Sanzu Haruchiyo - Stalker (2)

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Sus labios se movían suavemente con los míos, sus manos acariciando gentilmente mi cintura, mientras caminaba hacia la cama.

Sus labios besaron mi mejilla antes de dejarme caer en la cama, subió sobre mí y devoró mi cuello, su respiración era agitada, pero sus labios eran tan amables, su lengua recorría mi cuello dulcemente.

Se regresó hacia atrás, quitándose la camisa y tirándola en alguna parte de la habitación, quitó sus zapatos y subió una rodilla en la cama, mientras se acercaba lentamente hacia mí.

Cerré mis piernas, buscando que él no viera abajo de mi falda.

—No te haré nada que no quieras, no seas tímida, princesa— sus manos sobaban delicadamente mis muslos, de arriba hacia abajo a una velocidad tan lenta.

Abrí mis piernas dejando que él me viera —Eres demasiado linda, lo sabes, ¿no?— me avergonzaban sus comentarios.

Sus labios descendieron a mis muslos, llenándolos de besos y un par de chupetones —Sabes dulce y tu piel es tan suave, mierda… mi chica es tan perfecta~— sus dedos se colaron en mi falda y tomaron los bordes de mis bragas y las bajaron, dejando a toda vista mi intimidad, era vergonzoso.

Me miró un par de segundos, tratando de decir algo, era una mirada dulce, parecía como si fuera la última que vería esa noche.

Su lengua recorrió mis pliegues y se detuvo en mi clítoris, lamiendo en círculos y succionando.

—¡Haru!~— sus dedos moviéndose dentro de mí, curvándolos y moviéndose gentilmente.

—Haru…~— comenzó a lamer más rápido y continuar su ritmo.

Inconscientemente, apreté su cabeza con mis muslos y pareció gustarle, demasiado diría yo.

Sus dedos se movieron un poco más hasta que aquel nudo en mi estómago se deshizo.

—Ah~ ¡Haruchiyo!— sonrió satisfecho de haber complacido a su chica.

—¿Siempre eres tan sensible, linda? Te haré sentir aún más sensible, princesa-

Acerco más mis caderas hacia mí, se puso entre mis piernas y comenzó a restregar su erección en mí.

—¿Aún quieres continuar, linda?—

La única respuesta que le di fue un sonrojo.

—Lo tomaré como un sí, aunque desearía escucharte decir “fóllame, Haruchiyo”, pero no será en esta ocasión, tenemos muchísimo más tiempo para que aprendas un par de cosas, mi amor-

Bajo su ropa interior, vi aquella gran cosa.

Se burló al ver mi cara de sorpresa —Tranquila, no muerde, no hace daño, al contrario, hará sentirte en el cielo— dijo antes de guiñar el ojo y comenzar a restregar la punta en mis pliegues.

Siguió empapando su miembro con mis fluidos, mientras me besaba, sus labios saboreaban lentamente cada centímetro de mi cuello y sus manos jugaban con mis pechos.

Comenzó a meterlo, fue lento, tan lento, buscando no herirme, sus caderas se movían suaves, aún no estaba todo adentro.

—Ya casi, princesa~—

Finalmente, estaba todo adentro, mis ojos estaban entre cerrados, se sentía tan lleno y extraño, pero delicioso a la vez.

Si voz se quebró mientras jadeaba.

—Maldita sea, no sabes cuánto esperaba esto…de todo lo que me estabas perdiendo, mi chica…—

Sus manos fueron directamente a mi cintura y comenzó a embestir.

El sonido de nuestros jadeos, de sus bolas chocando contra mí y de su miembro deslizándose adentro de mí.

Haruchiyo era más ruidoso de lo que pensaba.

Sus jadeos, sus gemidos que gritaban, cuánto le gustaba la manera en que lo apretaba, sus manos aferrándose a mi cintura como si de ello dependiera su vida y su boca alimentándose con mis pechos.

Hundía su miembro en lo más profundo de mí y hundía su cara entre mis pechos.

—Desde hoy dormiré en estos— dijo lamiendo mis pechos —son tan suaves y dulces— mordió levemente mis pezones, haciéndome gemir.

Al oír mi grito se detuvo y comenzó a abrazarme —Perdón, perdóname, linda, no quería herirte, yo… yo…—

Lo abracé también —Está bien, me gustó…— su cara paso de culpa a felicidad en un segundo.

—¿Puedo volver a hacerlo?— simplemente asentí avergonzada.

Sus caderas chocaban con las mías y sus dientes jugueteaban con mis pechos.

Parecía un niño que acababa de encontrar su dulce favorito.

Sus dedos fueron a mi clítoris, se movían en círculos y sobaba rápidamente mientras su polla entraba.

Ahora sus manos corrieron hacia las mías, enlazando sus dedos con los míos mientras gemía y se sonrojaba, sus embestidas eran más rápidas y menos delicadas.

Agarro mis manos con una de sus manos y las llevo hacia arriba de mi cabeza, su lengua recorrió mi cuello y sus caderas cada vez se movían más torpemente.

Ambos estábamos cerca, mis piernas abrazaron su cintura.

Sus manos apretujaron mis muslos, casi hundiendo sus dedos en mi piel, lo cual dejó marca.

Nuestros jadeos eran demasiados, cada vez que él me oía gemir sus dedos apretaban aún más fuerte y trataba de ocultar sus gemidos.

—Linda… yo..ah~ mierda… voy a- su rostro estaba rojísimo y parecía que se derretía de vergüenza por el placer.

Sus caderas eran aún más torpes y tratando de resistir a soltar todo.

—Yo también voy a…— dije entre jadeos y tratando de terminar la frase sin que mi voz fuera jadeante.

Sus manos acariciaron mi clítoris y tomo mis piernas, llevándolas a sus hombros y hundiéndose nuevamente en mi interior, liberando su semilla, manchando las sábanas y hundió su cabeza en mi cuello, besando y respirando agitadamente.

—Te amo, ____— beso una última vez mi cuello antes de salir de mí y recostarse al lado.

Mirándonos fijamente, pero no era incómodo, se sentía dulce y cálido.

—Yo también te amo, Haru— dije antes de que cayéramos dormidos.

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Desperté de golpe con la respiración agitada.

Las mantas no parecían estar como estaban según yo.

Vi al lado de mi cama y ahí estaba Haruchiyo Sanzu, durmiendo placenteramente mientras abrazaba uno de mis peluches.

Debo estar loca, demasiado.

Soñar con él, soñar que tengo sexo con él, ¿acaso este hombre me ha hecho brujería? Como carajos voy a soñar eso, qué mierda…

Mucho menos soñar que le digo te amo, me estoy volviendo loca, dios.

—¿Dormiste bien, linda? Estabas hablando dormida, decías “Haruchiyo”— dijo sonrojado, imbécil porque te sonrojas —aunque no puedo negar que me gustó oírte llamarme por mi nombre, aunque fuera dormida— abrazo aún más mi peluche.

Es como un niño abandonado y a la vez un niño traumado que está obsesionado con obtener algo.

One Shots || Tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora