Capítulo 34: Decepción

179 8 0
                                    

Andrea

Observo a mi novio esperando a que diga algo sobre el enfrentamiento con Lorenza tres días atrás. Me llamo preguntándome porque me había puesto en riesgo, pero le dije que prefería hablar en persona así que aquí estamos. Él acaba de llegar de Italia y aún no me ha dirigido la palabra ni siquiera un beso me ha dado dándome a entender que está molesto.

—¿No dirás nada? —pregunto en un susurro observándolo fijamente.

—Tengo tantas cosas por decirte que no sé por dónde empezar —dice más para sí mismo, pero logro escucharlo.

—¿A qué te refieres? —pregunto confundida por sus palabras.

—No estoy enojado porque enfrentarás a esa mujer, pero me hubiese gustado que me dijera que lo harías porque sé muy bien que lo tenías planeado —responde y no puedo descifrar si está molesto o no.

—Yo debía hacerlo para poder dejar el pasado en dónde debe estar —hablo con simpleza a lo que él asiente dándome la razón.

—Lo sé, pero eso no es lo que me tiene así —confiesa dejándome más confundida aún.

—¿Entonces que te tiene así? —pregunto ya cansada de los acertijos.

—Solo debes saber que cada cosa que hago es por ti —me dice al tiempo que se acerca a mí.

—¿Por qué me dices eso? —cuestiono ansiosa y con una opresión en el pecho, ¿por qué siento que lo que me dirá no me gustará?

—Hay algo que no te dije y ... no me arrepiento porque fue la única manera de ponerte a salvó a ti y a mis hermanos —me cuenta y solo puedo fruncir mi ceño en señal de confusión.

—¿Puedes decirme las cosas sin dar tantas vueltas? —pregunto al borde del colapso.

—Prométeme que me escucharás y no me odiaras —me pide mientras me súplica con la mirada.

—¿Por qué debería hacerlo? ¿Qué has hecho?

—Nada de lo que estás pensando, mi ángel —asegura al tiempo que intenta acariciar mi mejilla, pero por instinto retrocedo —. No hagas eso, amor —suplica.

—Dime lo que tienes que decirme y ya después decidiré que hacer —le digo antes de que se arrepienta de hablar.

—Bien. Es mejor que nos sentemos —sugiere señalando la cama así que lo sigo y ambos nos sentamos —. Yo... yo te mentí —confiesa con dolor provocando que lo observé incrédula y cuando estoy a punto de hablar él niega con la cabeza para volver a hablar —. No me interrumpas, por favor —pide a lo que asiento sin más opciones —. Te mentí porque si sabía del paradero de tú cuñada y tus sobrinos —confiesa provocando que un jadeo de sorpresa se escape de mis labios —. Se que debí decírtelo, muchas veces estuve a punto de hacerlo, pero no podía. Le prometí a Andriando que no lo haría además de que si lo hacía tanto tú cómo mis hermanos estarían en riesgo así que no me arrepiento —explica y yo solo puedo negar —. Lo lamento tanto, pero no podía decírtelo antes yo... —le interrumpo cuando me levanto de golpe de la cama para empezar a caminar por toda la habitación tratando de comprender la gravedad de las palabras de Dante.

—Los busque por años, dormía preocupada por no saber de ellos, ¡Y tú lo sabías! ¡Todo pudo haber sido diferente! —grito enojada —. ¡Pensé que teníamos confianza, pero que equivocada estaba! ¡Pude haber evitado que estuvieran tanto tiempo separados e incluso mi cuñada no estaría al borde de la muerte! —sigo gritando sin saber que sentir, en este preciso momento me siento traicionada por él hombre que amo, en la persona que confío ciegamente —. ¿Cómo pudiste? —pregunto con los ojos cristalizados.

Amor sinceroWhere stories live. Discover now