Celos y pistas

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Después de un no tan largo camino hacia Karunitasu, los chicos llegaron y pidieron una mesa, todo por petición de Chouchou. Desde que salieron, esa chica se estuvo quejando de que no habían podido llevar comida; al ser una misión en la que se estuvieran moviendo mucho, su equipaje debía ser lo más ligero posible, es por eso que la Akimichi solamente había cargado con una pequeña bolsa de papas, la cual se acabó antes de siquiera haber salido de la aldea.

Al entrar al restaurante, se sentaron en un gabinete, el cual tenía espacio para 6. Boruto y Mitsuki se sentaron del mismo lado, junto con Inojin, en ese orden, mientras que del otro lado se encontraba Chouchou sentada frente a Boruto, luego pasó a sentarse Sarada y en la orilla frente al de ojos aguamarina, se sentó Shikadai. El Yamanaka pudo observar cómo la azabache se acercó hasta la oreja del Nara y le susurró algo inaudible para el rubio, después vio cómo su mejor amigo se sonrojaba y cuando hizo contacto visual con Inojin, lo cortó al instante, agachando su mirada rápidamente, el azabache sacó su consola portátil y fingió estar jugando en esta.

—Shika sonrojado...¡por Sarada! ¿Porqué le tocó al lado de Shikadai? ¿¡porqué eligieron una mesa de 3 y 3?— Pensó el rubio cenizo. A él no le había agradado esa situación, ¡él quería estar al lado de Shikadai!

Estaba demasiado molesto como para pedir algo, así que dijo que lo que fuera estaba bien. Todos platicaban, mientras él miraba cómo Sarada volteaba a ver al Nara, mientras el último estaba clavado en el celular, la verdad es que Inojin no estaba poniendo nada de atención a la plática de los otros 3.

En eso, la chica de lentes volteó hacia donde se encontraba el de ojos aguamarina e hicieron contacto visual. Un contacto que no le hubiera gustado a la azabache haber hecho, ya que los ojos del Yamanaka parecían querer asesinarla. La chica tragó en seco y aunque lo intentó, no pudo cortar el contacto visual.

Después de eso, el rubio cenizo escuchó una voz por parte de un chico, era una voz que le encantaba escuchar, pero que en esos momentos, no le prestaba atención.

—¿Jin, me estás escuchando?—

El de ojos aguamarina seguía inmerso en sus pensamientos de querer gritarle a Sarada y decirle que dejara de ver a Shika; posicionó sus manos sobre la mesa, las entrelazó y empezó a clavar sus uñas en sus artejos.
En eso, sintió cómo dos manos se posicionaron sobre las suyas, solo así dejó de ver a la azabache, para girar su cabeza hacia el frente y, ver unos ojos llenos de preocupación. Esos ojos verdes que le encantaban, mostraban un sentimiento de angustia, y el rubio no sabía el por qué.

—Jin, tranquilo...¿estás bien?— Preguntó Shikadai un poco preocupado.

—Shika...— El rubio se quedó sin palabras, no esperaba ese contacto por parte de su mejor amigo.

Inojin no quería mover sus manos, ¡Shikadai las estaba tocando! Y ese contacto era tan cálido, cómodo y deseado por el menor, que pidió quedarse así por más tiempo, estar de esa manera le transmitía mucha seguridad y dejó de pensar en que Shikadai tenía algo con Sarada, bueno, en que pudiera gustarle esa chica...pero no todos los deseos se cumplen, la comida había llegado y el mesero de cabellos morados no quería interrumpir ese momento, pero sus brazos se estaban cansando, así que carraspeó y esto llamó la atención de todos en la mesa.

—Disculpen, debo dejar la comida en la mesa, les pediría de favor si pudieran mover sus manos— El mesero intentó verse lo menos incómodo posible ante la situación.

Al darse cuenta de esto, Shikadai e Inojin voltearon a ver sus manos y rápidamente las movieron de la mesa, acercándolas a sus pechos respectivamente, estaban completamente rojos, pero por la vergüenza, no se dieron cuenta de la reacción del otro. El mesero dejó la comida en la mesa, era una parrillada de diferentes tipos de carnes. Todos miraron la comida, agradecieron al mesero y este se retiró. Posteriormente, se dijeron buen provecho y 5 de ellos empezaron a comer, pero el sexto...

—Tranquilo Jin, se que no te gusta la carne grasosa, pero como estabas muy distraído, Chouchou pidió lo que quiso, ya sabía el tipo de cortes que pediría, es por eso que te he ordenado algo diferente— Shikadai miró a su mejor amigo mientras comía algo de carne.

En eso, el mismo mesero de esos pelos que resaltaban bastante por su color y apariencia puntiaguda, regresó con una orden de takoyaki y la dejó frente al rubio.

—Que lo disfrute— Le dijo sonriendo, y pasó a retirarse.

—Shikaaaa, ¡¡en verdad te acordaste de mi comida favorita!!— Dijo el de ojos aguamarina con una sonrisa que no pudo ocultar.

—Obviamente Inojin, cómo se me olvidaría lo que le gusta a una de las personas más importantes en mi vida— Dijo el Nara volteando a ver al menor.

Inojin estaba extremadamente feliz, ¡era una de las personas más importantes para Shikadai!, él mismo lo había dicho. El rubio no pudo ocultar nada, así que se tapó la cara con sus manos mientras sonreía como loco. Obviamente, el azabache no vio nada extraño en su amigo, si, estaba demasiado ciego, pero los demás se percataron y voltearon a verse entre ellos con miradas pícaras.

—Bien chicos, ya, a comer para seguir con la investigación, solo estamos perdiendo tiempo y tenemos que descubrir el caso— Mencionó Sarada con un semblante serio.

Inojin destapó su cara para mirarla, y aunque ya se le había pasado el enojo, no pudo evitar verla con un poco de molestia. Le aterraba pensar el simple hecho de que a ella le gustara Shikadai, pero no se lo iba a quitar, el rubio se abriría una oportunidad contra esa chica.

Después de varios minutos, todos habían terminado de comer, así que pidieron la cuenta. Cuando el mesero de pelos morados llegó a la mesa, les hizo una pregunta muy indiscreta.

—Oigan, ustedes son Shinobi de Konoha, ¿no es así?, lo digo por sus bandanas— Dijo el chico con mucha duda.

—¿Si? ¿Qué necesita?— Preguntó Boruto.

—Bueno...es que hasta hace unos días, venía un escritor a comer muy seguido, los martes y sábados a las 4 de la tarde, para ser precisos y recuerdo que dijo que era de la aldea de la hoja, pero un día, dejó de venir y se me hizo muy extraño— dijo el de cabello morado intentando no verse tan entrometido.

—¿¡Conoce a Habakotoba!?— Preguntó la chica de lentes levantándose de su lugar muy exaltada.

—Es verdad, ¡así se llamaba! Si, lo conocí, siempre que venía, a mi me tocaba atenderlo. Laverdad es que era una persona muy simpática, pero a veces se pasaba de buena gente y empezaba a hablar y preguntar de más, es por eso que muy pocos de mis compañeros lo soportaban y siempre me mandaban a atenderlo a mi; a propósito ¿porqué saben de él?—

Los chicos le empezaron a contar sobre la desaparición del escritor, y que ocupaban más información acerca de él para descubrir lo que le había pasado. El chico con gusto ofreció su ayuda y les dijo que esperaran a que acabara su turno. Así que eso fue lo que hicieron, esperaron unas 2 horas dentro del restaurante, hasta que el mesero terminó de trabajar para poder hablar con el.

Palabras: 1247

Pues...si, tenía que acabar el capítulo y no quiero hacerlos tan extensos (luego me pongo como loca a escribir) por eso lo acabo así.
Gracias a los que han seguido hasta aquí la serie, nos vemos en el próximo capítuloooo.

Rosas Japonesas. (Shikajin)Where stories live. Discover now