Capítulo Final: Boda

191 6 0
                                    

Andrea.

Niego divertida al ver el puchero que hace mi hombre porque no quiere separarse de nosotros ni un segundo, pero si quiere casarse conmigo debe hacerlo.

—¿Por qué nos tienen que separar? Podemos vestirnos en la misma habitación, no molestaré lo prometo —asegura berrinchudo al tiempo que me abraza más fuerte para evitar que huya.

—Porque es de mala suerte que el novio vea a la novia con su vestido —le explico divertida.

—¡Eso es mentira! Tú te casarás conmigo incluso con el mundo en contra —asegura dejando un beso en mi cabeza.

—Ya déjanos ir, todo será más rápido y desde esta tarde nos tendrás para ti para toda la vida —le digo con sinceridad y eso parece calmarlo porque poco a poco me va soltando.

—Para mí por siempre —susurra sonriente —. Me gusta —asegura soltándome por completo para seguidamente alejarse unos pasos —. Ahora debes irte, mi stellina antes de que me arrepienta y te encierre en nuestra habitación —me dice suspirando.

—Bien, nos veremos en la tarde —le respondo aceptando —. Te amamos, mi sexy amargado —le digo al tiempo que le doy un casto beso para seguidamente empezar a caminar hacia la salida de la casa son darle tiempo a reaccionar.

—Creí que tendríamos que ir a buscarte —habla Pía más ansiosa de lo que yo estoy.

—Tú hermano no nos quería dejarnos ir así que si no quieres que tardemos más es mejor salir de aquí cuanto antes —le explico a mi cuñada.

—Es un exagerado, pero lo entiendo cualquiera dudaría en casarse con ese amargado —bromea haciendo que la mire indignada.

—No hablas así de mi hombre —le regaño.

—Solo digo la verdad —asegura encogiéndose de hombros.

Caminamos hacia una de las camionetas y allí se encuentran mi cuñada Lía junto a su hijo y a Taddeo.

—Buenos días —saludo en general.

—Buenos días, señora Ferrara —me saluda Franco y lo observo de mala manera así que termina llamándome como quiero —. Andrea —se corrige a la fuerza y sonrío triunfante.

—Así me gusta más, eres mi amigo y no me gusta que me trates de usted —explico restándole importancia —. Y esto va para ambos —digo refiriéndome a su hermano mayor.

—¿Cómo están los trillizos? —le pregunto a Lía en cuanto me acomodo a su lado y Pía repite mi acción quedando las tres en el mismo asiento y los niños frente a nosotras.

—Muy bien, están sanos y solo debo cuidarme para evitar cualquier cosa —me dice sonriendo y me alegra de saber que al fin se está permitiendo ser feliz.

—Me alegro, a todos nos dejaste shockeados ante tal noticia —le cuento y ella asiente divertida.

—Lo sé, nosotros también quedamos así cuando nos enteramos. Aunque creí que Donato se iba a desmayar porque se puso más pálido que una hoja —me cuenta negando divertida.

—Y es que no es lo mismo tener un bebé a tener tres, hasta me compadezco del aborto mal hecho —bromea Pía.

—¿Qué es abo... aborto mal hecho, mami? —pregunta Maurizio dejándonos heladas.

—Si, ¿Qué es, mamá? —pregunta ahora Taddeo.

—¿Ves lo que ocasionas, Pía? —le regaña Lía en voz baja a nuestra cuñada.

—¿Quién quiere helado? —pregunta y gracias al cielo eso distrae a los niños.

***

Amor sinceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora