Capítulo 13: Verdad absoluta

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Jack y Amber se acercaron a la mesa donde se exhibía una apetitosa variedad de alimentos, cuidadosamente dispuestos en los platos. El aroma embriagador de la comida llenó sus sentidos mientras tomaban asiento, preparándose para el festín que les esperaba.

Poco después, la pareja de ancianos se acercó a la mesa con una bandeja de frijoles recién hechos. Lucy, con una sonrisa cálida, colocó la bandeja con cuidado, dejando entrever el esfuerzo que había invertido en cocinar aquel platillo.

—Querido, hemos preparado estos frijoles con mucho amor. Sabemos que son tus favoritos —dijo Lucy con ternura, sus ojos brillaban con cariño.

Jack asintió agradecido, y con apetito voraz, comenzó a servirse una porción generosa de frijoles en su plato. Los saboreó con deleite en cada bocado, disfrutando del sabor casero y la dedicación que la mujer había puesto. 

Mientras tanto, Amber notaba cómo los ancianos la observaban con una mirada que le resultaba inquietante, llena de expectativas, como si estuvieran ansiosos por verla comer. Estas miradas penetrantes la hicieron sentir incómoda, y decidió que antes de probar la comida, debía abordar un asunto importante con sus anfitriones, a quienes todavía no terminaba de agradar.

—Estoy verdaderamente agradecida por su hospitalidad y amabilidad. Sé que han hecho todo esto para ayudarnos, pero después de comer, tengo la intención de marcharme —anunció Amber, lo que dejó a todos en la mesa sorprendida.

Los rostros de los ancianos se transformaron abruptamente, y una tensión silenciosa se apoderó de la mesa en la que todos estaban sentados. Jack, visiblemente molesto por la decisión, decidió intervenir, sus palabras estaban cargadas de frustración.

—Otra vez con lo mismo —murmuró, su descontento era palpable en su voz.

La rubia, sin inmutarse, continuó explicando su decisión. 

—No te estoy pidiendo que me acompañes, Jack. Simplemente, creo que ha llegado el momento de seguir adelante por mi cuenta.

La tensión en la mesa persistió mientras los jóvenes se enfrentaban en una encrucijada emocional. Sus palabras, llenas de malentendidos y resentimiento acumulado, amenazaban con empañar lo que debía haber sido un momento de gratitud y convivencia. La decisión de partir había sacudido los cimientos de la velada y dejado en el aire un sinfín de preguntas sin respuesta.

Lucy, visiblemente afectada por la noticia, intentó mediar. 

—Queridos, quizás deberíamos hablar con calma sobre esto antes de tomar decisiones apresuradas.

Pero Jack, incapaz de ocultar su frustración, respondió de manera más vehemente. 

—¿Y qué hay para hablar? Siempre hace lo que quiere. No puedo creer que sea tan malagradecida.

Amber mantuvo la calma, aunque su mirada reflejaba la tristeza que sentía. 

—Entiende que esta no es una decisión fácil para mí. Siento que necesito encontrar mi propio camino, y no quiero arrastrarte a algo que no compartas.

La discusión continuó, con Jack expresando su desacuerdo de manera vehemente, mientras Amber defendía su necesidad de autonomía. Los ancianos observaban con preocupación, conscientes de que estaban siendo testigos de un momento crucial en su plan.

—Las circunstancias... —Amber fue interrumpida antes de terminar la oración.

—Las circunstancias cambiaron cuando me quedé sin hogar por tu culpa —gritó Jack, con la ira desbordando en sus palabras—. Ahora tenemos que adaptarnos.

La rubia se quedó en silencio, el comentario de su compañero le cayó muy mal. Sabía que aún no olvidaba lo que pasó en la cabaña, y se sentía culpable. El comentario de Jack la había afectado profundamente, haciéndola sentir culpable. Recordó lo que había pasado en la cabaña y cómo su imprudencia había puesto en peligro sus vidas, ahora comprende que este nunca podrá entenderla.

Sentido MortalWhere stories live. Discover now