Capítulo 18.5

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Cuan grande bosque enciende un fuego pequeño

L

a noche cayó y con ello subió mi ansiedad. No entiendo el horror que significa para mí caminar por la calle con luna en alto y cielo estrellado. Mis manos temblaron como mi cuello y cabeza por la pesadez de pensamientos y de los momentos que he vivido hoy. Fue un día terrible de todas las formas posibles. Tanto para aquellos que asistieron a la iglesia y fueron raptados; como para algunos que regresaron con algunos golpes, cortes y traumas.

La brisa fría chocó agresivamente contra la piel expuesta por mi vestido roto y con ellos todos los recuerdos de las nevadas chinas. Sobé mis brazos y me abracé a mí misma tiritando los dientes y sintiendo un escalofrío recorrer mi columna vertebral.

Próximamente blancos copos en masa decorarán el paisaje citadino. La nieve es hermosa, divertida y agraciada, pero entrando en la paranoia; me asusta mucho. Por lo que prefiero permanecer resguardada como si fuera un desastre natural en vez de una estación climática.

Muchas más personas aún seguían siendo interrogadas por policías y algunas puestas tras prisión quién sabe porque motivos. Salí de la estación policíaca abrumada, adolorida y con el cuerpo tan quejoso como si fuera clavado malignamente por muchas agujas que en vez de proporcionarme efectos curativos, fueran con la intención de asesinarme o dejarme en un mar de dolores.

Un costo de tres mil yuanes fue mi mentira oculta tanto años y sin intención de revelarla de alguna forma porque ya lo había resuelto. Aunque solucionado, el acto si lo había cometido y la culpa persiste por mas añeja que sea.

Otra preocupación que añadir a la larga lista: conseguir tres mil yuanes para pagar la multa y no poder cubrir la renta, ni comida este mes o, en su defecto; encontrar otro trabajo que si sea remunerado.

Suspiro y alejo la pesadez de mi cabeza para empezar a andar. No he hecho nada de la lista, debo convertir en el Señor al loco y atolondrado de Yinzhao, debía preguntarle directamente a sus ojos si es el ex de la señorita Zhang con el fin que lo confiese, el siguiente punto sería reunirlos románticamente, aprobar la pasantía, asistir a la despedida de soltera y al festival. Y, por otro lado... Hablar con Chan, debo conocerlo mejor... Presiono los deditos de mis pies y trato de enrollar un mechón de mi cabello. Arrugo la cara dándome cuenta que ahora no puedo. Me golpeó la frente mirando al suelo con premura.

¡Maleantes, robaron el velo natural que me dotó Dios para alabarlo!

Veo una roca, ya que estoy debajo de un árbol esperando un bus, por lo menos no se llevaron mi bolsa y mi teléfono, aunque hubiera preferido eso antes que la vida de esos niños inocentes.

Freno mi andar y colocó mi mano desnuda sobre aquella corteza y veo ondear sus amarillentas hojas con la brisa. Muchas caen al suelo, otras se quedan amontonadas en pequeños grumos, las pisan las personas o terminan en la carretera o en la alcantarilla.

Así somos nosotros, llevados de allá para acá por la corriente de este mundo desde el momento en que el Padre lo decidió, debido a nuestra rebeldía. Nunca agradecimos a Dios por lo que hacía por nosotros; en cambio lo traicionábamos con ídolos que no ven ni sienten. El Señor intento tras intento de hacernos entender, nos concedió lo que merecíamos según nuestros actos; desligarnos de Él y nos dejó a nuestra propia suerte.

Y aquí estamos, solo en el Segundo Pacto hallamos la salvación de nuestras almas, pero esa ya es otra historia...

De tal manera como estás hojas me recuerdan aquello, también me recuerdan lo otro. Este árbol es sin fruto, apenas servirá para ser adornado por la fría nieve cuando venga el invierno y ser la casita de pajarillos en primavera y demás estaciones cálidas.

Justicia De Dios(Sin Editar)Onde histórias criam vida. Descubra agora