Capítulo 27: Verdades

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—Supongo que aún tengo algo de humanidad —argumentó con una sonrisa irónica.

A pesar de todas las incógnitas, comenzaba a surgir un atisbo de conexión y comprensión entre ellos, una frágil alianza. Los minutos pasaron sin que se dieran cuenta, mientras las preguntas fluían y las respuestas resonaban en el aire, tejiendo una red de confianza y curiosidad entre los tres. A pesar de todas las incógnitas, algo estaba claro: la colaboración podría ser su única oportunidad de sobrevivir.

Después de la conversación anterior, un breve silencio lleno el espacio, tiempo que utilizo Elena para irse a la cocina. Amber decidió seguirla, ya que aún no confiaba en esta nueva persona que entraba en su vida.

La atmósfera en la cocina era diferente, más relajada y cálida, como si la conversación anterior hubiera aliviado la tensión inicial. Los sonidos de los utensilios y la charla tranquila llenaron la cocina mientras ambas mujeres colaboran en la cocina. La rubia aparentaba estar interesada en ayudar, pero solo buscaba descubrir si estaban delante de una nueva amenaza, no estaba dispuesta a vivir nuevamente lo del granero.

Por su parte, Jack se quedó en la sala de estar, revisando una revista escondida que descubrió entre los cojines del sofá. Aunque estaba un poco desgastada, su curiosidad lo llevo a examinarla más de cerca. El contenido le atrapaba y pronto se vio inmerso en la lectura, dejando atrás por un momento las preocupaciones del mundo exterior.

En la cocina, Elena no le costó demasiado descubrir las intenciones de Amber quien se mostraba aparentemente amigable, pero no confiaba.

—No tienes que actuar conmigo, sé que es difícil confiar en desconocidos —dijo rompiendo el silencio mientras continuaba buscando que cocinar.

—No sé a lo que te refieres —trato de esquivar la rubia, pero una leve sonrisa surgió de su rostro, señal de que había sido atrapada.

La mujer de color intento continuar y enfocarse en la cocina. Sin embargo, no pudo con la curiosidad y soltó una pregunta un tanto innecesaria

—¿Cuánto llevas de pareja con el guapo de allá atrás? —susurro, como si estuviera compartiendo un secreto.

La pregunta tomó a Amber por sorpresa, y una ligera sonrisa nerviosa se dibujó en su rostro. La incomodidad se mezcló con el rubor en sus mejillas mientras buscaba una respuesta adecuada.

—No somos nada —respondió en voz baja, con sus ojos, evitando el contacto directo con los de Elena.

La mujer, por su parte, observo la reacción de la chica con una mezcla de curiosidad y comprensión. Sus palabras y su lenguaje corporal parecían decir más de lo que la joven estaba dispuesta a admitir.

—A mí no me engañas, se nota cómo lo miras —afirmo la mujer de color con una sonrisa amigable.

El comentario de Elena provoco que la rubia se sintiera aún más incómoda, y su respuesta apresurada revelo su nerviosismo.

—No, no, solo somos amigos —se apresuró por aclarar.

El tono defensivo de Amber y su reacción exagerada delataron su incomodidad ante el tema. Aunque ella intentaba desviar la conversación, parecía haber encontrado una pequeña grieta en el muro de su compañera y estaba decidida a explorarla.

La cocina se llenó de un aire de complicidad mientras la rubia se encontraba atrapada en una conversación que, aunque incómoda, parecía haber desbloqueado su necesidad de hablar de sus sentimientos.

La pregunta de Elena hizo que Amber frunciera ligeramente el ceño, pero luego suspiro, reconociendo que su secreto no es tan secreto como pensaba. Las palabras resonaron en el pequeño espacio, y la rubia finalmente cedió ante la presión suave pero persistente de la mujer mayor.

—Bueno, está bien —dijo con resignación, reconociendo que no podía escapar de la situación—. Sí, me gusta.

La reacción de Elena fue genuina, sus ojos se iluminaron con complicidad y alegría por haber obtenido la respuesta deseada. La confianza que Amber le había brindado al abrirse sobre sus sentimientos era apreciada y respetada.

Sin embargo, cuando la rubia agrego que una relación entre ellos no podía suceder, Elena mostró una expresión de confusión. No entendía completamente el motivo detrás de la conclusión apresurada.

—¿Por qué no? —pregunto, genuinamente interesada.

La respuesta de Amber revelo su perspectiva sobre la situación actual en la que se encontraban. La joven argumentó que la supervivencia era la única prioridad, y que pensar en relaciones amorosas era un lujo que no se pueden permitir.

La mujer de color asintió lentamente, reconociendo la lógica en las palabras y respetando su punto de vista. Sin embargo, ella también sabia que en medio de la adversidad, las conexiones humanas y el apoyo emocional podía ser una fuente invaluable de fortaleza.

—Entiendo tu perspectiva —dijo con un tono calmado—. Y es cierto, la supervivencia es primordial. Pero también recuerda que, nuestros sentimientos es algo que no podemos controlar, es parte de nuestra humanidad.

La respuesta de Elena era amable y empática, ofreciendo una perspectiva diferente sin tratar de imponerla. Amber reflexiono sobre sus palabras, sintiendo que la mujer tenía cierta razón en su propia forma de ver las cosas, lo cual le causo muchas dudas internas.

Sentido MortalWhere stories live. Discover now