Stanley Marsh

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Era viernes en la noche, un día más en el pequeño pueblo de South Park.

Clyde había echo una de las tantas fiestas aquellas que le encantaban hacer cada vez que tuviera una oportunidad, como siempre, casi todos los de la escuela estaban ahí a pesar de que ni siquiera el mismo los conozca.

Estabas sentada con tu mejor amigo bebiendo en la barra. El fuerte ruido de la música resonaba por todo el barrio, ¿pensaste que los policías vendrían a poner una multa?

Na, ellos estaban bien tranquilitos comiendo y bebiendo cervezas como si no hubiera un mañana.

-Staaaaan-Alargaste de forma melosa el nombre de tú amigo él cual de forma sorprendente aún seguía consciente y en sus cinco sentidos.

El chico del gorro te miró, las bolsas negras bajo los ojos del chico hacían resaltar sus ojos azules. La ropa ahora completamente de un color negro sólo resaltaba su cuerpo y mostraban que había vuelto a su etapa emo.

-No vuelvas con Wendy, ella no vale la pena.-Frunciste el seño, sabías que Stan estaba mal por culpa de la chica de boina rosa.

Seguías sin entender a tú mejor amigo, ¿todas la infidelidades, la falta de atención y las humillaciones valían la pena?

Wendy era linda, de echo, muy linda. Con sus largos cabellos negros, su forma de sonreír, esa aura tan alegre que siempre tenía y esa forma tan femenina de ser. Sin duda todo un encanto.

Eso no justificaba que la chica era una total perra que no servía a la hora de tener una relación estable y eso tarde o temprano siempre terminaba afectando a Stan.

-No puedo evitarlo, ella tiene algo que el resto de mujeres no tienen-Revolvió la limonada que se estaba tomando con el papote.
Si el también se emborrachaba harían juntos todo un desmadre y no estaría consciente de todo, por eso ese día había preferido no ingerir ninguna bebida alcohólica para poder cuidarte.

Por otro lado, a diferencia de el tú ni de tu nombre te acordarías a la mañana siguiente.

-¿¡Acaso yo no cuento como mujer!?-Te ofendiste rabiando de ira.

-¡Eso es diferente! Eres... eres mi amiga! Wendy es mi exnovia, es diferente...-El de ojos azules se trabó varias veces con sus palabras, no esperaba una pregunta de esa forma por tu parte.

El chico te miró fijamente aún anonado, sus bonitos cabellos azabache caían de forma rebelde por su rostro, sus carnosos labios entre abiertos te invitaban de cierta forma a probarlos.

Miraste a Stan con los ojos entrecerrados tal cual como un cazador mira a su presa.

-¿Ella te besa así?-Antes de que el contrario dijera algo ya tenías sus labios aprisionados entre los tuyos.

Tu conciencia tambaleaba en una cuerda floja, eso no tenía justificación, es más, no querías una justificación para tus acciones.

Wendy era tú compañera, no tú amiga. No tenías ningún vínculo con ella como para sentirte mal y por más crudo que suene no solo eso también había que contar que ya no era novia de Stan.

Ella lo había dejado, ella lo había traicionado. Se había atrevido a desperdiciar a semejante chico.

Tú no harías lo mismo, al contrario de esa gran tarada aprovecharía cada oportunidad con el pelinegro y tratarías de entrar en su corazón.

Stan se sonrojo al sentir tus labios. Sus ojos centelleaban y su corazón latía a mil, sus pupilas se contrajeron mirando todo de ti.
Estaba asustado, el sudor comenzaba a escurrir por su frente y tal vez pronto le daría un ataque de nervios.

-W-Wendy no lo hace...

Tenía ganas de besarte más.

Podías sentir su aliento cálido en tú boca. Los labios de el se sentían suaves y calientes.

Stan no creía estar experimentando esto con su mejor amiga. Sin embargo, algo sobre ella estaba desbloqueando sentimientos y pensamientos en el de ojos azules.

Sus manos se apoyaron en tus hombros en busca de no romper el momento.

-Lo sabía-Una pequeña sonrisa ladina se instaló en tu rostro antes de volver a unir sus labios con los tuyos.

Tweek los miró desde una esquina con Craig a la lejanía, el rubio ladeo la cabeza, ¿estaban reforzando vuestra amistad?

Stan lo disfrutaba y sentías cómo su mano subía por tus hombros en busca de tú nuca la cuál estaba cubierta.

Sin embargo, por un breve momento, solo fue un segundo, Wendy apareció en su mente y quería que fuese ella quien lo hiciera.

Su mente entró en un caos, el no podía pensar en eso. ¡Wendy fue quién lo dejó! y mucho menos ahora que te besaba a ti.

Separo el beso pensando que ya era suficiente, no quería seguir alimentando al tornado de emociones que habitaban en su caja torácica.

Miraste sorprendida la mirada confusa del pelinegro.

-Supongo que fue mucho por hoy-Te encogiste de hombros con una mirada difícil de descifrar para el, te acotejaste bien en el asiento.

No emitiste palabra alguna mientras volvías a llevar el vaso de cristal con whisky a tú boca.
Stan sentía culpa y su mente seguía pensando en Wendy, pero al mismo tiempo algo sobre ese beso contigo lo hacía dudar.

-S-seguramente tengo que ir a hablar con Pete...-Nervioso trató de sacarse de esa incómoda situación cuando vio a Pete con el resto de emos por el otro lado de la casa.

-Ha sí ve con el, y huye como el cobarde que eres-Rodaste los ojos cruzando una de tus piernas sobre la otra desviando la mirada para ver cualquier cosa menos al pelinegro.

Su amiga se sentía... ¿Molesta y decepcionada por lo que acababa de acontecer? No estaba seguro, pero la veía bastante fría con él.

Le resultaba raro. Se levantó caminando unos pasos lejos de ella.

Sin embargo... Lo último que dijiste le hacía pensar que todavía tendría una oportunidad de besarte de nuevo. ¿Qué debería hacer?

¡Al carajo Wendy, ella ya lo dejó!

Retrocedió sobre sus propios pasos antes de besarte de forma rápida y correr hasta donde estaban los góticos.

Tocaste tus labios sorprendida, tuviste suerte de que no haya vomitado sobre ti por los nervios.

°[South Park one-chots]°Where stories live. Discover now