lo dirás?—se queja uno de los chicos sentado al frente.

—umm....—mire a la profesora dudosa.

—bien, denle su tiempo, es normal que te sientas nerviosa al hablar frente a un público presente, solo respira y relájate—

¿Respirar y relajarme?, ¿Cómo hago eso?.

Me había costado toda la semana crearlo ¿para que el día de hoy tenga que exponerlo frente a la clase?, es una estupidez, ¿Porque no simplemente lo Lee ella y listo?.

No me contuve más, era momento de acabar con este pánico que me carcomía entera.

—amm, no puedo....—titubee.

Seguido salí fuera del aula, por ahora era suficiente, además, ni loca me quedo un segundo más en esa habitación repleta de adolecentes que seguro se burlarían de mi.

Camine por el largo pasillo buscando alguna escapatoria, un lugar callado y alejado de las personas, un lugar donde pudiera tranquilizarme, pero era la secundaria, no había ni un sitio seguro en este instante.

(Max)....

—yo voy—deposito mi mano en su hombro para que el chico tome asiento.

Mis ojos piden permiso hacia la profesora, está asiente y salgo apurada tras amelia.

Cuando logro reconocer la larga melena castaña caminar con rapidez, me dedico a dar un ligero trote hasta llegar a su lado.

—amelia puedes leerlo—

—no, no puedo—se frena en seco dando la vuelta para mirarme de frente.

—ellos ni siquiera están poniendo atención, seguro es genial tu poema—

—max no importa-intenta caminar pero la detengo. Su calida mano se engancha a la mía—en serio, es una mierda—acomoda el aza de su mochila—dile a la profesora que me repruebe, no interesa—me suelta y sigue su camino.

Mi trabajo solo fue mirar como se alejaba, como no podía quedarse conmigo aunque fuera un segundo.

Poco antes de doblar por las puertas de entrada, arruga la hoja donde se suponía que estaba su poema y termina por depositar el papel en un cesto de basura, luego se esfuma.

Estoy segura de que perderé mi dignidad al hacer esto.

Aprieto mis puños para caminar hasta ese cesto, encontrando la bola al fondo, estiró mi brazo para conseguirla, lo cual logro.

Cuando abro el arrugado papel, la hermosa letra cursiva de Amelia deleita mis cansadas pupilas.

1/12/1984.

"Rojo fuego"

Es el título, que viene con letras aún más grandes que las demás, en el apartado de arriba, su nombre a la izquierda en la parte de abajo.

I like you Mayfield💌Where stories live. Discover now