Un regalo especial

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A la mañana siguiente, ambos chicos se encontraban en la misma posición en la que se habían quedado dormidos. El rubio fue el primero en abrir sus ojos y darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Se puso muy rojo al recordar lo que había sucedido el día anterior por la noche.

—¡Me aferré a Shikadai y me dormí estando en sus brazos! Inojin tonto, ¿por qué hiciste eso? ¡Se supone que tienes que desenamorarte de él, no enamorarte más!—

El rubio volteó a ver a su amigo para darse cuenta de que este otro seguía dormido, así que se puso a admirar su apolíneo rostro y a recordar varias cosas —Dormido se ve muy guapo— Pensó.

Así siguió admirándolo y escuchando su respiración, para luego recordar algo que había sucedido la noche anterior. —Cuando me acurruqué en su pecho, sentí cómo su corazón latía más rápido de lo normal, ¿y si fuera yo el que le gusta, y no Sarada?— Se dijo a sí mismo, luego tomó una de las manos de su amigo y empezó a acariciarla —Cómo se nota que me hago ilusiones, pero es una buena teoría, además, él fue el que propuso abrazarme, aunque pudo haber sido solo para que un amigo no muriera de frío— Volvió a razonar.

El de ojos aguamarina estaba tan inmerso en sus pensamiento y tan centrado en acariciar la mano del azabache que no se dió cuenta de que el otro ya se encontraba despierto.

Shikadai no quiso interrumpir al más pequeño, así que fingió seguir durmiendo; sentía cómo el rubio lisonjeaba su mano con tanta delicadeza. Después, el de ojos aguamarina elevó la mano del contrario y la llevó hasta su rostro, para empezar a depositar pequeños besos en ella.

—Esta sensación es hermosa, en verdad amo todo de ti, Shikadai— Dijo el rubio en su mente, mientras seguía besando la mano del contrario.

El otro no pudo evitar sonrojarse ante tal contacto, intentaba no hacer ningún ruido para que el rubio siguiera en lo suyo, pero era inevitable, ¡el chico que le gusta estaba besando su mano de una manera tan...!

En eso, el ojiverde soltó un gemido a penas audible por el placer que le estaba causando la acción del menor, lo que generó que este último diera un pequeño brinco por el susto, soltando de golpe la mano del Nara. Luego se sentó en sus rodillas rápidamente y volteó hacia el lado contrario de la estancia del mayor.

—S-Shikaaaa, ¿ya despertaste?— Inojin estaba sumamente nervioso porque el otro lo había descubierto en el acto, pero intentó desviar un poco el tema.

—Si...— Fue la única respuesta que recibió del contrario.

En eso, el de Yamanaka escuchó cómo su mejor amigo se levantaba del piso para caminar unos pasos y detenerse justo en frente de él; el mayor se agachó, quedando en cuclillas para ver el rostro del rubio, el cual se encontraba completamente rojo.

—¿Acaso te avergonzaste por alguna razón en particular?— Preguntó el azabache con picardía. Quería cuestionarle algo sobre porqué el contrario besaba su mano, pero de igual forma, quiso evadir el tema para no hacer sentir más incómodo a Inojin.

—¿!Q-qué dices!? Ja, ya quisieras cabeza de piña, la verdad es que hace mucho calor— El menor creyó que su mejor amigo no se había dado cuenta de la acción que realizó.

Su corazón latía con fuerza, el susto y la emoción que le había causado escuchar el gemido del otro, se combinaron y no sabía cómo sentirse.

Rosas Japonesas. (Shikajin)Where stories live. Discover now