–No, sabes que nunca nos cayó bien, ahora ve tras Max.

Les di un gran abrazo y corrí tras ella. Entonces vi como estaba en el patio, llorando.

–Max, espera.

Corrí hasta ella, cuando estuve en frente vi que estaba llorando y mucho, lo único que pude hacer y que se ocurrió fue darle un abrazo.

Primero me tense y pensé que no quería que la abrazara, pero en pocos segundos ella puso sus brazos alrededor de mi espalda, las dos nos quedamos así un buen rato. Entonces recordé algo.

"–Vamos Abby corre. – Dijo mi hermana.

Solo tenía nueve años, corrí hasta la cocina, donde estaban mis papás.

–Hija, ¿Sabes quien cumple años hoy?

–Yo.

Dije dando mi gran sonrisa y dando saltitos.

–Toma tu regalo.

Abrí la caja lo más rápido que pude y era la muñeca que había pedido, siempre me dan todo lo que pido.

–Gracias papi.

–Todo para mi princesa.

–Padres, creo que no le debería de dar todo lo que quiere la van a malcriar.

–No le damos todo lo que quiere. ¿Ahora quién quiere su pony?

Vi como mi hermana negaba con la cabeza y me dejaba sola.

–Amy, ven tenemos algo importante que decirles, háblale a tu hermano.

Ella hizo lo que dijo y le hablo a mi hermano mayor, él tiene 10, volvió y se me quedo viendo con sus hermosos ojos azules.

Los dos se quedaron viendo extrañados a mis padres. Ellos se miraron y asintieron con la cabeza, vi como mi madre hacía una mueca.

–Nos vamos a divorciar.

Mi hermana me abrazo como lo estaba haciendo con Max. Después lágrimas salieron de mis ojos, hasta que ya no quedo más lágrimas y desde ese día jure no volver a sentir cariño por alguien."

Ella me seguía abrazando y llorando sobre mi hombro.

–Max no llores por ese idiota, hay más chicos lindo en el mundo.

–Es que me duele, como pude ser tan tonta, sepa desde cuando me habrá estado engañando.

–Ya no pienses en ello, lo mejor será volver a casa.

Caminamos hasta el carro y le abrí la puerta del copiloto a Max, ella se sentó y cerré la puerta, rodee hasta la otra puerta, la abrí me metí al carro, lo prendí, acelere, y nos fuimos rumbo a la casa.

Nos faltaban cinco cuadras para llegar, Max no dejaba de estar triste se le notaba en la cara, yo trataba de concentrarme en conducir, pero no podía solo quería y romperle la cara a Aurora.

Escuche como la sirena de una patrulla venía atrás de nosotros, me orille a la calle.

El policía salió de la patrulla y quedo en frente mío.

–Licencia.

Saque la licencia de mi bolsa y se la di. Él se me quedo viendo.

– ¿Ha estado bebiendo?

–No.

–Entonces no les molesta si aplico el alcoholímetro ¿Verdad?

Negué con la cabeza, baje del carro, me puso ese aparato en la boca y sople, espere a que me dijera los resultados.

–Lo que sospechaba esta borracha.

– ¿Qué? Claro que no.

–Queda arrestada por conducir ebria.

Entonces sin previo aviso, me volteo y me puso las esposas.

Max se bajó del carro horrorizada de lo que acaba de ver.

Se acercó a nosotros dando grandes zancadas.

– ¿Algún problema oficial?

–Su conductora conducía bajo el efecto del alcohol, la tendré que detener.

–Escuche, he tenido un pésimo día, así que la va a soltar y nos va dejar ir.

Él solo río, me metió a la patrulla, mientras Max le decía muchas cosas, cuando cerró la puerta agarro a Max y le puso la esposas, la detuvo por insultar a un oficial.

¿Esta noche no podría ser peor?

Nos llevaron a la penitenciaria, lo único bueno fue que estábamos las dos solas en la celda. Max no había dicho ni una sola palabra, por lo menos ya no lloraba.

Se acercó el guardia.

–Tienen derecho a una llamada.

Max y yo nos quedamos viendo, lo único que pensé fue marcarle a mi hermana, así que salí de la celda, deposite las monedas, marque el número, sonó tres veces, pero nadie contesto, hasta que por fin atendió mi hermana.

– ¿Bueno?

–Hermana... Ammm... Tienes que venir por Max y por mí a la penitenciaria, por favor que no se enteren nuestros padres.

– ¿QUÉEEE?

–Es una larga historia, por favor ven y trae dinero para pagar la fianza.

–Me deberás y una muy grande, ahora mismo salgo para allá.

Colgué el teléfono y camine hasta la celda, Max se me quedo viendo, pero lo único que logre decir fue que venían por nosotros, ella soltó un gran suspiro y se sentó en la banca.

Ya ha pasado más de media hora y todavía no llega, hasta que por fin vi a mi hermana, a Cris con pants, las dos corrimos hasta las rejas.

–Gracias por venir. – Dijo Max.

–Am...

Atrás de ellos salieron nuestros papás muy enojados.... Mierda.

El desastre de mi vida.Where stories live. Discover now