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Shaka de Virgo y Milo de Escorpio emprendieron su viaje desde la majestuosa ciudad de Atenas, Grecia, con la intención de llegar a las vastas tierras de Rusia. Ellos partieron al amanecer, rodeados por el resplandor dorado del sol sobre los templos antiguos y las estatuas imponentes que se alzaban.

Su viaje los llevó a través de exuberantes campos verdes y montañas escarpadas, donde el viento soplaba suavemente entre los árboles y los arroyos cristalinos serpenteando por el paisaje. Durante el día, para que el viaje no fuera tedioso, intercambiaron historias de sus viajes pasados y compartieron unos que otros conocimientos sobre sus propias culturas. Al llegar la noche, acamparon bajo un cielo estrellado, mientras la luz de la luna iluminaba su camino. Milo, con su aguda percepción, detectaba los sonidos de la naturaleza, estando en alerta por si algún animal o guerrero enemigo los atacaba, mientras que Shaka, meditaba en silencio, encontrando paz en la quietud de la noche, aunque admitía que le distraía un poco el hecho de que Milo estuviera tan alerta.

—Milo, puedes calmarte —dijo dejando de meditar—.  No detectó animales ni enemigos, puedes estar tranquilo.

Luego de escuchar esas palabras por parte del virgo, él se puso más tranquilo y se sentó a su lado en pose de meditación. Shaka controló su poder y abrió los ojos para poder mirarlo.

—No creo que solo estés así solo por nuestro viaje, ¿lo que pasó con Camus tiene algo que ver con la razón de porque estás tan estresado? —pregunto.

—Siempre tuve la sensación de que Camus solo jugaba conmigo. Solía tratarme con indiferencia y luego cuando sentía que me perdería, mágicamente recordaba que me amaba y me trataba como su pareja —respondió mirando el fuego en la fogata —. Me preguntó si al acceder a acostarme con él no habría pasado esto.

—Milo, se que esto no es algo fácil de escuchar, pero entregar o no tu cuerpo a Camus no habría cambiado nada, si Camus te amará no habría hecho tal cosa como engañarte con Surt solo porque no quisiste entregarte a él —dijo aun mirandolo.

—Tienes razón, Camus no me ama, solo deseaba mi atención —respondió mirando al virgo con tristeza deseando que el rubio no pasará por algo así—. Bueno, iré a descansar, mañana debemos seguir.

Continuaron su viaje atravesando pueblos pintorescos y algunas ciudades bulliciosas, donde fueron recibidos con hospitalidad por algunos lugareños mientras que otros los miraban con desconfianza

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Continuaron su viaje atravesando pueblos pintorescos y algunas ciudades bulliciosas, donde fueron recibidos con hospitalidad por algunos lugareños mientras que otros los miraban con desconfianza. Probaron delicias culinarias locales y admiraron la arquitectura única de cada lugar que visitaron.

Finalmente, llegaron a las vastas llanuras de Rusia. El frío viento siberiano cortaba como cuchillas mientras Shaka y Milo llegaban al lugar del incidente en Moscú. A su llegada, lo primero que notaron fue la inmensa aura oscura y perturbadora que envolvía la zona. Los edificios cercanos estaban casi destruidos, tenían marcas de garras y sangre esparcida en todas las direcciones, autos volcados, pero lo que llamó la atención de ambos guerreros fue el zapato de un niño tirado en el suelo.

Parecía el escenario de una masacre.

Shaka lograba percibir las almas atormentadas de las víctimas, mientras que Milo, detectaba la presencia de esas criaturas aún acechando en las sombras, cómo si estuvieran esperando la orden de atacar. El ambiente estaba cargado de tensión y de un peligro inminente.

—¿Qué pudo pasar aquí? —preguntó Milo.

—Creo que fue un ataque de wendigos —respondió Shaka.

—¿Por qué lo dices? —preguntó.

—Por las marcas de garras y la sangre esparcida por todos lados —respondió—. Aunque no estoy del todo seguro, es una posibilidad que no debemos descartar.

Las calles desiertas resonaban con susurros y gemidos fantasmales, recordando el terror que había reinado en ese lugar. De entre los sonidos de lamentos, una voz pidiendo ayuda llamo su atención y los hizo girarse.

—S-señor, a-ayudeme...p-por... f-favor — Era una niña de unos siete años vestida con un vestido celeste y se acercaba hasta ellos cojeando, traía consigo un pequeño peluche de conejo blanco manchado con sangre.

Milo se apresuró a ir en su dirección pues parecía estar débil y herida, seguido de él se acercó Shaka. Escorpió la revisó para asegurarse de que no estuviera herida, afortunadamente la sangre en el peluche no le pertenecía a ella.

—Pequeña, ¿cómo te llamas? ¿Qué pasó aquí? ¿De quién es la sangre en tu peluche? —preguntó con preocupación Milo.

Shaka lo observó cómo si se tratara de un padre reuniéndose con su pequeña hija.

—M-mi nombre e-es Alyona, l-la sangre e-es de m-mis p-padres... N-nosotros veníamos de c-compras, las p-personas comenzaron a g-gritar y a h-huir, unas criaturas h-horrendas estaban a-atacando a las personas, m-mamá y p-papá me llevaron a un lugar p-para escondernos, pero ellos f-fueron asesinados f-frente a mi p-por esas c-cosas —respondió hechandose a llorar en los brazos del escorpión, el cual la abrazo y acarició con ternura su cabello negro.

Shaka no pudo evitar sentir tristeza por lo que la pequeña había experimentado,  sienda tan pequeña había quedado huérfana de ambos padres, verlos morir de una forma brutal frente a ella debe de causarle un trauma difícil de superar.

—Pequeña Alyona, esto puede ser difícil para ti, pero ¿recuerdas como eran esas criaturas? ¿altas y esqueléticas, con brazo y piernas largas? Sí tenían ese aspecto, entonces solo menea la cabeza —dijo Shaka.

La niña meneo la cabeza dando a entender que lo que Shaka sospechaba era cierto. Milo dejó de abrazar a la niña y volteó a ver a su compañero de armas.

—¿Son quienes yo creo que son? —pregunto.

—Tal parece sí, esas criaturas definitivamente son Wendigos —respondió.

—Eso explica porque los guerreros que enviaron aquí no han regresado, ¿crees que los causantes de los otros ataques también son Wendigos?

—Puede ser, aunque también existe la posiblidad de que los otros ataques sean por otro tipo de criaturas —hizo una pausa para mirar alrededor del lugar—. Sabemos que los de aquí son Wendigos, ¿pero los estará controlando alguien más?

Dichas palabras dejaron pensando al escorpión, él sentía la presencia de esas criaturas alrededor del lugar y sin embargo aún no los atacaban, parecía que esperaban la orden de su amo para volver a atacar.

El sonido de una fuerte explosión desde el fondo del bosque frente a unos metros y el destello de luz carmesí proveniente de ese lugar y que poco a poco fue desapareciendo, logró llamar la atención de ambos guerreros. Shaka y Milo sintieron como inmediatamente los Wendigos dejaron la ciudad y se dirigieron hacia el destello rojo.

—Su amo los ha llamado —dijo Milo.

—Por ahora busquemos a los sobrevivientes y encontremos un lugar seguro para ellos. Luego iremos hacia ese lugar, algo me dice que debemos apresurarnos —dijo Shaka.





Hola, volví, me desapareci por un tiempo, espero este capítulo les guste.

Quiero darles las gracias por apoyar  esta historia, estoy muy agradecida, cada que veo un voto suyo y leo sus comentarios me emociono, me pongo muy feliz.

Nos vemos en el próximo capítulo, que tengan un bien día, caballeros de Athena.

ATT: Dam

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⏰ Last updated: Mar 28 ⏰

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Saint Seiya: Entre La Luz y La OscuridadWhere stories live. Discover now