Capítulo 23: Luz al final del túnel

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—¿Estás segura? —dudo Jack, buscando en vano alguna señal de movimiento. Su advertencia saca a Jack de su ensimismamiento.

—Sí, lo vi —confirmó ella, con su mirada fija en la montaña de desechos—. ¡Algo se movió!

—Cálmate, seguramente no es nada —Jack intento tranquilizarla, aunque incluso él empezó a sentir la inquietud.

Decidido a investigar, el hombre se preparó para acercarse a la pila de basura, pero Amber lo detuvo agarrándolo del brazo con fuerza. Una mirada fue suficiente para dejarle saber que todo estaría bien.

Avanzo con cautela hacia los escombros, cada paso cargado de tensión. Cada sonido en el túnel parecía amplificarse en su mente, como un recordatorio constante de su vulnerabilidad. Mientras tanto, Amber observaba con preocupación, con sus ojos reflejando el miedo que sentía.

La distancia se acortó y Jack finalmente llego a la pila de basura, manteniendo la vista fija en cualquier indicio de movimiento. Su corazón latió con fuerza, consciente de que cualquier cosa podría saltar de entre los escombros.

Entonces, ve algo: un movimiento leve, apenas perceptible, pero lo suficiente para aumentar su miedo. Amber apretó el tríceps de Jack con sus dedos aferrándose en señal de advertencia.

—Jack... —su voz es un susurro lleno de temor.

Unos segundos de tensión se alargaron como una eternidad. Finalmente, un pequeño cuerpo peludo y oscuro se deslizó entre los escombros y salió a la luz. Era una rata, su mirada asustada se encontró con la de Jack antes de desaparecer velozmente.

—¡Mierda! —exclamó, saltando hacia atrás por la sorpresa.

La tensión se liberó en una oleada de risas nerviosas y alivio mientras intercambiaron miradas. El peligro imaginado se disipó en el aire y, aunque la situación era inquietante, se dieron cuenta de que su temor había sido exagerado.

—¿Podemos seguir caminando? —Preguntó la rubia, anhelando salir de ese lugar que le generaba tanta incomodidad.

Jack accedió con una sonrisa, para luego seguir avanzando, dejando atrás el pequeño espacio iluminado que destacaba en medio de la oscuridad reinante en el túnel. La conversación se convirtió en su aliada para que el trayecto no se volviera aburrido. Hablaron de temas triviales y temas con poca relevancia.

—¿Cuál es tu comida favorita? —preguntó Jack. Aunque Amber ya sabia que él era un fanático de los frijoles, él no conocía los gustos culinarios de ella.

—Creo que no es momento para estas preguntas —respondió ella de manera cortante, olvidándose por un momento de la tensión del lugar.

El comentario de Amber hizo que Jack guardara silencio, sintiéndose un poco avergonzado por su falta de sensibilidad.

—Prefiero los dulces —confesó poco después la rubia, rompiendo el incómodo silencio que se había formado—. No sabes lo que daría por unas gomitas.

—No te culpo —sonrió Jack, agradecido por la pequeña distracción que trae su conversación.

Amber se tomó un momento para pensar qué más podría preguntarle a su compañero, considerando que ya sabia mucho sobre él. Finalmente, decidió lanzar una pregunta que siempre había rondado su mente, aunque era consciente de que podría ser un tema delicado.

—¿Cómo es tener un hermano? —interrogó. Siendo hija única, siempre había sentido curiosidad por esa relación.

La pregunta tomó un poco desprevenido a Jack, quien no esperaba un cuestionamiento de esa naturaleza. La mención de su hermano despierta una serie de emociones y recuerdos en él, y por un momento se sume en sus pensamientos.

Sentido MortalWhere stories live. Discover now