Capítulo 07 pt. 2📚

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En el día que temo, yo en ti confío

Diáspora. —Susurró la señorita rubia a mi lado izquierdo, sumergida en el teléfono que sostenía entre sus delicadas manos de muñeca.

La mención de esa palabra me descolocó por completo, no supe interpretar el objeto de lo dicho así que, decidí preguntar:—¿Diáspora?

Sus labios no pronunciaron palabra alguna, y sus ojos no se fijaron en más nada que lo que la pantalla de su teléfono mostraba, sabiendo yo que me había ignorado por completo. Pronto, Yingzao ceñudo, masculló inquieto por saber:—¿Diáspora?

—Ella es venezolana,—hablo con indiferencia, como si fuera a decir cosa sencilla de menor importancia—los venezolanos no son más, que insignificantes insectos que riegan su plaga de miseria por el mundo, lo único que logran es sumar miseria a dónde lleguen y ser esos perros que sacan a patadas.—Su tono fue aburrido y desinteresado pero logré ver una chispa destellante de malicia en ese par de ojos negros con una sonrisa ladina de suficiencia, alzó la barbilla y me miró por encima del hombro, como si ella fuese un ser superior a mí.

Mi cerebro se convirtió en un torbellino de pensamientos. Una disputa latente entre ser y no ser, entre hablar o no, si contraatacar o dejarme ser golpeada a base de ofensas e ignorantes palabras mal intencionadas. Tras hacer un repaso de mis principios cristianos, decidí no responder, escrito está; si te golpean una mejilla, también da la otra. Sin embargo, el dolor y la ofensa permanecen golpeando duramente mi pecho, bajé la mirada y me mordí el labio en nerviosismo, la piel se me erizó en vergüenza. No es vergüenza por ser venezolana, más bien es un orgullo que infla mi pecho; la razón es porque me parece injusto, y me aflige, que existan personas que traten de humillar a su prójimo por una condición, es algo absurdo, más bien, irracional, lo peor es que he aprendido de muchas formas el significado de esas palabras. No puede humillar por una nacionalidad, por haber nacido en una pedazo de tierra con nombre distinto al tuyo. Ya se lo dejé claro al señor Yingzao, no puede señalar a una nación entera por un individuo, no puede definir a millones de personas por lo que hace una, esto no se trata de una operación matemática que sigue una fórmula para lograr el resultado correcto¡No!. No puede crear una película mental y hablar a base de xenofobia, es ilógico señalar y minimizar a alguien por su nacionalidad, al fin y al cabo, todos somos personas, todos somos ciudadanos del mundo.

No necesito poner en su lugar a nadie, a mí no me corresponde afanarme por silenciarla, alguien que sí es superior a todos, ya me dió la victoria, a mí y a mis hermanos y esa victoria sí es definitiva.

Apartado de eso, me sentía en desventaja ante mis experimentados oponentes, ellos poseen el conocimiento concebido de la práctica mientras que yo de la teoría. Podré haber sido una de las mejores alumnas de la universidad de la que egresé, pero ellos los mejores docentes que tuvieron esos niños.

El mundo a mi alrededor se detuvo, hallándome pasmada entre tantas palabras que proclama mi mente y nuevamente temí por si obtendría el puesto o sería desechada por mis debilidades.

La voz del señor Yingzao me hizo emerger de mi trance mental, su tono era amenazante, fuerte, frío, como si corrigiera con dureza algún error cometido.— Señorita, déjeme explicarle, —  se reacomodó las gafas y exhaló con fuerza—¿con qué autoridad dice estas cosas? o...—Hizo una pausa fingiendo pensar, su dedo índice puesto sobre su mentón —¿no sabe nada de historia?.

Al abrir la boca, él respondió por ella.— No, porque si usted supiera de nuestra Historia Nacional, no hubiera señalado de manera xenofóbica y despectiva a los compatriotas de la señorita Gómez, aquí presente. Así que le daré una pequeña reseña histórica que tiene como título "los chinos hemos sido y seguimos siendo migrantes". En 1820, nuestros antepasados llegaron a parar a Estados Unidos siendo los primeros asentamientos de nuestra raza en tal país, trabajando en la minas y ferrocarriles, donde el trabajo de baja categoría y obra barata  era realizada por ellos. Con el pasar de los años, la comunidad china fue en aumento y no se hizo esperar la descendencia estadounidense en mezcla de razas, de este modo, vivieron como inmigrantes en un país ajeno al suyo, hasta el año 1885 que se creó la Ley de Exclusión China, su nombre lo indica, no es necesario explicarlo. Nació guiada por el odio y la xenofobia de residentes naturales de San Francisco; el número de inmigrantes disminuyó, las leyes y normas se volvieron contra los chinos y algún beneficio que pudieran obtener como el de casarse o la naturalización se desvaneció por completo. ¿Como usted se sentiría si por ser china la señalarán en la manera que usted hizo con la señorita Gómez?
¿cómo se sentiría si logrará ir al país de sus sueños y la maltrataran de tantas formas, como un perro que es echado a patadas sólo por su raza?

Justicia De Dios(Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora