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Molly

—¿Qué mierda vas a explicarme Tohbías?—digo entre sollozos.

—No es lo que crees, fui a su casa solo por negocios con su padre —habla él justificándose.

—¿Y el negocio incluye besarla o dejarla preñada? ¡No lo puedo creer! —digo aún más alterada.

—Deberías calmarte amor, no es bueno para el bebé que te pongas así —comenta por lo bajo.

—¡Ahora te preocupas por el bebé! Pues ya tienes otro y con la mujer que realmente amas, ya no estás obligado a estar conmigo porque ya tendrás tu hijo con otra —digo a gritos.

—Es que ni siquiera recuerdo que haya sucedido algo, no recuerdo ni siquiera haberla besado. Ese día solo fui a su casa y tomé de más. Ella apareció y no recuerdo nada más —dice con decepción—. Eres mi mujer, nuestro hijo es lo que realmente me importa. Él será el que herede todo y ustedes son mi familia. Nunca te voy a dejar.

—Pero yo sí puedo dejarte y no me vas a obligar. ¿O sí? —expongo con confianza aunque no sé de donde la saco, estoy rota y no quiero estar cerca de él ahora mismo.

—Jamás te obligaría a nada —comenta bajando la cabeza, su mirada es seria, perdida y nostálgica.

—Perfecto —Limpio mis lágrimas y respiro profundamente, giro mi espalda y voy a por una maleta para empacar mis cosas.

—Por favor no te vayas —suplica Tohbías.

—Lo siento, me traicionaste, pudiste haberme comentado esto antes pero no. Sabes, hoy mismo me crucé con Ellie, la muy zorra me restregó en la cara lo cornuda que era. No voy a permitir que me sigan viendo la cara. Tú lograste entrar en mi corazón y lo jodiste, la cagaste porque me enamoré de ti Tohbías—digo entre sollozos golpeándole el pecho —, solo se burlaron de mí, me usaste, eso es lo que todos hacen ¿Es divertido acaso?

Él no dice nada más, solo detiene mis golpes en su pecho y me abraza. Entre sus brazos lloro, lloro desconsoladamente. Lo amo y me duele, duele bastante.

Cuando me calmo le digo:

—Me marcho a casa de mis padres, lo menos que quiero es verte ahora mismo. Cada vez que te veo me siento peor.

—¿Por qué mejor no vas a casa de mi padre? Me volveré loco contigo tan lejos, Por favor —suplica.

Bajo la cabeza y realmente odiaría estar cerca mi madre todo el tiempo.

—Con una condición.

—La que quieras —manifiesta Tohbías serio.

—No quiero que vayas a verme en casa de tu padre —pido aún sin dejar de llorar.

—Está bien —afirma Tohbías.

Él sale de la habitación y yo comienzo a recoger mis cosas poco a poco. Lágrimas surcan mis mejillas de pensar en separarme de él. Estábamos tan bien, amaba llegar a casa y preparle la cena, bañarnos juntos, ver cosas en la tele mientras hacíamos el amor hasta quedarnos dormidos.

¿Lo extrañaría? Claro que sí, Poco a poco me fui enamorando de él, de su forma de ser y de tratarme.

Salgo de la habitación y lo veo en la isla sentando en una banqueta con una copa de wiskey en la mano. Sus ojos me miran y baja la mirada, sigo mi camino a la salida y justo cuando voy a abrir la puerta principal escucho que dice tras de mí:

—Te Amo joder, desde que murió mi madre creí haber perdido los sentimientos. No me interesaba ninguna mujer, ni sus putos sentimientos, pero llegaste tú con tus tormentas y demonios y amé cada uno de ellos. Ver como te sonrojabas cada que pasaba por delante tuyo sin camiseta, ver como te fajabas con el horno porque no le trabajaban los botones, ver tus muecas y tu sonrisa por toda la casa. — Más lágrimas salen dispardas de mis ojos—. Siempre que llegaba del trabajo con un humor de perros, tú alegrabas mi noche con solo verte sonreír, poco a poco me fuiste cautivando. Tuve siempre esa atracción sexual por ti como la tenía con muchas, pero contigo era diferente, contigo era especial. Y cuando hicimos el amor por primera vez, porque sí, fue mi primera vez también. ¡Joder!, fue el maldito paraíso. Te Amo Molly jamás te sería infiel. Te Amo, esto no se va a quedar aquí ya verás.

AtándonosWhere stories live. Discover now