𝖼𝖾𝗋𝗈 𝗆𝖺𝗋𝗂𝖼𝗈𝗍𝖾𝗈 🖇 𝘃𝗲𝗻𝗲𝘇𝘂𝗲𝗹𝗮 𝘅 𝗮𝗹𝗹

ꜞ𝗗𝗔𝗬 𝟯ꜝ

♡︎ ﹔Jugando o viendo una película.
Objetivo ── Perú.

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Detestaba quedarse en la casa de su novio, cada dos semanas llegaba el agua y tenían que llenar los peroles como desesperados antes de que se quedaran sin este.

Sí, estamos hablando de la residencia de Venezuela y el quejón de Perú.

El bicolor de vez en cuando hablaba sobre comprarle un departamento lejos de Petare pero el menor se negaba, no le gustaba vivir sobre mucha altura y con tanta gente; lo decía sabiendo que su casa se encontraba encima de la otra en tantas residencias así de acorroladas, chico de barrio tenía que ser.

Caracas, capital de Venezuela, ayudó en llenar los peroles porque los otros dos se mantenían ocupados llenando los tanques y bañando al perro del vecino pero quedaron en una breve discusión por varios minutos.

Los dos no querían lavar la ropa.

Uno de ellos tenía que hacerlo a la fuerza y para resolverlo el caraqueño se le prendió el foco en jugar cartas.

— ¿Para qué o qué? —el peruano no entendía qué quería dar a entender la capital de su novio.

— Mira ve', van a jugar tres partidas de UNO y el que lleve menos puntos le tocará lavar la ropita, vi'te que soy un coco menol. —posó su mano encima de su pecho, imaginando como si le aplaudieran por dar tremenda idea.

— ¿Y si mejor nos ayudas a lavar la ropa también? —preguntó en broma el de 8 estrellas.

Sabía que iba a contestar de manera grosera— ¿A ti te pica ese hueco er' culo maldito gafo? Anda a comer mierda.

— Nomas quédate quietecito que más tarde te voy a romper esa jeta. —respondió el tricolor, sonriendo de repente al mirar a su jevo todo traumado.

— Es un poco grosero. —indicó el venezolano luego de haber buscado las cartas para iniciar la primera partida.

— ¿Para ti eso es ''poco''? Dios mío. —este rió al escuchar el comentario del peruano.

No querían perder más el tiempo y comenzaron la primera partida. Los dos se miraban de manera retadora, querían hacer todo lo posible por ganar. Carta tras carta, era tan ilógico que cuando ya tenían uno nada más, el otro le lanzaba para sumarle más, se querían matar.

Logrando la gloria, el venezolano ganó la primera ronda, el bicolor rodaba los ojos de frustración, decía que no era para tanto y seguía barajeando las cartas para continuar con la siguiente partida.

Se lo estaba tomando tan en serio que en realidad no encontraba las ganas para lavar en la casa de su pareja, lo veía muy difícil.

Y, al contrario, el peruano ganó la segunda ronda. Al tricolor se le borró la sonrisa y bufó molesto, tenía que echarle bolas para ganar la próxima.

— Yo no voy a estar lavando ropa aquí, mucho menos llevar tobo para allá y para acá, no y no. —bello, tal comentario que destacó el de franjas rojas y blancas en su bandera hizo ofender a su pareja.

No fue su intención, pero quizás aprovechó para tirarle una breve indirecta.

El de 8 estrellas tragó sus palabras, actuó como si nada tratando de meterse la arrechera por el culo como él dice.

Perú confió mucho en sí mismo, aunque lamentablemente la suerte se fue a tomar un autobús lejos de ahí.

Cada uno de ellos tenían solo dos cartas en sus manos.

La carta del centro era de color amarillo, el peruano sacó su segunda carta representando el número cuatro quedando solamente una en sus manos. Sonrió desafiante hacia su oponente, pensaba que ganaría.

Venezuela solo le tiró un beso de lejos, lanzando un ''salto'' del mismo color seguido a un ''comodín de color'', se lo había tomado muy en serio.

Perú solo abrió sus ojos como platos, pensó la buena jugada que realizó su pareja y no le quedó más de otra que ir a seleccionar la ropa por color. Se encaminó hacia el baño que se situaba al final del pasillo, pero se extrañó que no hubiera ninguna lavadora.

— Amor, ¿y la lavadora? —preguntó subiendo un poco el tono de voz para que el chico contrario pudiera escuchar.

— ¡Chamo yo se lo presté a Yongleiber, te tocará lavar a mano mi amor!

¿Cómo se puede estrangular a tu pareja sin matarlo?