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Los gemidos terminaron un poco después y para ese entonces Rebekah estaba lejos de la oficina, ocultando su vergüenza lejos de la puerta para que al salir, no tuvieran que vivir aquel momento incomodo que estaba segura, todos querían evitar. 

La sala de juntas estaba completamente vacía cuando entro, por lo que rápidamente comenzó a preparar las carpetas y copias que debía estar listas. La junta con Corona era de más importante y ella estaba comprometida en cuidar cada uno de los detalles. Acomodo las carpetas y verificó las dispositivas, justo antes que la presencia de Cipriano la hiciera saltar en su lugar, justo cuando su mano chocó fuerte en su trasero, haciéndole tirar la pila de papeles que tenía entre sus dedos. 

— Cipriano, por el amor de dios, vas a darme un infarto —, se quejo, colocando su mano en su pecho, intentando regularizar su respiración. 

El moreno sonrió y tomo la cintura de su esposa para besarla, de manera profunda y poco habitó en el. La mujer sonrió y envolvió sus manos en su cuello, acariciando su pecho y acomodando su corbata bordo mientras relamía sus labios antes de alejarse, logrando que sus ojos azules lo observarán con un misterio oscuro en ellos. 

Los ojos marrones de su esposo brillaban tanto como sus labios. 

— ¿De dónde has sacado esa falda? —, murmuró el hombre y entonces ella alzó las cejas, riéndose suavemente al notar que su mirada seguía oscura. 

— La he tenido desde siempre, me la has visto ciento de veces, cariño —, murmuró, mirando hacia afuera, esperando que nadie hubiera visto aquel encuentro, sin embargo, luego del griterío del jefe y su novia en la oficina, no creía que aquel beso fuera exactamente el tema de conversación en los pasillos de la empresa. 

— Te hace un culo increible. He escuchado a mis compañeros hablar de la nueva asistente de Styles. Creeme que casi les hago pagar —, murmuró su esposo, apretando su culo con ambas manos mientras la apoyaba ligeramente contra la mesa de juntas. 

— Cariño, no creo que esto sea apropiado —, susurro la mujer, aunque moría por dentro por cada segundo que el la tocaba. Dejándola deseando por más. — Puede entrar cualquier persona. Estoy segura que tu secretaria andara por aqui. 

— No, ella no está. Está de vacaciones, así que no creo que nadie ande husmeando. Además, no debería importarles lo que haga con mi esposa ¿o si? —, le dijo el hombre, mientras la sentaba en la mesa, haciendo que la mujer lo mirara sorprendido. 

— Bueno, ella está de vacaciones pero yo no, ciertamente. —, la voz y el acento británico de Harry la hizo ruborizarse inmediatamente. Dio un pequeño salto hacia el suelo y luego acomodó su falda, comenzando a levantar los papeles que estaban en el suelo. 

— Amigo, me has arruinado un buen polvo. —, dijo Cipriano, haciendo que las orejas de Rebekah hirvieran. 

— Lo siento, pero debo robarte a tu esposa para la junta, así que espero que sepas entender y esperar hasta la noche. 

Ambos hombres se abrazaron un segundo, palmeándose suavemente la espalda antes de alejarse y mirar a la mujer, que habia comenzado a trabajar una vez mas, ocultando sus mejillas tras las cortinas de cabello castaño que caían a cada lado de su rostro. 

— Los idiotas de marketing están babeando por mi esposa, asi que mas te vale que este juego de la secretaría termine pronto. No quiero que la estén viendo tanto —, murmuró el esposo de Rebekah y entonces Harry rió suavemente, murmurando algo que no llegó a los oídos de Rebekah, sin embargo logró que Cipriano golpeara suavemente el hombro de su amigo. 

La morena salió, bajo la mirada del par de amigos y entonces recibió a los representantes de Corona, preguntándole sobre sus preferencias respecto a su café y alguna cosa que necesitaran, mientras los guiaba hacia la sala de juntas, en donde Harry, solo, los esperaba. 

illicit affairs | Harry StylesWhere stories live. Discover now