32

3.2K 190 4
                                    

Molly

Abro mis ojos sintiéndolos pesados, casi pasé la noche entera en vela esperándolo llegar y el muy desgraciado se apareció a las tres de la madrugada. ¿Para qué mierda quiso que mi hijo viniera con él? Ni siquiera pasó tiempo con él.

Suspiro con cansancio contando hasta diez para no gritarle hasta del mal que se va a morir frente a Tohb. Salgo fuera tras darme una corta ducha, el ruido de la señora Maddison en la cocina me hace sonreír.

—Señorita Molly que bueno verla de nuevo —habla con tanta emoción que me pone realmente feliz.

Ella siempre fue muy dulce conmigo, así que la abrazo con calidez.

—¿Cómo estás señora Maddison?

—Muy bien preciosa —me dice y mi pequeño hace su aparición.

Llega hasta nosotros con su carita soñolienta y sonrío tomándolo en mis brazos.

—Tú debes ser el pequeño Tohbías, eres exactico a tu papá —añade con voz dulce.

Mi hijo le sonríe y me impresiona, porque raramente es así con los extraños.

—¿Usted es la que preparó el desayuno? —pregunta.

Maddison sonríe a él y asiente.

—¿Qué es lo que más te gusta desayunar?

Mi pequeño se queda en pensando y analizando su pregunta.

—Tocino con huevos revueltos, eso me encanta —le responde.

—Pues eso mismo hay sobre la mesa esperando a que comas, ¿vamos? —Levanta sus manos él accede yéndose en sus brazos.

Me quedo de piedra con lo que acaba de suceder y rio al instante. Siento una figura masculina tras de mí.

—Buenos días. —Su cuerpo ya fundido en una polera y unos simples pantalones azul cielo acapara mi visión.

Su mal humor lo olfateo a mi alrededor y tuerzo los ojos al él llegar hasta mi lado. Porque si está molesto, yo lo estoy aún más.

—Papá —chilla su hijo desde la mesa.

—Hola campeón. —Da un beso en su cabecita y luego remueve su cabello rojo.

—¿Hoy no iré a el colgio? —interroga nuestro hijo.

—Sí irás, pero mañana porque hoy es domingo —le contesta y mi pequeño asiente.

—¿Dónde estabas ayer? –Tohb pregunta y su tono me agrieta el pecho.

Su padre se queda en silencio por un leve momento. Camino hasta tomar asiento bajo la penetrante mirada de Tohbías. Sus ojos vuelven a su hijo y se suavizan.

—Estaba trabajando, pero hoy tengo planes para todos —comenta y la cara de ilusión del pequeño se ensancha.

—¿De verdad?

—Sí, iremos al acuario —repone y mi hijo chilla feliz.

                     *******

Tras largos minutos que pasé tras el espejo, veo mi reflejo. Vestí mi cuerpo con unos jeans de mezclilla rasgados en las rodillas, y me puse una simple camisa con una gorra en mi cabeza. Dejé mi cabello suelto y en mis pies calzé un par de zapatillas de marca.

Veo a mi hijo ya vestido que entra impaciente hasta donde estoy.

—¿Podemos irnos mami?

—Sí cariño, vamos ya —respondo y salgo.

AtándonosWhere stories live. Discover now