Capítulo 22: Nuevas vías

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—Admiro eso de ti —dijo sinceramente, apreciando la manera en que Jack enfrentaba la adversidad con valentía y positividad—. Por más dificultades que se te presenten, siempre eres positivo.

—Una mala actitud solo hará que te enfoques en lo malo, te detiene, no te ayuda a progresar y mucho menos a salir del problema —Justificó su respuesta con convicción.

La mirada de la rubia brillo mientras escuchaba sus palabras. Sabía que su compañero había sido un faro de esperanza y determinación en medio del caos, y eso la inspiraba a seguir luchando por mantenerse con vida.

Sus miradas se cruzaron, y en ese breve instante, se entendieron mutuamente en un nivel profundo. Un silencio cómodo se cernió sobre ellos antes de que se enfocaran en su camino en busca de un futuro incierto.

Ambos buscan señales de humanidad en medio del mundo desolado en el que se encontraban. A pesar de los encuentros desagradables con otras personas, no habían perdido la esperanza de que todavía podían encontrar algo de valor.

—Amber, mira —dijo Jack, interrumpiendo el silencio mientras señalo hacia un punto unos metros más adelante.

—Son vías de tren —descubrió la rubia, notando el camino de hierro que se extendió ante ellos, para luego apresurarse para alcanzarlos.

Las vías de tren se extendieron ante ellos como un rastro oxidado de un tiempo olvidado. El metal desgastado y cubierto de herrumbre parecía luchar por mantener su integridad contra el implacable abrazo de la naturaleza. La vegetación circundante, con sus ramas y hojas, se entrelazaba con las vías como queriendo reclamar este espacio abandonado para sí misma. Pequeñas flores valientes y resistentes crecían entre los huecos del riel, aportando destellos de color en medio de la decadencia.

El ambiente que rodeaba las vías de tren parecía llevar consigo un aire de melancolía y nostalgia. El silencio era casi absoluto, solo interrumpido por el suave susurro del viento entre los árboles, el cielo, cubierto por nubes grises y pesadas, parecía reflejar el estado de ánimo del mundo que los rodeaba.

—Quizás podríamos encontrar algún lugar al final de estas vías —expusó Jack, su voz reflejaba la mezcla de esperanza y ansiedad que sentía.

—¿A qué te refieres? —preguntó la rubia.

—Como están las vías, dudo mucho que haya algún tren que pase por aquí —respondió Jack, tratando de tranquilizarla con su lógica.

Las palabras de Jack parecían tener sentido, si las vías estuvieran en mal estado, era poco probable que algún tren las utilizara. Mientras que amber contemplaba la vegetación que había invadido las vías y asiente con una pizca de dudas.

Era una idea aparentemente simple, pero la imagen de un tren desbocado apareció en su mente, una visión aterradora que se aferró a sus pensamientos. ¿Y si por casualidad un tren seguía circulando en estas vías abandonadas? La posibilidad era remota, pero suficiente para sembrar la cautela.

La lógica de Jack, sin embargo, era innegable. Si las vías se encontraban en tan mal estado, ningún tren habría transitado por allí en años. Aun así, la precaución seguía siendo una compañera constante en este mundo donde la normalidad había sido destrozada.

El tiempo transcurrido parecía haber mermado cualquier huella de vida en las vías. Los rieles estaban corroídos por el óxido, cubiertos por una capa de maleza que los hacía parecer más como un antiguo monumento a la movilidad que como un medio de transporte activo.

El peso de la decisión se sentía en el aire. El hambre y la necesidad de un refugio pesaban en sus cuerpos, impulsándolos hacia adelante. El futuro era incierto, pero las alternativas eran escasas. 

Sentido MortalWhere stories live. Discover now