Keisuke - Keisuke

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No me juzguen 😞

—¡Espera…nhg!— Sus manos fueron a mi cintura mientras salía y entraba bruscamente, mis manos estaban aferradas torpemente a la encimera de la cocina

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—¡Espera…nhg!— Sus manos fueron a mi cintura mientras salía y entraba bruscamente, mis manos estaban aferradas torpemente a la encimera de la cocina.

—¡Joder...___ —sus manos levantaron un poco más la falda de mi vestido y su mano se estampó en mi trasero, dejando una marca rojiza —Kei!—

Su respiración agitada chocó contra mi cuello y comenzó a dejar chupetes en mi cuello —Cada día te ves aún más jodidamente linda— sus dedos comenzaron a jugar con mi clítoris haciéndome chillar de placer.

Sus caderas seguían embistiendo hasta que sonó el cronómetro.

—Ahg! Espera Kei~ el horno.... las galletas se van a quemar— poco le importó a Baji, sus caderas no se detuvieron ni un segundo.

—Al diablo las galletas, estoy concentrado en mi chica y su buen culo— ahora sus dedos trazaban pequeños círculos en mi vientre.

—Ojalá se quemen las galletas... Keisuke!~—

—Sigue gimiendo, grita mi nombre, princesa—

—Las galletas…—

—Follarte me llena más que las galletas—

—Solo apaga el horno— dije entre jadeos tratando de mantenerme en pie.

—Después que terminemos esto—

—Ahora—

A regañadientes salió de mí, y fue hacia el horno, me recosté en la encimera tratando de recuperar el aliento.

Rápidamente, regreso Baji y alineo la punta de su pene en mi entrada —ahora te vas a aguantar una hora más aquí, así que levanta bien ese culo—

—Vete a la mierda— me reí ante sus “órdenes” —maldito calenturiento—

—En ningún momento te negaste a que te la metiera, tú comienzas estos jueguitos y luego no te haces responsable— sus dedos acariciando mis pechos.

Ahora sus manos fueron a mi cuello y se amoldaron al tamaño de este —Dilo, sé que te encanta que haga esto— sus manos presionaron suavemente mi cuello —Keisuke! Joder ... Ahórcame~—

—¿Cuál es la palabra mágica?— lo mire molesta, siempre con su “dime la palabra mágica y lo haré”.

—Ahórcame de una maldita vez— su otra mano cacheteo mi trasero.

—Esa no es la palabra mágica, mi amor—

—A-ahórcame… por favor— su mano apretó fuerte, restringiendo mi respiración y se burló al oírme tartamudear.

—Mierda... K-Kei— sus caderas seguían empujando, su miembro hundiéndose hasta el fondo —Así es, nena— sus colmillos se incrustaron en mi piel.

One Shots || Tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora