Estaba segura de que el color rojo de mis mejillas era equivalente al de un tómate pero también sabía que ella no lo notaría porque sus ojos seguían en el mismo lugar.

"Celos de mis propios labios que podían tener su mirada en ellos"

Esa fué la primera interacción que tuvimos y la que nos permitió acercarnos de alguna manera, yo seguía en el intento de controlar los nervios debido a su intensa mirada y disimulando un pequeño malestar cuando mis labios se sentían traicionados porque otros habían llamado su atención.

...

Un día cualquiera entré a la biblioteca por primera vez, la profesora de inglés insistía en que debíamos hacer actividades de un libro que claramente no tenía, así que fuí a buscar una copia y antes de irme divisé a la distancia, muy escondida y absorta del mundo a la pequeña y extraña Son Chaeyoung leyendo con su típica expresión de seriedad.

No pude evitar acercarme, por lo que solo me senté a su lado, comencé a ojear el libro de inglés e hice un comentario al azar.

—¿Vienes aquí seguido?

—Mucho más que tú

—Yo no vengo nunca

—Tal vez por eso no estás guardando silencio, es la biblioteca

—Sí y al parecer tú eres una aguafiestas

—Digamos que no es lo más coherente estar en euforia en una biblioteca

—¿Quién necesita coherencia?, estás en un paraíso de tramas llenas de locura ¿Podría ser un comediante en la sección de misterio?

Intenté hacer un tonto comentario relacionado con los libros pero en lugar de crear un ambiente divertido su respuesta me hizo querer rodar los ojos.

—Por supuesto, luego te secuestran, guardas silencio y me dejas leer

Iba a resignarme, ella no estaba dispuesta a ceder y conversar conmigo en ese momento pero no me rendí.

—Y bueno, ¿qué es tan interesante? ¿Un libro sobre la anatomía de los labios?

Y lo logré, una sonrisa se formó lentamente en su rostro y también conseguí un milagro. Me miró. Con sus increíbles ojos. Con diversión. Más de un segundo. Me sentí muy bien.

Desde entonces mis idas al lejano rincón de la biblioteca se volvieron más recurrentes. A veces solo la molestaba, como esa vez que me dediqué a voltearle la hoja que estaba leyendo una y otra vez hasta conseguir una mirada que reflejaba molestia o esa vez en que empecé a leer en voz alta confundiendo su lectura y gané su mirada de frustración o cuando simplemente hacía comentarios al azar solo con la intención de que volviera a mirarme.

Otras veces ella se rendía por mi parloteo y terminamos conversabamos de cualquier tema que nos permitía compartir sonrisas y algunas carcajadas bajas para no hacer enojar a la bibliotecaria. Y finalmente, las veces menos frecuentes en las que ella solo miraba mis labios y yo fingia distraerme con cualquier otra cosa para no mirarla y sentir que moría.

Una de esas tardes se me ocurrió dejar salir mis pensamientos una vez más y transformarlos en una interrogante. Tal vez fué ahí cuando empezó verdaderamente la historia.

—¿Alguna vez besaras a alguien en realidad? Desear tantos besos es extraño... Podría ser una decepción y tu obsesión terminaría

Al principio creí que jamás debería haber preguntado algo como eso porque el caos se desató. De alguna manera la presión y el nerviosismo que su hábito causaba en mí me llevó a proponerle que nos besaramos. Sí, así de sencillo, como si fuera lo más normal del mundo y como si no tuviera miedo o en realidad quisiera hacerlo.

Me arrepentí apenas me dió una respuesta afirmativa después de haberse resistido bastante, pero me empeñé en conseguir su beso y lo más impactante era que sería su primer beso, nada especial, nada mágico porque después de todo yo había dicho "En realidad yo no te gusto a tí ni tú a mí ¿Qué podría pasar?".

¿Qué podría pasar?... "Arruinarte a tí misma por completo por ejemplo Mina"

No dejé de pensar en ello y tuve que disimular mi demencia con aparente despreocupación. Besaría a Chaeyoung, una chica, una chica que siempre me llevaba a sentirme nerviosa, no podía creerlo, quería escapar.

No pude dormir y esperaba que el reloj se detuviera para no tener que besarla. O sea, ella era hermosa pero no entendía por qué ese repentino deseo de querer besarla a ella precisamente.

¿Me había vuelto un poco loca?

¿Un poco?

No parecía que hubiera otra respuesta que un "Sí, te volviste completamente loca", pero no lo entendía porque ella no me gustaba.

Pero el pasado puede ser pisado...

e y e s - MichaengWhere stories live. Discover now