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Advertencia: Contenido Sexual
Si banda es +18 el cap...

...

B-E-S-A-M-E

Al principio Max no hace nada, pero luego Sergio siente que el alfa, comienza a acariciar su mejilla con su dedo. El de pecas coloca su mano alrededor de su cuello y se levanta hasta sentarse a horcajadas sobre sus piernas. Solo el contorno de su rostro es visible en la oscuridad. La noche ha caído fuera y ninguna de las luces de la habitación está encendida. Hay suficiente luz entrando por el ventanal para que Sergio pueda ver la cabeza de Max inclinada y al momento siguiente, sus labios se estrellan contra los suyos.

No es ligero ni tenue, sino un reclamo. Las manos de Max acunan el rostro del menor. La piel de sus manos resulta dura y callosa, pero la forma en que el alfa lo abraza, como si fuera algo precioso, es demoledora. La mezcla de feromonas llenas de excitación por parte de ambos era abrumadora. Sergio lleva sus dedos al cabello rubio y se deja devorar por sus labios pecadores mientras el fuego del deseo los consume. Max rompe el beso y comienza a arrastrar sus besos por la barbilla del omega, y este último se inclina hacia él, sintiendo su dureza, presionando en su entrada ya húmeda por el lubricante natural, mientras su respiración se produce en breves y rápidas ráfagas. Sergio se quitó la camiseta, con un poco de dificultad, pues sus manos tiemblan demasiado.

-¿Estás seguro, Omega? -Max le susurra al oído para después depositar un beso en el lado lateral de su cuello.

¿Está loco? Llevo días imaginando esto.

- Estoy muy seguro, Alfa.

Es como si hubiera estado conteniéndose hasta ese momento, esperando su confirmación. Max une una vez más sus labios, llevando una de sus manos el cuello del omega y otra a la parte baja de su espalda. Mientras tanto, Checo hace todo lo posible por desabrocharle la camisa. Consigue desabrochar los dos primeros botones, pero hay al menos cinco más y no puede concentrarse en desabrocharlos todos, cuando tiene a Max besándolo de esa manera tan sexy. En su lugar, el omega mete las manos en la abertura, agarra ambos lados de la camisa y los separa con todas sus fuerzas. El material se rompe. Los botones se sueltan y caen al suelo.

Max sonríe entre el beso y lo tumba en la cama, le quita las últimas prendas al omega bonito y empieza a desabrocharse sus propios pantalones.

Demasiado lento.

El omega lo necesita dentro de el ahora o se volverá loco. En el momento en que se quita los pantalones, el alfa rubio se vuelve a poner sobre él, Sergio engancha sus piernas alrededor de su cintura, para hacer que la hombría del alfa quede más cerca de su entrada. Nunca había sido tan atrevido con sus anteriores parejas, lo cual le estaba sorprendiendo de sí mismo.

Esteban le dijo una vez que debería ir a terapia porque era frío y poco cariñoso. Tenía razón. Nunca ha disfrutado realmente del sexo con él o con otros. Durante años, pensé que algo podría estar muy mal en él, ya que ninguna de mis parejas podía excitarlo como Max. Como el sexo es supuestamente necesario para una relación, se limitaba a soportarlo porque era lo que se esperaba, y fingía el orgasmo. Pero con Max era diferente, muy diferente, tenía incluso su lubricante escurriendo lentamente entre sus piernas, ni siquiera puede pensar racionalmente por tanta excitación y el fuerte aroma del alfa.

Sujetándolo por debajo de los muslos, Max lo sienta sobre su hombría, y le lame, le muerde los sensibles pezones al omega. Este último se sostiene del cuello de Max, soltando gemidos, arqueando su espalda cuando Max le muerde y al mismo tiempo moviendo sus caderas sobre la erección del rubio. Max se aleja para decirle varias cosas en neerlandés y, aunque Checo no entiende ni una palabra, con el solo hecho de escuchar su áspera voz en su oído hace que me derrita por dentro. Sergio siente tantas ganas de sentirlo dentro del que todo su cuerpo tiembla.

-Mi pequeño sol. -dice Max mientras le besa el cuello-. Tan húmedo. Listo para mí.

El omega solo puede gemir y mover sus caderas con necesidad, en respuesta Max lo ayuda a posicionarse sobre su erección y lo ayuda a baja lentamente. No ha llegado ni a la mitad del camino dentro de él, y ya tiene espasmos en torno a su enorme longitud. Cuando se hunde completamente en su interior, Sergio jadea y su cuerpo se estremece. La sensación de su dura erección dentro de él, le llevan al borde del orgasmo mientras se estira de la mejor manera posible.

Max vuelve a susurrarle palabras extrañas, pero seductoras en su oído mientras sus grandes manos aprietan sus nalgas. Sus labios besan el punto sensible de su cuello cuando finalmente comienza a moverse. Con cada embestida, se introduce más en su interior, llegando a un punto que ningún hombre había alcanzado antes. Lento al principio, y luego más rápido. Sergio le clava sus uñas en la piel de su espalda a medida que sus embestidas aumentan en intensidad, y siente que su cuerpo empieza a cosquillear con su inminente orgasmo. Es una locura. Embriagador. La más absoluta devastación de su cuerpo y mente. Entonces, el omega suelta un gemido en el momento exacto en el que se corre y Max sigue justo detrás de él. El alfa sale del castaño, pues no uso protección y no quiere anudarlo, no aún.

Sergio está tan agotado que no puede reunir las fuerzas necesarias para soltar sus brazos del cuello de Max, así que simplemente esconde su cara en el pliegue de su cuello, relajándose con el aroma del alfa. Lo último que recuerda antes de quedarse dormido son unas palabras en voz baja y un ligero beso en su hombro.

...

Max acerca el cuerpo del omega más a él, una vez que termina de limpiar los fluidos del cuerpo de su esposo. Maravillado por la sensación de tenerlo finalmente entre sus brazos mientras observa su rostro iluminado por la luz de la luna, el alfa traza el contorno de su ceja con un dedo, luego su pequeña nariz y sus labios carnosos. Es tan hermoso que duele. Le parece un sacrilegio tenerlo atado a alguien como él, o que sus manos manchadas de sangre lo toquen, manos que han matado y mutilado a tantos. Sergio se merece algo mejor. Una casa con una valla y una vida sin preocupaciones con un alfa normal. Un hombre honesto que no tuviera que mentirle ni ocultar las cosas malas que hace cuando va a "trabajar". Un hombre que nunca volvería a casa cubierto de sangre.

Sergio merece poder ir a un restaurante sin que lo miren fijamente mientras la gente que lo rodea cuchichea entre sí, discutiendo por qué diablos está con alguien como Max. Este último hace años que me acostumbro a las miradas y a los susurros en voz baja. No le molestan en absoluto. Pero no le gusta que el hermoso omega de pecas sea objeto de cotilleo. Si fuera un mejor alfa, lo habría echado, anulado el matrimonio y liberado. Así que supone que es un mal hombre, porque no piensa dejarlo ir.

Max no es un imbécil, sabe perfectamente que Sergio se siente atraído por él. El omega estaba en un mal lugar esta noche, vulnerable, probablemente solo y anhelando el contacto humano. Y el alfa era el único a quien tenía cerca. Por la mañana, Checo probable que se arrepienta de lo que pasó entre ambos, así Max disfrutara de estos momentos robados. Tendrá que ser suficiente. Max pone su cabeza en la almohada detrás de la suya, entierra su rostro en el cabello, luego el cuello del omega y finalmente le abraza aún más fuerte.

...

PERDÓN POR ESTE CAPÍTULO.
Acepto que soy bien mala para narrar capítulos +18, en el futuro lo voy a editar y hacer más bonito. Lo prometo.

[Sin corregir al 100%]

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Scary Love | chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora